Niños trabajan con un ordenador en clase© Getty Images

Nuevas tecnologías

María Zabala, especialista en tecnología: ‘La tecnología en el aula no va a hacer al niño más o menos listo’

En la entrevista que le hemos hecho, subraya que no toda la tecnología es igual y que las familias deben implicarse en el tipo de tecnología y de contenidos digitales que ponen al alcance de sus hijos


19 de marzo de 2025 - 7:00 CET

El acceso a las nuevas tecnologías y a la infinidad de contenidos albergados en Internet y en las redes sociales hace que nos cuestionemos la idoneidad del acceso de los niños y los adolescentes tanto a Internet y a las redes en sí como a los dispositivos tecnológicos. Por ello hemos hablado con María Zabala, especialista en tecnología y sociedad digital, con motivo del evento Creciendo en la era digital, organizado recientemente por Google en Madrid, en el que Zabala moderaba la mesa redonda Retos y oportunidades de crecer en entornos digitales. Hablamos con ella al terminar el evento y nos puso de manifiesto la necesidad de dejar de demonizar la tecnología en sí y de poner el foco en las herramientas y recursos que las familias tienen a su alcance para favorecer el uso responsable de los dispositivos por parte de sus hijos.

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 Necesitamos que las familias, además de tener muy fácil el acceso a los mensajes del pánico, tengan muy fácil el acceso a los mensajes de cómo perder el miedo a configurar el móvil de sus hijos

María Zabala, especialista en tecnología y sociedad digital

1. Es una realidad que nuestros hijos viven, queramos o no, en una sociedad digital. ¿Qué es lo primero que las familias deberían tener claro acerca de esta realidad?

Yo creo que lo primero que tenemos que tener en cuenta en las familias es que hay que abandonar el discurso de “uy, a mí esto me ha pillado mayor, esto no lo había en mis tiempos”. Hay muchos padres por encima de los 30 que todavía nos agarramos a eso, y eso lo que dificulta es la implicación. Es decir, si tú piensas que tus tiempos fueron otros y, por lo tanto, no entiendes de estos, es muy difícil que bajes a la realidad de tus hijos. La realidad es que, si estamos vivos en nuestros tiempos y que nosotros utilizamos productos y servicios digitales constantemente, incluso aunque no estemos en redes sociales, por trámites públicos, por trámites de salud, por gestiones logísticas, por trabajo, por compra, por ocio, por aprendizaje, por información... Lo importante es que entendamos que también son nuestros tiempos.

Así podremos implicarnos a tres niveles: el material, que es pensar bien qué tecnología pongo en manos de mis hijos, porque no toda la tecnología es la misma, no todos los dispositivos son iguales; una implicación funcional (si le voy a dejar utilizar algún tipo de tecnología digital, cómo la preparo para él, cómo la configuro, qué tipo de contenidos elijo, qué tipo de entornos voy a abrir para que los utilice); y una tercera implicación, experiencial, que es ir compartiendo las experiencias que nuestros hijos vayan viviendo en esos entornos desde que son pequeños y conforme van creciendo. Creo que esto es lo más importante que tenemos que tener en cuenta las familias más allá de tiempo, móviles, redes, pantallas. Esas tres cosas, igual que hacemos con otros aspectos de la educación, debemos implicarnos en estos tres niveles.

2. La Asociación Española de Pediatría ha señalado que no es conveniente poner frente a las pantallas a los niños menores de 6 años porque perjudica su desarrollo. ¿Cómo compaginar esta recomendación, que suscriben muchos psicólogos infantiles, con la realidad, que es que nuestros hijos van a tener que convivir con las nuevas tecnologías?

El pánico es legítimo y es consecuencia directa de muchos años de inercia en los que muchas familias, por distintas razones, hemos ido abriendo mucho acceso indiscriminado de nuestros hijos al mundo de Internet sin necesariamente acompañarlos, por lo que se han producido muchas situaciones de exponerse a riesgos innecesarios o de malas experiencias. De los años de inercia, llegan los años de pánico.

Por otra parte, las recomendaciones de los profesionales sanitarios no son nuevas ni de hace un año; son de hace mucho, no en España, que han llegado un pelín tarde, sino en otros países. Y esas recomendaciones no se basan en que la Ciencia haya evidenciado que la pantalla provoca problemas, porque eso no es lo que dice la Ciencia; lo que dice la Ciencia es que si tú permites que un niño deje de hacer cosas fundamentales para sus años de crecimiento (manipulación jugando, la interacción con otras personas, un buen descanso, estar al aire libre...) y eso lo sustituyes por pantallas, algunos hitos del desarrollo en la infancia se va a producir más tarde. Esto es lo que dice la Ciencia y las recomendaciones de los profesionales sanitarios, por lo tanto, no son “no hagas esto porque el niño va a ser infeliz”, no. Te dicen “intenta que el niño tenga una infancia equilibrada”.

