Madre se despide de su bebé, en brazos de la niñera© Getty Images

Maternidad

Madres sin culpa: cómo delegar el cuidado de tus hijos sin remordimientos

La psicóloga Angélica Joya nos da unas pautas muy eficaces para hacer frente a esa culpa que afecta a más del 50 % de las mujeres con hijos menores, según la Asociación Yo No Renuncio


6 de febrero de 2025 - 13:10 CET

Continuar con la vida profesional tras convertirse en madres es un desafío para muchas mujeres. La imposibilidad de compaginar horarios con los de sus hijos les obliga a recurrir a terceras personas a las que confiar el cuidado de los niños. Sin embargo, esto que está absolutamente normalizado y que cada vez es más habitual, trae en no pocos casos una pesada carga.

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De hecho, 6 de cada 10 madres confiesan que sienten culpa al delegar los cuidados en otras personas, según la encuesta Red Yo cuido. Nosotras cuidamos, de la Asociación Yo No Renuncio. ¿Por qué ocurre esto? “Si tuviera que resumir la respuesta en una sola palabra diría EXPECTATIVAS”, nos dice Angélica Joya, psicóloga clínica especialista en disciplina positiva y autora de Educar sin desesperar (Ed. Planeta). “La culpa materna tiene mucho que ver con las expectativas”.

Las expectativas de las que te hablo generan frustración, culpa y mucho sufrimiento emocional porque es como perseguir una zanahoria que siempre se aleja

Angélica Joya, psicóloga

Esas expectativas tienen que ver, según nos explica Joya, con convicciones de cómo debemos ser como madres y que, en muchos casos, vienen heredadas del entorno familiar, pero también “por la sociedad, por nuestras características de personalidad o por el ideal que nos hemos creado”. Hay, por otro lado, expectativas que se proyectan sobre los hijos y sobre la pareja, por cómo creemos que deben ser. “Y, por supuesto, la expectativa imposible de ser perfectas o llegar a todo”.

La psicóloga apunta a que tendemos a olvidar que se trata de expectativas inalcanzables, por lo que intentar constantemente llegar a ellas “nos deja en una sensación constante de no estar haciendo suficiente”. Y advierte: “como sociedad, confundimos expectativas como algo bueno como objetivos o sueños, pero en realidad las expectativas de las que te hablo generan frustración, culpa y mucho sufrimiento emocional porque es como perseguir una zanahoria que siempre se aleja”.

En relación a esta afirmación, una de las conclusiones de la citada encuesta de la Asociación Yo No Renuncio resulta muy significativa, pues señala que más del 54% de las mujeres han renunciado a alguna actividad o empleo por sobrecarga de trabajo y salud mental.

¿Cómo afrontar el sentimiento de culpa por delegar el cuidado de los hijos en otras personas?

Para hacer frente a ese sentimiento de culpa, la clave está en entender de dónde viene y qué mensaje nos está enviando, según Angélica Joya. “En Disciplina Positiva y Psicología Adleriana, entendemos que la culpa, como todas las emociones, tiene un mensaje y una función”. La psicóloga asegura que a esa culpa se le puede dar una función constructiva, puesto que podemos utilizarla para revisar nuestras acciones o nuestras creencias. “Pero si no tenemos los recursos adecuados para escuchar esa culpa, podemos terminar atrapadas en ella sin tomar ningún tipo acción constructiva”.

Para darle una utilidad positiva al sentimiento de culpabilidad, la especialista propone que hagamos un ejercicio práctico: lo primero es tomar consciencia de los momentos de la maternidad en los que sientes más culpa a lo largo de la semana. “Luego, con más calma, escribe qué pensamientos vienen a tu mente en esos momentos”, plantea. “Pregúntate: ¿esto es realmente cierto? Si la respuesta es no, reformula ese pensamiento con una frase más realista y amable contigo misma, como un mantra que puedas recordar”.

