Una de las cuestiones que más quitan el sueño a los padres tras el nacimiento de su bebé es cómo duerme. Si le cuesta dormirse o se despierta a menudo, acaba afectando al bienestar de toda la familia, por lo que averiguar qué hacer para ayudar al pequeño a adquirir una correcta higiene de sueño es una verdadera necesidad. Por ello hemos hablado con Olga Sesé (@babyrem_coach ), la primera asesora del sueño infantil certificada en España, que acaba de publicar nuevo libro, Cómo dormir a tu bebé (Roca Editorial). La especialista nos da consejos muy prácticos y eficaces.
Es importante tener en cuenta que cada bebé tiene su propio ritmo. Lo que funciona con uno puede no ser igual de efectivo con otro
¿Hay alguna fórmula efectiva para dormir a un bebé?
Aunque no existe una receta mágica para garantizar que un bebé duerma de manera profunda, sí hay varias estrategias que, si se aplican de manera constante, pueden ayudar a crear un ambiente adecuado para el descanso del pequeño.
Lo primero y más importante es establecer una rutina tranquila y predecible. Los bebés, al sentirse más seguros cuando saben qué esperar, responden positivamente a actividades que les brinden calma antes de dormir, como un baño relajante o la lectura de un cuento.
El entorno en el que el bebé duerme también juega un papel crucial. Es fundamental que la habitación esté oscura, con poca luz y que la temperatura sea confortable, evitando que esté ni demasiado caliente ni fría. Además, es importante minimizar los ruidos fuertes. En cuanto al lugar de descanso, siempre debe ser seguro: un colchón firme y sin almohadas que puedan representar un peligro.
Es importante tener en cuenta que cada bebé tiene su propio ritmo. Lo que funciona con uno puede no ser igual de efectivo con otro. Por eso, la clave está en observar las señales del bebé y ser pacientes.
¿Es posible que un niño nazca ya con el sueño regulado o no puede ser por algún motivo?
Los bebés, al nacer, no tienen un ritmo circadiano completamente desarrollado, lo que significa que su sueño no está regulado desde el inicio. En términos simples, el ritmo circadiano es el reloj biológico que ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia, y los bebés, al nacer, todavía no tienen este sistema completamente maduro. Esto explica por qué los recién nacidos suelen tener patrones de sueño irregulares y, a menudo, se despiertan con frecuencia durante la noche.
Desde el nacimiento, los bebés duermen en varios períodos a lo largo del día y la noche, sin un horario fijo. Esto se debe a que su cuerpo está todavía ajustándose a los ritmos naturales de luz y oscuridad. En los primeros meses de vida, su reloj biológico se encuentra en una etapa de desarrollo, por lo que los períodos de sueño tienden a ser más cortos y distribuidos en múltiples ciclos.
¿A partir de qué edad se puede empezar a regular el sueño del bebé?
Con el paso de los meses, generalmente entre los cuatro y seis meses de edad, los bebés comienzan a experimentar cambios en su patrón de sueño. Su reloj biológico empieza a alinearse más con el ciclo de día y noche, lo que puede ayudarles a dormir durante períodos más largos durante la noche y tener siestas más regulares durante el día. Este proceso de maduración es completamente natural y varía de un bebé a otro.
¿El biberón ayuda al bebé a dormir mejor?
El biberón puede ser útil para algunos bebés, pero no debe considerarse una solución mágica para garantizar un sueño tranquilo. Para muchos peques, el acto de succionar puede tener un efecto calmante y relajante, lo que hace que se sientan más tranquilos y listos para descansar. Además, la leche que contiene el biberón proporciona nutrición, lo que también contribuye a que el bebé se sienta saciado.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso del biberón como un recurso constante para dormir puede generar una dependencia que, con el tiempo, podría convertirse en un problema.
Al igual que cualquier hábito asociado con la hora de dormir, el biberón puede llegar a ser una costumbre difícil de cambiar. Esto podría llevar a que el bebé se despierte durante la noche buscando el biberón como una forma de consuelo, lo que puede interferir con el desarrollo de hábitos de sueño más saludables a largo plazo.
¿Es adecuado que se quede dormido mientras toma el pecho o el biberón?
Es completamente normal que los bebés se duerman mientras toman el pecho o el biberón, especialmente en los primeros meses de vida. La lactancia y la succión del biberón son actividades que no solo proporcionan nutrición, sino que también tienen un efecto relajante sobre el bebé. El acto de succionar les ofrece consuelo, y la cercanía con los padres también les genera seguridad, lo que facilita que se calmen y se queden dormidos durante o después de la toma.
En los primeros meses, el sueño asociado a la alimentación es algo natural y está bien. Sin embargo, a medida que el bebé crece y su capacidad para desarrollar hábitos de sueño aumenta, es importante comenzar a enseñarle a asociar el sueño con su propio entorno, es decir, con su cama o cuna y no necesariamente con el proceso de succión. De lo contrario, el peque podría empezar a depender del pecho o del biberón para quedarse dormido, lo que puede dificultar la capacidad de dormir de manera autónoma más adelante.