Y, efectivamente, los primeros años mejor no recurrir a la tecnología como niñera porque no te dicen “evita a toda costa que el niño haga una videollamada con su abuela, si la abuela vive en Canarias” o “evita de todas las maneras que tu hijo coja tu móvil para ver fotos o vídeos de su hermana cantando”. No dice eso; lo que dice es que intentemos no utilizar la tecnología como chupete, como niñera o como entretenimiento de consumo pasivo, porque si no el niño se acostumbra a que una pantalla es un calmante y luego ve tú a decirle al adolescente de 14 que intente ser creativo y responsable y que busque un equilibrio. Por eso las recomendaciones.

Un niño de 9 años con libertad total para decidir lo que hace, lo que ve y lo que consume, claramente puede ser perjudicial

María Zabala, especialista en tecnología y sociedad digital

¿Es posible conciliar ambas posturas? Sí, porque la primera pregunta que tenemos que hacernos como padres, aunque es muy difícil por el ruido constante, es si todo esto de las pantallas nos genera pánico, problema y, por lo tanto, me lo quiero quitar de en medio (y que me lo prohíban, por favor) u oportunidad. Y la única manera de entenderlo como oportunidad es con nosotros mismos, preguntándonos qué hacemos con la tecnología, qué nos aporta, qué nos roba.

A partir de ahí, esto es lo que yo voy a tratar de compartir con mis hijos a través de experiencias. ¿Es fácil? No, pero es como cuando quieres que tus hijos aprendan a comer de todo: el hecho de que tienen que comer frutas y verduras no implica que tengan que desaparecer los donuts. Implica que tus hijos tienen que aprender a preferir, la mayor parte del tiempo, verduras y frutas a donuts, aunque a veces se tomen un donut. Y, para eso, en casa tienen que tener frutas y verduras y verte a ti comer frutas y verduras.

¿Problema? Las frutas y las verduras son más caras que el donuts, por lo que hay un problema de base que no es digital, que también es estructural de la sociedad: hay muchas familias en las que no hay tiempo ni un fácil acceso a recursos para informarse, por ejemplo, sobre cómo funciona Family Link de Google, que te permite configurar el móvil de tu hijo y cualquier uso de otros dispositivos. Necesitamos que las familias, además de tener muy fácil el acceso a los mensajes del pánico, tengan muy fácil el acceso a los mensajes de cómo perder el miedo a configurar el móvil de sus hijos, por ejemplo.

María Zabala, especialista en tecnología© Google
María Zabala, especialista en tecnología, en el evento ‘Creciendo en la era digital’, organizado por Google en Madrid

3. Cada vez se habla más de prohibir, de retrasar la entrega de dispositivos móviles a los niños y a los adolescentes. ¿Es esto una solución?

Yo respeto que haya familias que se pongan de acuerdo en un barrio, en un colegio, en un pueblo o en una ciudad para no dar el móvil hasta los 10 o hasta los o hasta los 35. Me parece fenomenal. Y entiendo además que debe haber regulación en muchos aspectos (como ya la hay). Por otra parte, ¿a partir de en qué momento un menor de edad puede consentir en el tratamiento de sus datos o acceder a según qué productos y servicios digitales que claramente no están diseñados para menores de edad? Aquí el problema es que, a lo mejor yo le he dado o voy quiero dar el móvil a mis hijos a según qué edades, porque estoy dispuesta a hacerlo de una determinada manera, pero un móvil no es una sola cosa; un smartphone no viene por defecto con redes sociales instaladas.

Muchos padres que quieren prohibirlo, lo siento, pero no han aprobado 1º del mundo de hoy. Si tu hijo tiene un smartphone conectado a Internet pero con muy pocos datos móviles y, fuera de casa, se le acaba Internet enseguida y, si en casa tiene la conectividad al router y a internet limitada porque tiene, por ejemplo, Family Link u otras funcionalidades, no se puede descargar aplicaciones de redes sociales salvo que lo haga a escondidas y entonces el problema no es digital.

Ahora ya no tenemos solo una vida analógica; prácticamente todos tenemos también una vida digital y hay que aprender a ser responsables con todo el alcance de la palabra, en los dos ámbitos

María Zabala, especialista en tecnología y sociedad digital

El acceso es gradual y la autonomía es progresiva. Si tu hijo hace trampas, tendrá que saber que hacer trampas está mal, aunque no le pille. Aquí lo que quieres es que te quiten el problema. Francamente, es muy cómodo. Lo respeto y es legítimo porque viene de muchos años de mucha inercia y de niños muy pequeños con smartphone en sus manos sin ningún tipo de limitación. Y eso es peligroso. No por el móvil en sí, sino porque un niño de 9 años con libertad total para decidir lo que hace, lo que ve y lo que consume, pues claramente puede ser perjudicial.

