Un 20% de los niños tienen dermatitis atópica, una afección que suele debutar antes de los cinco años de edad y que está presente sobre todo en niñas. Sus consecuencias no están solo dentro del terreno de la salud física, sino que se extienden mucho más allá, como suele ocurrir con el resto de las enfermedades crónicas. Además, hablamos de que hay unas comorbilidades asociadas como alergia alimentaria, asma o rinitis, que también hay que tener en cuenta. Pero ¿qué sucede desde el punto de vista emocional?
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Es frecuente que aflore el sentimiento de 'no ser igual que el resto', que en muchos casos hace sentirse inferior al niño
Una enfermedad inflamatoria crónica
La dermatitis atópica es una patología de tipo inflamatorio y crónica. Provoca sequedad, irritación y un fuerte picor en las zonas de la piel afectadas. El riesgo es que el niño no puede contenerse ante esa picazón y se rasca, provocándose heridas, lo que supone una peligrosa puerta de entrada para distintas infecciones, ya que la piel es precisamente la barrera que nos protege de muchas de ellas.
Hablamos de una enfermedad multifactorial que presenta muchos retos en su manejo, aunque en los últimos años está habiendo mejoras en el tratamiento. "El manejo de la dermatitis atópica se basa en dos pilares. Por un lado, se emplean fármacos tópicos y/o sistémicos para tratar los brotes de lesiones y reducir tanto la intensidad como el número de estos brotes. Por otro lado, se educa al paciente o a sus familias en los cuidados de la barrera cutánea y en el uso adecuado de los tratamientos", comenta la Dra. Ana Martín Santiago, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Son Espases de Palma de Mallorca.
Así, los tratamientos tópicos como los corticoides y los moduladores de la inflamación se combinan con una hidratación adecuada, y la vigilancia sobre cuáles son los factores que desencadenan los brotes para poder evitarlos en la medida de lo posible. "Además, contamos con terapias sistémicas avanzadas para los casos más graves, como los biológicos y los inhibidores de JAK, que están cambiando el paradigma del tratamiento”, añade la Dra. Ángela Hernández Martín, dermatóloga pediátrica del Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid y coordinadora del Grupo Español de Dermatología Pediátrica.
"¿Por qué no soy igual que los demás?"
El diagnóstico y el tratamiento precoz en los niños con dermatitis atópica puede reducir parte del malestar físico y emocional que sienten estos pequeños. "En la dermatitis atópica en edad infantil, es frecuente que aflore el sentimiento de 'no ser igual que el resto', que en muchos casos desarrolla un estado de inferioridad", advierte Pilar Sanchez, farmacéutica y formadora de Pierre Fabre, experta en atopia y paciente con esta condición.
Y se sienten así porque, dependiendo de la gravedad que presente la patología, en muchos casos estos niños "no pueden realizar una actividad cotidiana normal, ya que la piel pica y esta sensación se intensifica por la noche, afectando a las horas de sueño y por tanto al descanso", comenta.
En las crisis hay que adoptar la filosofía de 'prohibido prohibir'. Es mejor distraerlos que decirles que no se rasquen
El papel de la familia en la dermatitis atópica
"Cuando en el hogar hay un caso de dermatitis atópica, todos sufren las consecuencias. Han de ser conscientes de que la dermatitis atópica no se cura y el éxito está en la mejora de la calidad de vida de quien la padece. Para ello es imprescindible un cuidado específico diario para intentar que la fase de remisión dure lo máximo posible", aconseja Pilar Sánchez.
En este sentido, la postura de los progenitores debe ser de apoyo al afectado, entendiendo que "es una patología molesta y no hay que banalizarla". Es importante implicar al pequeño en el cuidado de su piel, de tal forma que se instaure un hábito diario para que se aplique los tratamientos necesarios. Y cuando está en pleno brote y sufre muchos picores, "se debe de adoptar la filosofía de 'prohibido prohibir' y no decir: ¡No te rasques! En estos casos funciona muy bien ayudarles a distraer la mente y aplicar frío en la zona afectada".
Las Escuelas de Atopia
Precisamente por esa gran repercusión en todos los sentidos que tiene la dermatitis atópica, los afectados se ven en muchos momentos sobrepasadas por la situación. Para ayudarlas, en varios hospitales españoles hay Escuelas de Atopia, impulsadas por Pierre Fabre, como un espacio de apoyo en el que las familias pueden compartir sus experiencias y así reducir la sensación de aislamiento que pueden llegar a sentir al convivir con esta enfermedad.
En las Escuelas de Atopia, los pacientes pediátricos también tienen la oportunidad de conocer cómo manejar mejor su enfermedad y estar en contacto con niños y adolescentes con la misma problemática, lo que puede ser de gran ayuda para compartir sus emociones.