Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta celebración la proclamó la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 porque, si bien es cierto que se ha avanzado mucho al respecto, sigue siendo necesario promover el interés de las niñas por las ciencias y el acceso y la participación equitativa de las mujeres a las profesiones científicas.
Por eso hemos hablado con la Dra. Mar Gil Mira, ginecóloga del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz (Madrid), que ha trabajado en más de 50 proyectos de investigación nacionales e internacionales centrados en la salud de la mujer, en el diagnóstico precoz, lo que en no pocos casos implica, directamente, salvar vidas. Algunas de esas investigaciones han dado como resultado logros tan importantes como el cribado de preeclampsia (una complicación del embarazo que puede incluso comprometer la vida de la madre y del feto). “Ser capaces de evitar que algo así se desarrolle es importante”, nos dice.
Que sean investigadoras las que dirijan y trabajen en este tipo de proyectos puede cambiar la perspectiva. Por eso es fundamental educar a las niñas y a las adolescentes acerca de la utilidad de las profesiones científicas y fomentar en ellas el interés por las asignaturas de Ciencias desde pequeñas. La cuestión es cómo. Sobre ello hemos hablado con la Dra. Gil.
Hay que perderle el miedo y hacer ver que la ciencia puede ser parte del ocio y que puede ser algo divertido con lo que jugar
¿Qué se puede hacer desde la infancia para despertar el interés por la ciencia?
Es muy importante que encuentren referentes. Desde muy pequeños tienden a interesarse por aquellos temas en los que encuentran un personaje público al que admirar. Hay que proporcionarles referentes también en este ámbito para estimularles porque la pasión por la ciencia suele surgir cuando conoces o escuchas a alguien que te inspira.
¿Nos podrías decir un referente en tu carrera científica y qué impacto tiene en tu trayectoria?
Pues yo he tenido un gran referente en mi carrera, tanto clínica como investigadora, y es el profesor Kypros Nicolaides. Dentro de nuestro campo lo conocemos como el padre de la medicina fetal. Ha hecho grandes descubrimientos, como el cribado del síndrome de Down, ha descubierto y descrito patologías como la detección precoz de espina bífida, sus signos indirectos, tratamientos, cirugías fetales, intrauterinas…
Es un pionero en todo lo que ha venido siendo la medicina materno fetal. Más recientemente, ha descubierto y ha descrito el cribado de preeclampsia, que está salvando las vidas de tantas madres y tantos recién nacidos. Para mí es mi referente. Es una persona que admiro y tiene, ante todo, un respeto y un amor a las pacientes, a las embarazadas y a su trabajo, a sus compañeros. Es un gran docente.
¿Qué le dirías a los padres y a los educadores para ayudarlos a fomentar en las niñas el interés por la investigación?
Especialmente aquellas familias y educadores que se dedican a la ciencia, pueden hacerles partícipes de sus proyectos. La curiosidad por las cosas despierta en edades muy tempranas y asistir a actividades, cursos, simposios, talleres y congresos de ciencias puede despertar su interés en este campo.
Hay que hacer ciencia con ciencia, porque la ciencia no muerde. Hay que perderle el miedo y hacer ver que la ciencia puede ser parte del ocio y que puede ser algo divertido con lo que jugar. Igual que se juega al baloncesto, se puede jugar con la ciencia y hacer experimentos en casa, que son muy divertidos.
¿Qué consejos darías a las niñas y jóvenes que sienten curiosidad por la medicina, pero no saben cómo empezar en el mundo de la investigación?
Los primeros pasos en el mundo de la investigación deben darse a través de la colaboración. Lo ideal es comenzar contactando con grupos de investigación y participar como colaboradora. Al inicio, es fundamental aprender y familiarizarse con el proceso, asumiendo tareas de apoyo antes de diseñar un proyecto propio, porque es difícil que te pongas a diseñar un proyecto de investigación cuando no has participado en ninguno antes.
Además, es importante crear redes de investigación o unirse a grupos donde los jóvenes puedan desarrollarse y tener su propio espacio. Contar con alguien que acompañe y guíe en esta etapa marca la diferencia, y siempre hay personas dispuestas a brindar apoyo.
¿Qué te motivó a elegir la ginecología y obstetricia como especialidad médica?
A mí me motivó elegir la especialidad de Ginecología y Obstetricia el querer mejorar la salud de las mujeres, pero también de sus bebés. Y mi particular foco de pasión es el embarazo, la salud del bebé, la salud de la madre. Que se vayan los dos sanos a casa y que la mujer también viva esa experiencia de manera positiva.
Y que, si hay un problema -que es en el menor de los casos, pero es cuando de verdad nuestro trabajo tiene sentido-, se sienta acompañada en sus decisiones y bien tratada, bien cuidada.
