La transformación que el cuerpo de la mujer experimenta durante el embarazo es impresionante. Hace no mucho, la neurociencia demostró que se llevan a cabo cambios incluso en el cerebro, pues se produce una reducción del volumen de sustancia gris. Esa transformación afecta a diferentes órganos, incluido el corazón.
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En lo que al corazón se refiere, lo que motiva estos cambios es que este órgano necesita ser más productivo para suplir tanto las necesidades propias de la mujer como las del bebé y la placenta. Por eso, aumenta el ritmo cardíaco y la cantidad de sangre que pasa a la circulación a través del ventrículo izquierdo, tal y como nos explican la Dra. Belén Santacruz, jefa del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Torrejón, y la Dra. Coral García, ginecóloga en el mismo hospital. “Esto, unido a que durante el embarazo aumenta el volumen de sangre que maneja la gestante, hace que el gasto cardíaco aumente hasta 40% durante todo el embarazo”.
El resultado es que se modifica la morfología del corazón, pues se incrementa sustancialmente todo el lado izquierdo del corazón (en concreto, la masa del ventrículo izquierdo y el tamaño de la aurícula izquierda). “Esos cambios son comparables a los que experimentan los atletas de élite”, aseguran las ginecólogas. “Es decir, cualquier gestante necesita convertirse durante un periodo de su vida en una atleta de élite, para soportar el esfuerzo que supone un embarazo”.
Cualquier gestante necesita convertirse durante un periodo de su vida en una atleta de élite, para soportar el esfuerzo que supone un embarazo
¿Qué riesgos implica para la mujer la transformación de su corazón durante el embarazo?
Si bien es cierto que la transformación que experimenta el corazón es reversible y, tras dar a luz, vuelve a ser como era antes de la gestación, en determinados casos no ocurre así: “tenemos evidencia científica que muestra que, en embarazos que se complican con preeclampsia, en pacientes que tienen hipertensión y daño en otros órganos (riñón, hígado...), y en casos de diabetes gestacional, el corazón no se adapta adecuadamente ni vuelve completamente a la normalidad tras el parto, lo que se traduce en un mayor riesgo cardiovascular a lo largo de la vida (de hipertensión, infarto, tromboembolismos)”, indican las doctoras.
Aclaran, eso sí, que no es que vayan a tener ya mismo ese riesgo cardiovascular, sino que, en el futuro, “su riesgo va a ser superior al de las mujeres que tuvieron embarazos sin estas patologías”. La causa sería, según apuntan diversas investigaciones, a que las mujeres que tuvieron preeclampsia, diabetes gestacional o hipertensión tenían ya de base, antes de empezar el embarazo y aunque no lo supieran, un mayor riesgo cardiovascular que no había dado la cara. Aquí, “el embarazo actúa como una prueba de esfuerzo que lo desenmascara, manifestándose en forma de hipertensión o diabetes”.
La buena noticia al respecto es que, si se controlan bien los factores de riesgo durante el puerperio, el riesgo cardiovascular futuro de estas mujeres se iguala a no haber tenido estas enfermedades. Esto es lo que ha motivado a las doctoras Santacruz y García a iniciar una investigación para averiguar cuáles son los factores de riesgo y, sobre todo, para identificarlos a tiempo.
Una investigación para salvar vidas
La línea de investigación que las ginecólogas Belén Santacruz y Coral García están llevando a cabo de la mano del Hospital Universitario de Torrejón se llama SCULPT, que es el acrónimo en inglés de Study of cardiovascular changes underlying pregnancy transitions.
“Se basa en observar la respuesta del sistema cardiovascular de la madre durante el embarazo y en el posparto mediante una batería de pruebas que incluyen ecocardiograma, electrocardiograma, estudio de la arteria oftálmica, de las arterias carótidas, control de la presión arterial y analíticas, y ver qué factores pueden influir para que podamos determinar mejor el riesgo de las pacientes”, detallan. Para poderla llevar a cabo, necesitan comparar a gestantes sin patología durante el embarazo con otras que sí la desarrollan; por eso precisan de la colaboración tanto de gestantes con bajo riesgo de tener estas enfermedades, como con alto riesgo de tener preeclampsia o diabetes gestacional, o bien de aquellas que la desarrollen en el embarazo.
Cada vez es más extendido el criterio de que la gestación para la mujer es un periodo de 4 trimestres. El 'cuarto trimestre' es el periodo tras el parto, en el que tenemos una ventana de oportunidad para identificar y tratar a las pacientes con mayor riesgo cardiovascular
Tanto unas como otras se beneficiarán de un seguimiento más exhaustivo durante los seis primeros meses tras el parto. Después, serán dadas de alta y continuarán con sus revisiones habituales en su centro de salud, siempre y cuando no se encuentre en ellas ninguna patología o factor de riesgo, en cuyo caso podrán ser derivadas al especialista para su control posterior.
“Para poder llevar a cabo estos estudios cardiovasculares contamos con el apoyo de GE Health Care, que nos ha cedido un equipo Voluson Expert 22”, señalan las investigadoras. “Esta tecnología de última generación nos permite realizar ecografías de alta precisión diagnóstica y, además, cuenta con un potente software cardiovascular, con lo que tenemos la comodidad de realizar todas las pruebas necesarias para el estudio en el mismo lugar en el que las pacientes reciben su control prenatal”.
Seguimiento tras el parto a las mujeres con complicaciones durante el embarazo
La realidad es que, en general, la atención médica se centra en el recién nacido y disminuye, por no decir que cesa, el seguimiento de las mujeres, como Santacruz y García ponen de manifiesto. Sin embargo, es fundamental tener muy en cuenta las complicaciones en las que pueden derivar tanto la preeclampsia como la diabetes gestacional y que impactan en la salud futura de la mujer, como “hipertensión crónica a diabetes tipo 2, pero también aumentan el riesgo de infarto, ictus, síndrome metabólico y muerte por enfermedad cardiovascular”, advierten.
Estas mujeres necesitan un seguimiento mayor. Por eso, “cada vez es más extendido el criterio de que la gestación para la mujer es un periodo de 4 trimestres”, comentan las ginecólogas del Hospital de Torrejón. “El cuarto trimestre es el periodo tras el parto, en el que tenemos una ventana de oportunidad para identificar y tratar a las pacientes con mayor riesgo cardiovascular. Esto permitirá prevenir complicaciones en el futuro y que, en caso de que haya un nuevo embarazo, las mujeres lleguen a él en un estado de salud óptimo”.