El inicio de la alimentación complementaria suele venir acompañado de infinidad de dudas y, en ocasiones, hasta de cierta angustia por parte de los padres. ¿Qué alimentos dar al bebé?, ¿cuáles son peligrosos para él?, ¿cuál es la cantidad adecuada? De todo ello hemos hablado con Inés del Arenal, bioquímica y bióloga molecular especializada en nutrición por el King’s College London y fundadora de la plataforma Nutration (@nutreation), de asesoramiento nutricional. La dietista-nutricionista nos da las claves tanto para iniciar la alimentación complementaria correctamente como para seguir haciéndolo a medida que esta se instaura y el niño crece.
Un exceso de proteína puede aumentar el riesgo de obesidad más adelante en la vida de del niño, puede suponer una sobrecarga renal, puede aumentar el riesgo de cualquier enfermedad cardiovascular, de desarrollar una diabetes mellitus...
¿Qué deben tener en cuenta los padres que estén empezando a dar los primeros pasos en alimentación complementaria con su bebé?
Es un proceso que requiere paciencia y tranquilidad por parte de los padres porque es también un proceso de aprendizaje, sobre todo, cuando es el primer hijo y primera alimentación complementaria. Tenemos que tener muy presente que debemos llevarlo a cabo sin prisa, pero sin pausa, porque son muchísimos alimentos a incluir en un periodo bastante escueto. Hay que ir con tranquilidad y no agobiarnos demasiado, pero no acomodarnos.
Sobre la seguridad alimentaria, hay que tener en cuenta qué alimentos hay que evitar durante el primer año, qué alimentos pueden ser alergénicos, estar atentos a las señales del bebé en cuanto a aceptación de alimentos... y, sobre todo, pedir ayuda si vemos que se nos queda grande el tema y asesorarnos para poder hacerlo bien.
¿Qué nutrientes son los más importantes al inicio de la alimentación complementaria?
Hay que tener un poco en cuenta todos los macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y grasas). En las proteínas es en lo que más me suelo centrar, porque hay que tener muchísimo cuidado con la cantidad de proteína que se le ofrece al bebé. Un exceso de proteína puede aumentar el riesgo de obesidad más adelante en la vida de del niño, puede suponer una sobrecarga renal, puede aumentar el riesgo de cualquier enfermedad cardiovascular, de desarrollar una diabetes mellitus... Todo esto por ofrecer demasiada proteína al niño.
Es el macronutriente en el que creo que más educación se necesita para conocer las cantidades recomendadas, que en una primera etapa, cuando estamos empezando la alimentación complementaria, pueden ser unos 30 ó 40 gramos de carne, 40 ó 50 gramos de pescado, un huevo de talla pequeña... En el tema de las proteínas vegetales, como pueden ser las legumbres u opciones como el tofu u otros derivados, no tenemos que ser tan restrictivos, pero con carnes, pescados y huevos, solo hay que ofrecer una dosis al día en esas cantidades que te he comentado.
En cuanto a los hidratos de carbono, sí que es verdad que son la principal fuente de energía del niño. Con los seis meses empiezan a moverse mucho, entonces es importante incluirlos, y en todas las comidas (esto no es como las proteínas, que están más limitadas). La recomendación es incluir hidratos de carbono en todas las comidas, variando, pues puede ser: patata, arroz, pan integral, fideos, quinoa, avena...
Sí que aquí me gusta puntualizar que no hace falta recurrir a los típicos cereales en polvo que que se utilizaban, sobre todo hace años, para complementar los biberones cuando el bebé va creciendo; hay que incluir cereales, pero no tiene por qué ser en ese formato. Unos copos de avena triturados con frutas son igual de válidos y, muchas veces, incluso más recomendables, porque los cereales comerciales suelen ser más altos en azúcares y no todos están perfectamente formulados en cuanto a ingredientes. Como no son alergénicos, no hay que tener el cuidado que sí requieren las proteínas; por ejemplo, los pescados o el huevo pueden ser alérgicos, así que hay que tener cuidado, pero con los cereales no tenemos que tener tanta precaución.
Y luego, debemos incluir siempre grasas. Por supuesto, grasas saludables: aceite, aguacate y unos frutos secos triturados en mantequilla, en crema, también en todas las comidas son una opción perfecta.