El problema es darle a un menor un móvil sin ningún tipo de configuración, sin ningún tipo de normas, sin ningún tipo de implicación por parte del adulto. Lo respeto, pero creo que no es la solución. No creo que haga falta legislar, que no se pueda dar un smartphone antes de los 16, entre otras cosas porque hasta el día de hoy, en el que el Reglamento General de Protección de Datos vigente de Europa y en España, que habla de que por debajo de los 14 un menor no puede consentir en el tratamiento de datos. Eso nos permite que, si un menor accede a productos y servicios por debajo de los 14, le puedo crear un perfil, una cuenta de usuario de menor de edad y, por lo tanto, implicarme yo en lo que sea que descarga. Y, si los menores no van a poder acceder a productos y servicios digitales con un smartphone hasta los 16, probablemente yo eso ya no lo puedo hacer y pierdo muchas ventanas educativas. Es mi opinión personal.

4. ¿Cómo guiar a los niños y a los adolescentes a acercarse a la tecnología y abrirles la puerta a que el día de mañana estudien carreras STEM?

Bueno, es que se están mezclando tantos debates que son muy diferentes unos de otros, que en el fondo ni ayudamos a los niños y adolescentes ni ayudamos a las familias. Porque un debate es el de cómo relacionarte con la tecnología y tratar de fomentar un uso creativo para que luego, a posteriori, en la edad adulta estudien carreras con aparentemente más futuro; otro debate es móvil antes o después; otro debate es móvil personal del niño en el colegio; otro debate es no tiene que haber o sí tiene que haber tecnología educativa en las aulas; otro debate es pantallas cero o no cero... Cuando el niño está creciendo son tantos debates diferentes... ¿Las redes sociales son buenas o malas? Es que son muchas cosas, porque tecnología no es una cosa, un móvil no es una cosa; al final lo digital lo permea todo. Tenemos que intentar empezar a entender que algunos conceptos hay que empezar a cambiarlos para que realmente la divulgación sirva de algo.

5. ¿Cómo debería ser un uso responsable de la tecnología por parte de un menor? ¿Cómo podemos los padres inculcárselo?

Enseñando a nuestros hijos a ser responsables no solo en el mundo digital, si no a ser responsables en general. Porque, al final, ser responsable es asumir las consecuencias de tus acciones, buenas o malas, respetar a los demás, respetarte a ti mismo y, si te encuentras algo, plantearte si es verdad o no antes, por ejemplo, de difundirlo; ser capaz de protegerte, ser capaz de cuidarte, hacer un uso equilibrado. Todo eso es de ser persona responsable. No, no en Internet, sino en general, porque ahora ya no tenemos solo una vida analógica; prácticamente todos tenemos también una vida digital y hay que aprender a ser responsables con todo el alcance de la palabra, en los dos ámbitos. Y quizás eso es lo que tenemos que tratar de inculcar a nuestros hijos también, dejando de diferenciar lo digital de lo real, porque forman parte de lo mismo.

6. La IA ha irrumpido para ampliar el debate en torno a Internet y menores de edad. ¿Qué es lo que los padres debemos saber al respecto? ¿Qué riesgos implica para los niños y los adolescentes?

Estamos todavía en los albores. Yo creo que traerá riesgos y traerá oportunidades y, lo más importante, poco a poco ir sabiendo si nuestros hijos saben algo ya de esto, si lo están usando o no y para qué. Y si no, tratar de seguir a gente de nuestra edad que esté hablando sobre esto o a jóvenes que hablan de una manera muy sencilla y fácil de entender sobre distintos aspectos del mundo tecnológico que nos rodea. Tratar nosotros de ir perdiendo el miedo a que nos hablen sobre estos temas.

A mí esto también me cuesta. Es verdad que a veces produce mucha pereza, pero yo creo que tenemos que hacer el esfuerzo de perder el miedo o perder la pereza o ir a hablar de estas cosas porque son nuestros tiempos también. Y si estamos vivos, dentro de cinco años vamos a usar inteligencia artificial, aunque no usemos una IA generativa de moda. Vamos a usar lo que ya estamos usando, de hecho. Es decir, si tú ves una serie en Netflix, la ves porque el algoritmo de Netflix tiene inteligencia artificial. Hay que perder el miedo a perder la pereza.

7. ¿Es necesario retirar cierta tecnología de los centros educativos?

Te diría dos cosas: una, la tecnología educativa, la tecnología en el aula, no va a hacer el niño más o menos listo; sigue dependiendo todo del programa curricular del método, o sea, de la aplicación pedagógica, de la tecnología y del profesor. Por tanto, quitarla o no quitarla no va a ser lo que haga que nuestros niños aprendan más y mejor.

Y en segundo lugar, te diría que la escuela es un entorno que democratiza muchas cosas. Hay muchos entornos socioeconómicos en los que, si quitas la tecnología de las aulas, esos niños irán a casa y tendrán otros dispositivos conectados a Internet con los que conocer el mundo. Y en otros hogares eso no existirá y estarás quitando oportunidades a unos niños por el hecho de haber facilitado la convivencia. Por eso, igual que a lo mejor no se ha pensado lo suficiente en cuánto y para qué introducir la tecnología educativa en las aulas, creo que ahora sí merece la pena pensar bien, si la vamos a reducir o eliminar, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo? 

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