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Lolita Bosch (@lolista.bosch, en Instagram) es una autora polifacética. Doctora en Filosofía, novelista, periodista y educadora, entre otros, acaba de publicar Stop el bullying (Ed. Diana), una guía de acción que se focaliza en prevenir la situación antes de que todo comience, además de detectar y combatir el acoso escolar de manera temprana. En su obra, dirigida a adultos que están en contacto con niños habitualmente, pero también a adolescentes, aborda temas tan importantes como la restitución a la víctima y el modo de canalizar las actitudes del acosador. Hemos charlado con ella.
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Siempre me dicen que el menor acosado no tiene que abandonar el centro porque es injusto. Pero el menor acosado, normalmente, no quiere defender la justicia, sino estar bien. Tienen derecho a continuar la vida como su familia considere más oportuno
¿Por qué, pese a las distintas campañas de concienciación que hay, el 'bullying' sigue tan presente en nuestro día a día?
Porque las campañas son para detener el bullying y no para preverlo. Actuar para detener el bullying, obviamente, es necesario. Pero es mucho más importante trabajar para que no necesitemos llegar a eso.
¿Cómo diferenciar los conflictos entre estudiantes de lo que es realmente el 'bullying'?
El bullying es un maltrato sistemático e intencional contra una persona, que tiene una duración en el tiempo. Tienen que cumplirse estos cuatro requisitos para que lo que esté ocurriendo sea bullying. Pero este es el principal problema, que no sabemos muy bien qué es, y cuando toca a la puerta de casa, sentimos mucho miedo de que algo pueda ir fatal. Pero es evitable, absolutamente.
¿Cómo debe reaccionar el entorno cuando percibe las primeras señales de que el niño puede estar siendo acosado?
Primero, verificándolo. En nuestra página web www.stopbullying.help hay una lista de indicadores que se pueden descargar para comprobar si nuestro hijo o hija sufre, o hace bullying. Porque tenemos miedo de que hagan bullying a nuestras hijas e hijos, pero también debería preocuparnos que lo hagan ellos. Proporcionalmente, hay más acosadores que acosados.
El papel de los padres del acosado, ¿cómo debe ser con respecto al acosador y a su familia?
Las familias de los acosadores lo pasan muy mal, y ellos y ellas a la larga también. Algunos presentan secuelas de por vida. En nuestra página web, con acceso gratuito, hay una serie de recursos que pueden ayudar a que un menor que acose sea escuchado, que es lo que necesita. La violencia es un lenguaje y tras socorrer a la víctima, hay que ayudar a la persona que acosa. Que a fin de cuentas es un menor con un conflicto que no sabe resolver.
Recomiendas que el niño acosado escriba sobre lo que ha sucedido y sobre cómo se siente. ¿Cómo le ayuda esto?
Depende de cada uno. En el Campus Lolita (www.campuslolita.com) estamos seguras de que la expresión es el contrario de la depresión. Pero cada quien encuentra una manera de expresarse que le es propia. Nosotras tenemos cursos y, sobre todo, y esto lo recomiendo muchísimo, recorridos virtuales para menores de 5 a 16 años para que puedan transitar su forma de expresarse y decir qué les pasa y qué necesitan. Aunque como novelista tengo que decirte que escribir siempre ayuda. En todo.
¿Cuándo es necesario que, ante el acoso, el niño reciba ayuda profesional?
También depende del caso y de lo que se considere ayuda profesional. Si te fijas, siguen siendo conceptos un poco vagos. Cuando una familia se entera de que a su hija o hijo le están haciendo bullying no sabe muy bien qué tiene que hacer ni a quién recurrir. Insisto en que visiten nuestra web porque hay también recursos para todo el Estado. Las competencias educativas, en muchos casos, son autonómicas. Así que si la ayuda profesional empieza por la escuela, depende de dónde esté el menor que sufre el acoso. Pero todos estos protocolos y caminos están en la web y, sobre todo, en el libro.
En tu libro hablas de la restitución a las víctimas, ¿cómo debe ser, teniendo en cuenta que muchos conviven con ese trauma en la edad adulta?
De entrada, cuando hacemos daño a alguien debemos asumirlo y pedirle perdón. Este es el primer derecho de las víctimas. Pero además, tienen derecho a continuar la vida como su familia considere más oportuno. Siempre me dicen que el menor acosado no tiene que abandonar el centro porque es injusto. Pero el menor acosado, normalmente, no quiere defender la justicia sino estar bien. Y sería cosa de preguntarle. Yo, por ejemplo, como madre soltera, tengo puntos a la hora de elegir escuela pública para mi hija. Y creo que las víctimas del bullying –e incluyo a los acosadores– también deberían tenerlos.
Gran parte del acoso sucede en el entorno escolar, aunque luego se amplifique a través del móvil o las redes sociales. ¿Qué es lo que no debe faltar en un centro educativo para luchar contra el 'bullying'?
Información y un protocolo. Y la verdad, me sabe mal decirlo, pero no lo tienen. Yo, como madre, cuando inscribo a mi hija a una escuela, sé qué comerá, qué clases tendrá y qué comportamientos serán o no tolerados. Pero nadie me dice qué protocolo se aplicará si pasa algo. Así que cuando las familias me preguntan cómo elegir una escuela en la que no haya bullying, les digo que eso es lo que les contestarán en la mayoría de las escuelas en las entrevistas: 'hemos registrado pocos casos', 'lo hemos detenido a tiempo'… No es ningún cinismo, es verdad.
Pero esta no es la pregunta, la pregunta que tienen derecho a hacer las familias y que tienen derecho a contestar las maestras –y, por lo tanto, tienen derecho a recibir toda la información y recursos para poder contestarla– es: ¿Qué se hace en este centro cuando se detecta un caso de bullying? Aunque yo, nosotras, en el Campus Lolita, queremos ir mucho más allá y que la pregunta pueda ser: ¿Qué se está haciendo en este centro para prevenir la violencia antes de que ocurra?