A medida que se ha ido estableciendo la alimentación complementaria, que el niño ya se va acercando al año de edad, ¿cuáles son los nutrientes más importantes en esta a partir de esta edad?
Durante los primeros momentos de la alimentación complementaria, todo lo que son micronutrientes, vitaminas y minerales suelen estar cubiertos con la leche de fórmula o con los complementos que se utilizan para los bebés. Pero el hierro y la vitamina D sí que son especialmente importantes. En primer lugar, el hierro, porque los bebés nacen con los depósitos de hierro altos y, en el momento del nacimiento, los depósitos de hierro se empiezan a gastar y los requerimientos, a medida que el bebé se empieza a mover más, empiezan a aumentar. Es importante tener en cuenta esto y alimentar correctamente con alimentos ricos en hierro para evitar un déficit de hierro, una ferropenia o, incluso, una anemia más adelante.
Darles alimentos ricos en hierro, como yema de huevo, pescados, legumbres y los frutos secos (como hemos dicho, siempre en forma de crema o de mantequilla), los cereales integrales que puedan estar enriquecidos... son importantes para cubrir los requerimientos de hierro del bebé.
Y si, además, podemos combinar estos alimentos que son ricos en hierro con alimentos ricos en vitamina C para favorecer la absorción, es lo ideal. Si vamos a darle al bebé, por ejemplo, unas lentejas, que son ricas en hierro, darle de postre una mandarina para que se pueda aprovechar bien el hierro de las lentejas.
En cuanto a la vitamina D, que también es un nutriente muy importante, primero, por el desarrollo óseo, pero también para desarrollar el sistema inmunológico y para para apoyar el crecimiento. Ahora mismo en España se recomienda suplementarla de manera profiláctica, es decir, en cuanto el bebé nace, es un suplemento que el pediatra ya te recomienda. Por eso, en cuanto a la alimentación, no tenemos que tener tanto cuidado, pero sí darle al bebé ese suplemento de vitamina D de manera exógena para evitar, por ejemplo, raquitismo u otras enfermedades.
Con toda la información que nos has dado acerca de los nutrientes, ¿cómo debe ser el plato del almuerzo, de la comida, de un niño de en torno a un año?
A partir del año, el bebé puede comer más o menos lo mismo que un adulto. El plato tiene que ser un plato completo, como podría ser el de sus padres. Sí que hay que tener en cuenta, como he dicho antes, la cantidad de proteína, que en el caso de que el niño haya cumplido un año aumenta un poquito (pueden ser unos 50 gramos de carne, unos 60 ó 70 gramos de pescado, un huevo un poquito más grande, una ración de legumbres más importante) y eso supondría como un cuarto del plato de la comida principal.
Si ves el esquema del plato de Harvard, otro cuarto del plato tendría que ser hidratos de carbono y el resto del plato, que sería la mitad, fruta o verdura. Sí que es verdad que muchos niños son más reticentes a tomar verduras: la clave está en insistir, probar de mil maneras diferentes y ser lo más ingeniosos posible y, si no conseguimos cumplir ese medio plato de verdura, siempre podemos ofrecer, por ejemplo, fruta como postre. Tanto en comidas como en cenas, servir el plato de Harvard es la mejor estrategia.
¿Qué alimentos son los que están prohibidos en niños de un año o de menos edad?
A nivel nutricional, las verduras de hoja verde porque tienen muchos nitratos. Aquí incluimos espinacas, acelgas, remolacha, borraja, por ejemplo. Estarían prohibidos los pescados grandes, que puedan tener acumulación de mercurio, como puedan ser el pez espada, el atún rojo, el emperador o el lucio. También están prohibidas las cabezas de marisco, que son altas en cadmio y pueden causar daño en riñones y pulmones. Podemos ofrecer al bebé unas gambitas peladas y bien limpias, pero lo que son las cabezas no deberían utilizarse para hacer ninguna comida de bebé (ni un caldo, ni un puré, ni nada).
A partir del año, el bebé puede comer más o menos lo mismo que un adulto
Tampoco se les puede dar huevos crudos, carne cruda o pescados crudos por riesgo de infección y porque los bebés no están tan preparados a nivel de sistema inmunológico para combatir estas enfermedades. Entonces, huevos, carnes, pescados crudos también prohibidos. La sal habría que evitarla también, porque puede suponer una sobrecarga renal para el bebé y no es para nada necesaria en su caso; también aumenta el riesgo de que desarrollen hipertensión más adelante en la vida.
