Las grandes transformaciones en todos los ámbitos a los que da lugar el embarazo y la maternidad colocan a la mujer en un lugar de vulnerabilidad con respecto a la salud. Su cuerpo cambia radicalmente, sus órganos se recolocan y cerebralmente también hay un impacto claro que ya ha sido constado por la ciencia. Además, la embarazada tiene que asumir un nuevo papel social, personal y familiar, y convivir con nuevas emociones. Todo esto puede tener una repercusión clara en su salud mental.
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En este sentido, hemos hablado con la Dra. Alba Roca, psiquiatra y jefe de la Unidad de Salud Mental Perinatal del Hospital Clínic de Barcelona, para saber si las enfermedades mentales pueden aparecer por primera vez en el embarazo.
El momento de mayor riesgo para el debut de trastornos graves es el posparto; patologías como el trastorno bipolar o la psicosis puerperal tienen una alta vinculación con el parto
¿El embarazo es un factor protector o precipitante ante los problemas de salud mental?
"El embarazo puede ser tanto un factor protector como un factor precipitante de problemas de salud mental, dependiendo de factores individuales, los antecedentes de salud mental de la mujer, su entorno y los factores relacionados con sus circunstancias sociales o con la atención recibida", comenta la experta.
En este sentido, "tener apoyo del entorno y unos buenos cuidados prenatales, la ausencia de situaciones de violencia, asegurar la disponibilidad de recursos básicos, y minimizar factores estresantes (por ejemplo, en el ámbito laboral) van a ser aspectos claves para proteger la salud mental de la embarazada", añade. Sin embargo, desafortunadamente, "no siempre son suficientes y en determinados casos por los antecedentes personales o por condicionantes biológicos van a aparecer estos trastornos".
Psicosis, esquizofrenia... ¿pueden aparecer por primera vez en el embarazo?
Cada vez la conversación sobre la salud mental en el periodo perinatal se pone más encima de la mesa, y se habla de depresión durante y después del embarazo. Pero hay otras alteraciones graves, como podría ser la esquizofrenia, que también podrían aparecer en esos nueve meses. No obstante, como aclara la especialista, "el momento de mayor riesgo para el debut de trastornos graves es el posparto; patologías como el trastorno bipolar o la psicosis puerperal tienen una alta vinculación con el parto".
Si comparamos el posparto inmediato con el embarazo o el posparto más tardío, hay "un rápido aumento de episodios de hospitalización psiquiátrica". Mientras que el número de primeras consultas a salud mental tanto durante la gestación como en el posparto no es tan distinto, en el ingreso sí se da esa gran diferencia. "Sabemos que alrededor de un 20% de mujeres van a tener algún problema de salud mental en la etapa perinatal; un 3-5% van a tener patologías graves (previas o de nueva aparición)", destaca la Dra. Roca. Hablamos de etapa perinatal desde la semana 22 de embarazo hasta varias semanas tras el parto, un periodo que dependiendo de cada autor se puede alargar, más o menos, desde un mes hasta varios.
La depresión, junto con los trastornos de ansiedad, son los problemas de salud mental más frecuentes en el periodo perinatal. "De hecho, en el embarazo, la depresión es una complicación más frecuente que complicaciones obstétricas como el parto prematuro, la diabetes o la preeclampsia. Sin embargo, la mayor parte de protocolos de atención al embarazo del país no incluyen herramientas para su detección", denuncia. Hay que tener en cuenta que la mitad de las depresiones posparto ya inician sus síntomas en el embarazo, por lo que una detección y una intervención precoces puede ser esencial.
¿Cuál es el tratamiento a la mujer si aparece la enfermedad mental en el embarazo?
"Actualmente tenemos mucho conocimiento sobre los efectos adversos para la madre y el feto/bebé de no realizar un tratamiento adecuado tanto en el embarazo como en la lactancia", alerta la psiquiatra, por eso, "la mayor contraindicación es no tratarlas adecuadamente o dejarlas solas sin apoyo sociofamiliar".
En ocasiones se hace una intervención sobre el contexto que puede estar influyendo en ese problema de salud mental, pero en otras con esto no es suficiente, y "los casos graves deben recibir tratamiento combinado: psicoterapia y psicofármacos", aclara.
El miedo al posible daño que puedan causar estos medicamentos al bebé en formación puede estar ahí. No obstante, "los fármacos deberán ser valorados de forma individualizada por especialistas, pero debemos saber que tenemos datos suficientes sobre algunos fármacos para poder administrarlos en este período. En los casos más graves se puede requerir un ingreso hospitalario".
En todo caso, la experta del Hospital Clínic de Barcelona pone el acento en otra cuestión: "Actualmente, la mayor complejidad no es tanto el tipo de fármaco a administrar, sino que esta valoración y atención se realice en centros con especialistas con formación en salud mental perinatal. Esta formación tiene en cuenta aspectos de seguridad farmacológica, pero también aspectos relacionados con la perspectiva de género, la necesidad de atender a la díada madre-hijo y una mirada perinatal que considera las necesidades específicas de estas madres y también de sus bebés".
Pese a su trascendencia, actualmente en España no existe un Plan Nacional de Salud Mental Perinatal, donde se contemple la creación de unidades específicas para el tratamiento de estas mujeres. Los programas o espacios que hay son fruto del esfuerzo y empeño de los profesionales que los han puesto en marcha.
En la etapa perinatal, un 3-5% de las mujeres van a tener patologías graves de salud mental (previas o de nueva aparición)
El embarazo en mujeres con patología mental previa
Hay mujeres con problemas de salud mental previos al embarazo para las que resulta fundamental poder acceder a una consulta para planificar la gestación donde esté presente un especialista en salud mental perinatal. "En esta consulta en primer lugar se deben considerar varios factores, desde conocer con qué red de apoyo cuenta hasta hábitos como la dieta o el consumo de sustancias. El objetivo principal en esta primera parte es intentar facilitar cambios en todos aquellos factores que sean de riesgo para la salud de la madre y del bebé y que sean modificables", detalla la Dra. Roca.
"Posteriormente en todas las consultas se debe hacer una adecuada valoración de la historia de salud mental y de salud sexual y reproductiva previa de la mujer, el diagnóstico, la respuesta a diferentes tipos de tratamiento tanto psicológicos como farmacológicos, en caso de tomar fármacos preguntar si ha habido intentos de retirada previos y cómo se ha encontrado. Con esta información se puede llevar a cabo una valoración sobre la mejor opción de tratamiento para esa mujer, teniendo ya en cuenta todo el período perinatal: embarazo, periparto y posparto-lactancia", añade.
Es muy importante que en todo este proceso donde se barajan distintas posibilidades la mujer pueda expresar sus preferencias. "Será ella quien decidirá qué hace finalmente, pero es imprescindible que cuente con toda la información disponible. También la información relacionada con los riesgos de no tratar (recaída, impacto de los síntomas en el desarrollo del bebé, complicaciones obstétricas) que se han obviado durante muchos años en que se ha informado solo de los riesgos de los tratamientos", concluye la psiquiatra.