¿Cómo surgió tu interés por la investigación en esta área?
Yo creo que no debemos concebir la medicina sin la investigación. Si no investigamos, si no intentamos avanzar, no vamos a mejorar. Nos vamos a quedar haciendo la misma medicina que hacía Hipócrates en los tiempos de Grecia. Pero yo creo que, dentro de nuestro día a día, debemos incorporar esa pequeña parcela de querer mejorar.
Además, implica ver qué tal lo hacemos, auditar nuestros resultados, pero también probar nuevas cosas. No se puede probar de cualquier manera. Se tiene que hacer dentro de un contexto de investigación donde la paciente esté protegida, el equipo esté dedicado, se conozcan los estudios y en ningún momento, no solo no haya ningún riesgo para los participantes de la investigación, sino que además sus resultados, ya de entrada, puedan incluso mejorar por el hecho de participar en un estudio de investigación, precisamente porque estamos más pendientes de ellos.
La ciencia no es solo teoría, sino una herramienta poderosa para resolver problemas reales en la vida
¿Qué papel crees que juega la investigación en el avance de la salud de las mujeres?
La investigación creo que tiene que ir incluida en nuestra práctica clínica. Cuando programamos la actividad de un médico, siempre pensamos en sentarse en una consulta o en un quirófano y ver pacientes. No es cuestión de cantidad. Yo creo que es el siglo XXI, es cuestión de calidad, y esa calidad incluye la investigación, porque cuando hacemos investigación somos más cuidadosos. Cuando hacemos investigación queremos hacerlo bien. Y es que no deben ir separados. Además, es una parte muy importante para motivar a los médicos. Cuando tú haces el mismo trabajo de manera repetida, necesitas tener algo que te motive cada día a querer hacerlo mejor y a hacer cosas diferentes, a innovar y a mejorar.
Por eso, para mí, el Hospital de Torrejón ha marcado probablemente un antes y un después en mi carrera investigadora. Cuando yo terminé la especialidad me fui a formar al extranjero, al Reino Unido, con el profesor Kypros Nicolaides. Y vuelves entusiasmado, ilusionado, lleno de ideas, pero necesitas que la institución te acompañe. Si te encierras en un centro donde no tengas oportunidades, donde no puedas crecer profesionalmente y ayudar a crecer al equipo, al servicio, al final no se traduce en nada. Necesitas que la institución te acompañe y, en mi caso, el Hospital de Torrejón durante casi nueve años ha sido eso.
¿Cómo ves el futuro de las mujeres en la Ciencia, de las niñas de hoy, que elijan mañana una carrera científica?
El futuro de las mujeres en la carrera profesional de la ciencia no es fácil porque hasta el momento en que tenemos hijos creo que todo es bastante sencillo y no existen disparidades. Yo creo que la sociedad en la que vivimos nos acompaña y nos dan todas las facilidades para que así sea. Pero es verdad que en el momento en que aparecen los hijos es más difícil la conciliación. Y hablo de manera personal y tengo muchísima suerte y apoyo, pero creo que, en general, es cierto que todavía recaen sobre nosotras más tareas o más responsabilidades. O nos las imponemos nosotras, no lo sé. Pero es verdad que yo creo que es difícil o nos resulta todavía más difícil a nosotras conciliar la vida familiar con la profesional. Y, al final, sacrificas tu propia vida personal para mantenerte en la ciencia. Y volvemos a lo que hablábamos antes. Ahí el apoyo institucional es muy grande porque si la propia institución te protege tiempo para que puedas ser científico, eso también repercute en tu vida personal. Y es un círculo vicioso. Si tú estás feliz en casa, en tu día a día, estás feliz en el trabajo y viceversa.
¿Qué le dirías a las niñas y adolescentes que empiecen a sentir rechazo por las asignaturas de ciencias?
Si las niñas sienten rechazo por las asignaturas de ciencias, probablemente se deba a que no han visto su utilidad o el enfoque no ha sido el adecuado. La ciencia no es solo teoría, sino una herramienta poderosa para resolver problemas reales en la vida. Por eso, es importante no centrarse únicamente en el proceso, sino en el propósito y la aplicación práctica. Cuando comprendemos lo que se puede lograr a través de la ciencia y la investigación, su valor se vuelve mucho más claro y motivador.
¿Qué mensaje darías a las jóvenes interesadas en carreras científicas y médicas?
A mí me apasiona mi trabajo, la investigación, y no es fácil. En el camino hay muchas piedras y son caminos muy largos. Cuando inicias un proyecto, piensas que los resultados los vas a tener pasado mañana y a veces esos resultados no llegan hasta años después, pero son muy gratificantes. Entonces, mi consejo siempre es: encuentra algo que te ilusione, cree en ello, trabaja en ello y al final del día recuperarás todo ese esfuerzo invertido.