En lugar de decirte 'debería estar con mi hijo todo el tiempo, piensa 'mi hijo está en buenas manos y el amor que le doy le llega de muchísimas maneras diferentes'

Angélica Joya, psicóloga

Es fundamental que analicemos nuestro pensamiento y que, si aquello que da lugar al sentimiento de culpa tiene parte de verdad. Pone como ejemplo una práctica muy habitual de muchos adultos, que es pasar mucho tiempo pegados al móvil cuando se está con los hijos. “Entonces, en lugar de quedarte atrapada en la culpa, busca una acción concreta para cambiarlo”, propone. “Algo tan simple como dejar el móvil en la puerta de casa, apagar la notificaciones o dejarlo fuera del momento comida y cuento puede marcar una gran diferencia”.

Madre paga a la niñera de su hijo© Getty Images/Tetra images RF

¿Cómo recuperar el tiempo con los hijos que delegamos en otras personas?

Independientemente de que surja el sentimiento de culpa o no, la realidad es que muchas familias se ven obligadas a recurrir a terceras personas para que cuiden de sus hijos. Así las cosas, el 85% de las mujeres afirman haberse sentido solas desde que son madres debido a la falta de apoyo en la conciliación, según se desprende de la encuesta ‘Red Yo cuido. Nosotras cuidamos’.

Cuando delegar el cuidado es la única opción, es más importante que nunca dedicar de verdad tiempo de calidad a los hijos. Cada vez más psicólogos y educadores consideran que esto del tiempo de calidad es un nuevo engaño de la sociedad actual y que lo que los niños necesitan es tiempo, sin más, con sus padres. Pero esto es un tema a analizar en otro artículo…

Delegar no significa fallar como madre

Angélica Joya, psicóloga

Partiendo de esta premisa, el tiempo que no pasamos con nuestros hijos no se recupera, si bien sí que es necesario que, aquel que sí compartimos con ellos, se lo dediquemos al cien por cien y nos focalicemos en ellos. En este sentido, Angélica Joya nos dice que, en su opinión, no se trata de intentar recuperar nada “porque, muchas veces, desde esa intención de ‘recuperar’ actuamos impulsados por la culpa y acabamos agotados, sin poner límites claros y evitando conflictos a toda costa”, advierte. “Nuestros niños necesitan referentes reales, no padres sobreexigidos”.

Por ello, recomienda una serie de ideas para fortalecer la conexión con ellos sin caer en la exigencia:

  • Hazles sentir tu presencia incluso cuando no estás físicamente. “Un mensaje de audio, una nota en su merienda o mochila, o decirles en qué momento del día pensaste en ellos”, sugiere. “Pequeños gestos que refuerzan el vínculo”.
  • Crea rituales diarios. “Un saludo especial al despedirse, un momento fijo antes de dormir, compartir algo de tu día en lugar de solo preguntar por el suyo... La conexión no requiere horas, sino intención”.
  • Momentos sin distracciones. La psicóloga informa de que hay estudios que indican que compartir al menos cuatro comidas a la semana reduce el riesgo de conductas problemáticas y de riesgo en la adolescencia. “No se trata de estar siempre, sino de estar de verdad”.
  • Valida sus emociones. “Si te dicen ‘te extrañé’, en lugar de justificarte o minimizarlo con un ‘bueno, pero ya estoy aquí’, puedes responder con empatía: ‘Yo también te extrañé, qué bueno que ahora estamos juntos’. Eso sí, ten en cuenta que ese ’te extrañé’ a veces vendrá en forma de reclamo: ‘no juegas conmigo’, ‘llegas tarde’, etc”.

La autora de Educar sin desesperar hace hincapié en algo que considera fundamental: “delegar no significa fallar como madre”. Comenta que a veces creemos que la conexión es lo único que los niños necesitan para crecer sanos, pero “en realidad es un equilibrio entre conexión y utilidad”.

Es necesario, por tanto, que las madres se dirijan a sí mismas una mirada amable y comprensiva. “Cuando una madre pide ayuda, expresa sus necesidades y permite que otros participen en la crianza, está siendo un referente de sano para sus hijos”, asegura Angélica Joya. “Además, les da la oportunidad de aportar y sentirse valiosos. Un niño que solo recibe, aprende a recibir; pero un niño que también contribuye, aprende a dar y a ser empático”.

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