El azúcar como tal, alimentos azucarados que no tienen ningún tipo de valor nutricional, que aumentan el riesgo de caries, que pueden estar relacionados con que el bebé desarrollen sobrepeso u obesidad y que además le van a alterar la palatabilidad. Y algo que no se dice tanto, pero también es muy importante es la miel porque puede contener esporas que pueden generar botulismo en niños, y la leche de vaca hasta el primer año, porque el bebé no está preparado para digerirla hasta no cumplir un año.
Y luego cosas menos comunes, como por ejemplo, las algas, que son altas en yodo, las tortitas de arroz, que puedan tener arsénico. También convendría esperar un poco para ofrecérselas.
¿Por qué te decantas más por comenzar con triturados o por el Baby Led Weaning?
Creo que aquí no hay que tener una preferencia y que depende un poco de los padres, de la preparación y de la disposición que tengan. Sí que es verdad que muchas veces intentamos encajar la alimentación del niño en alimentación de comida triturada o Baby Led Weaning, y puede ser una modalidad mixta; por ejemplo, entre semana, que no tengo tanto tiempo o que no dispongo de paciencia por el trabajo o lo que sea, le ofrezco comida triturada y el fin de semana, que tengo más tiempo, experimento un poquito más y pruebo el Baby Led Weaning. Se pueden combinar ambas modalidades. Yo creo que depende un poco, ya te digo, de la disposición de los padres, pero sí es importante que, en el caso de que decidan hacer Baby Led Weaning, estén muy bien informados para saber cuándo empezar, cómo proceder, qué alimentos ofrecer.
Por esta falta de tiempo que comentas, la alimentación de los niños puede suponer un quebradero de cabeza y, a veces, hace que los padres acaben optando por productos menos saludables para ellos. ¿Qué consejo le darías a las familias sobre esto? ¿Qué ‘tips’ para el día a día?
Yo creo que lo más importante es la planificación, es decir, si vas a hacer puré de verduras, puedes hacer puré para una semana entera, congelarlo y añadirle un día una ración de pollo y otro día, una ración de merluza, otro día unas legumbres, otro día un poquito de huevo... O, si vas a hacer Baby Led Weaning y preparas unas tortitas de avena con plátano, también hacer como para dos o tres días. Es decir, ponerte las cosas lo más fáciles posible dentro de que, como dije al principio, es un proceso largo que requiere mucha dedicación y mucha información, pero la planificación es la clave. Si vamos improvisando, la opción más fácil siempre va a ser recurrir a un biberón, qué es lo que tenemos que evitar.
Tenemos que tener recursos, informarte en cuanto a opciones que le puedes dar al bebé, cuáles te encajan, cuáles te resultan más prácticas y planificar para tener todo lo que necesitas lo más a mano posible, lo más preparado posible porque, al principio de la alimentación complementaria, es muy habitual que los padres, por agobio, por falta de recursos, porque no tienen nada preparado o por falta de tiempo para cocinar, le ofrezcan al bebé o un biberón o un yogur, que suele ser la opción más fácil y es válida en algunos casos, pero no tiene que ser a lo que recurramos continuamente.
Siguiendo con más ‘tips', hemos visto que en alguna de tus recetas recomiendas elaborarla con un robot de cocina diseñado especialmente para alimentación complementaria. ¿Son útiles este tipo de robots?
Era el Babycook Neo, de Béaba. Me parece que es muy cómodo porque normalmente el mayor impedimento en el tema de la alimentación complementaria suele ser la falta de tiempo para preparar cosas. Este tipo de utensilios al final nos facilitan la vida: corta lo que quieras y las verduras, la proteína, el hidrato... lo metes todo de la máquina y sabes que en 10, 15 ó 20 minutos tienes un plato fácil y preparado. Sí considero que, si el mayor impedimento va a ser la falta de tiempo, son un recurso muy útil y muy práctico para el día a día y para tener como salvavidas cuando no tengo nada preparado, pero sé que en 15 ó 20 minutos tengo comida para el bebé. Son cosas que no son 100% necesarias, pero sí que creo que son muy facilitadoras de vida y muy prácticas.