Una estrategia común es asegurarse de que el bebé esté ligeramente somnoliento, pero no completamente dormido cuando lo pongan en la cuna. Esto les permitirá aprender gradualmente a calmarse y dormirse por sí mismos en su propio espacio, sin depender exclusivamente de la lactancia o el biberón para conciliar el sueño. El objetivo es fomentar una transición gradual hacia la autonomía en el sueño, sin causar estrés ni presión, pero sí promoviendo la idea de que la cuna es un lugar seguro y confortable donde puede descansar por sí mismo.
El biberón puede ser útil para algunos bebés, pero no debe considerarse una solución mágica para garantizar un sueño tranquilo
¿Por qué hay bebés a los que les cuesta más ‘aprender’ a dormir?
Es completamente normal que cada bebé tenga su propio ritmo en cuanto al sueño, y, por lo tanto, es importante entender que no existe un "tiempo ideal" o una única forma de aprender a dormir. Algunos bebés simplemente tardan más en adaptarse a un patrón de sueño regular, y eso no tiene por qué ser motivo de preocupación.
Uno de los principales factores que puede influir en la habilidad del bebé para dormir es su temperamento. Algunos bebés son naturalmente más activos o sensibles a los estímulos de su entorno, lo que puede hacer que se despierten con más frecuencia o que tengan dificultades para relajarse. Si el bebé tiene un temperamento curioso o inquieto, es posible que necesite un poco más de tiempo para calmarse y entender que es hora de descansar.
También, los factores físicos juegan un papel fundamental. El hambre es una de las causas más comunes de que un bebé se despierte o tenga problemas para dormir, especialmente durante los primeros meses, cuando las tomas son más frecuentes. Además, afecciones como los cólicos o el reflujo gastroesofágico pueden generar molestias que interrumpen el sueño y dificultan que el bebé logre descansar profundamente. Aunque estas situaciones suelen ser temporales, pueden hacer que el bebé tenga un sueño menos reparador durante un tiempo. Del mismo modo, la falta de una rutina consistente o un ambiente no relajante puede dificultar que el bebé se duerma de manera tranquila.
¿Cómo afecta la falta de sueño a un bebé?
La falta de sueño en los bebés puede tener una serie de efectos negativos tanto en su bienestar físico como emocional. Uno de los efectos más inmediatos de la falta de sueño es que el bebé puede volverse más irritable y difícil de calmar. Esta irritabilidad puede hacer que la rutina diaria, como la alimentación y las interacciones con los padres, sea más complicada.
En términos de desarrollo físico, el sueño juega un papel crucial en el crecimiento del bebé. Durante el sueño profundo, el cuerpo libera hormonas que favorecen el desarrollo físico, como la hormona del crecimiento. Además, el sueño es esencial para la consolidación de la memoria y el aprendizaje. A través del descanso adecuado, el cerebro del bebé organiza y procesa la información que ha adquirido durante el día, lo cual es vital para su desarrollo cognitivo a largo plazo.
El sistema inmunológico del bebé también se ve afectado cuando no duerme lo suficiente. El sueño ayuda a fortalecer las defensas del cuerpo, permitiendo que el sistema inmunológico funcione de manera eficiente para luchar contra infecciones y enfermedades. Por lo tanto, la falta de sueño puede hacer que el bebé sea más susceptible a resfriados, infecciones y otras afecciones, lo que pone aún más de relieve la importancia del descanso en esta etapa de la vida.
¿Cuándo deberíamos acudir a un profesional por la falta de sueño de nuestro bebé?
Si después de varios intentos y de hacer ajustes en la rutina, el peque sigue teniendo dificultades significativas para dormir, puede ser el momento de consultar con un profesional. Uno de los primeros signos de que puede ser útil hablar con un profesional es si la falta de sueño del bebé está comenzando a afectar su bienestar general. Si el peque está constantemente muy irritable, parece estar excesivamente cansado o no tiene energía, o si experimenta cambios en su patrón de alimentación, puede ser una señal de que algo más está ocurriendo.
Otro factor importante para tener en cuenta es si los problemas para dormir son persistentes, incluso después de haber intentado diferentes estrategias. Si se ha establecido una rutina de sueño consistente, creado un ambiente adecuado e intentado métodos comunes para calmar al bebé antes de dormir (como baños relajantes, masajes o música suave), y aun así el bebé sigue teniendo dificultades, es posible que haya factores subyacentes que requieran la atención de un profesional.
Un pediatra también puede ayudarte a descartar posibles problemas médicos que estén causando los problemas de sueño.
¿Puede la falta o el exceso de sueño ser indicativa de algún problema en la salud o el bienestar del niño?
Sí, la falta o el exceso de sueño pueden ser una señal de que algo no está del todo bien, especialmente si el patrón de sueño del bebé cambia repentinamente. A veces, las dificultades para dormir pueden estar relacionadas con cólicos, alergias, o incluso problemas de salud. En este caso recomiendo recurrir a su médico habitual.