El agua es indispensable para la vida. Sin ella podríamos vivir muy poco tiempo y en nutrición tiene mucha más importancia que cualquier otra substancia o cualquier otro nutriente. Se puede vivir por largo tiempo sin comer, pero esto no es posible sin beber. El agua es vital.
El agua, ¿presente en la dieta alimenticia del lactante?
Debemos dejar claro que la dieta del lactante en los primeros días, semanas y meses de vida está compuesta exclusivamente por un alimento líquido: la leche. Ya sea la leche materna o las leches de fórmula, todas están compuestas aproximadamente, por un 87% de agua y un 13% de nutrientes (hidratos de carbono, grasas y proteínas), vitaminas, minerales y oligoelementos. De hecho, las cantidades de agua en la alimentación del lactante están calculadas en relación a su peso, tanto en las cantidades de agua como en las calorías. Las necesidades de agua se encuentran entre 120-150 ml por kilogramo de peso y día, las cuales van disminuyendo a medida que el bebe crece.
Cuando el lactante es recién nacido o de pocas semanas, el aporte de agua en tomas diferentes a las de la leche no suele ser necesario
El agua es imprescindible para el normal funcionamiento de todos los órganos y sistemas del lactante. Interviene como elemento estructural de sus células y de sus tejidos, representando entre el 70 y el 85 % de su peso y es el medio por el que se efectúan el transporte y los recambios nutritivos dentro del plasma sanguíneo. Además actúa de forma activa en el transporte, digestión, absorción, circulación y excreción de todas las substancias nutritivas, se renueva de forma permanente a través de la ingesta y se elimina por la orina, las heces, la respiración y el sudor.
Influencia del clima en las necesidades de agua
Los climas cálidos y secos actúan sobre el organismo del bebé aumentando las necesidades de agua. El aumento de la temperatura ambiente aumenta la sudoración y, por tanto, la pérdida de agua. En verano, con temperaturas altas y en ambiente seco, las necesidades de agua aumentan en un 20%, por lo que a veces es necesario diluir algo más las leches de fórmula para que el aporte de agua en la dieta sea mayor.
¿Cuándo se puede incluir agua sola en la dieta del bebé?
Cuando el lactante es recién nacido o de pocas semanas, el aporte de agua en tomas diferentes a las de la leche no suele ser necesario. Si queremos aportar más agua, lo aconsejable es diluir algo más la leche para que así tenga mayor aporte hídrico a la dieta.
Si al lactante de menos de tres o cuatro meses se le administran cantidades de agua fuera de las tomas, estas van a interferir con las tomas de leche de la dieta. En la lactancia con leches de fórmula el agua sola ocupa espacio gástrico y disminuye la sensación de hambre y, en la lactancia materna, además de esto, el agua interfiere en la esterilidad de la dieta del bebé.
A partir de los cinco o seis meses es cuando se suele comenzar a dar agua sola en la dieta alimenticia del bebé. En algunos casos ya ha comenzado a añadir a su dieta alimentos sólidos y en otros, por pérdidas aumentadas (vómitos o diarrea) o si circunstancias ambientales y climatológicas lo aconsejan.
Si al lactante de menos de tres o cuatro meses se le administran cantidades de agua fuera de las tomas, estas van a interferir con las tomas de leche de la dieta
¿Qué características debe tener el agua que se da al bebé?
Las aguas más aconsejables para lactantes son las aguas envasadas de baja mineralización o de débil mineralización. Estas aguas contienen un residuo seco de 50 mgrs por litro y, al contener menos minerales y, sobre todo, menos sodio, son las más recomendables, tanto para su ingestión directa como para preparar los biberones. Por otro lado, cualquier agua envasada de calidad, no contaminada y lo más aséptica posible es buena para que la beba el lactante o se haga el biberón con ella.
Las cantidades de agua sola para beber deben ser escasas al comienzo e ir aumentándolas de forma progresiva. No es conveniente aficionar al bebé a beber agua fuera de las tomas. En épocas de calor o de pérdidas aumentadas, sí se le pueden y se le deben ofrecer pequeñas cantidades de agua para evitar la deshidratación.