Madre enfadada con su hija© Adobe Stock

Crianza

Errores de crianza que provocan una conducta negativa en los niños

A veces solo vemos los ‘malos’ comportamientos de los hijos y, en ocasiones, estos son producto de conductas de los progenitores de las que estos ni siquiera son conscientes. Te contamos cuáles son.


23 de enero de 2025 - 10:59 CET

Aunque los padres quieran lo mejor para sus hijos, también cometen errores -los llamados errores de crianza- que repercuten directamente en el comportamiento de sus hijos. Y, en la mayoría de las ocasiones, los progenitores ni si quiera se dan cuenta de cómo su conducta afecta a la de sus hijos.

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“Uno de los errores que vemos más en Crece Bien es la sobreprotección”, afirma Sonia Martinez, psicóloga y directora de los Centros Crece Bien. “Queremos que nuestros hijos no sufran, y eso nos lleva a evitarles cualquier dificultad, pero esto les impide desarrollar habilidades como la resiliencia o la capacidad de resolver problemas”.

Este no es, sin embargo, el único error de crianza habitual. Hay algunos más, la mayoría de los cuales tiene que ver con la manera en la que padres y madres se comunican con sus niños.

Queremos que nuestros hijos no sufran, y eso nos lleva a evitarles cualquier dificultad, pero esto les impide desarrollar habilidades como la resiliencia o la capacidad de resolver problemas

Sonia Martinez, psicóloga

Errores en la crianza que afectan a la conducta de los niños

  • No establecer límites o ser inconsistentes con ellos es otro error común, según nos indica Sonia Martínez. Esta inconsistencia o esta ausencia de límites “puede generar confusión en los niños sobre qué se espera de ellos”. En algunos casos, además, los progenitores tienden directamente a eliminar los límites que pueda haber para evitar conflictos en casa, puede derivar en que los niños se comporten de forma impulsiva o demandante. “Los niños necesitan límites claros y coherentes para sentirse seguros”, subrayan desde Crece Bien.
  • Dirigirse a los niños con gritos. “Por otro lado, algunos padres caen en modelos de comunicación poco efectivos, como resolver conflictos con gritos, evitar el diálogo o no escuchar activamente a sus hijos”, añade la psicóloga. “Quizá esos son los que más estamos viendo en los centros”.
  • Castigar sin explicar el motivo. Desde Crece Bien señalan que castigar a los hijos sin explicarles el motivo (independientemente de si es adecuado o no el castigo en sí, que ese es otro tema a debatir) solo servirá para generar resentimiento. “Es importante explicar las razones detrás de las consecuencias”, destacan.
  • No predicar con el ejemplo. La principal fuente de aprendizaje de los niños, especialmente de los más pequeños, es a través de la observación. “Si ellos ven que tú no respetas ciertas normas o manejas mal el estrés, es probable que imiten esas conductas”.
  • Ignorar las emociones del niño. Aún hoy en día es habitual escuchar a un adulto decirle a un niño que no llore, o que no es nada lo que le ocurre. Por mucho que se haga para tratar de ayudar al pequeño, la realidad es que con estas expresiones se están minimizando sus emociones. Minimizarlas o, directamente, ignorarlas “puede hacer que se sientan incomprendidos y reaccionen con frustración o rebeldía”.
Madre intenta quitar la tablet a sus hijos© Getty Images

¿Cómo repercuten los errores de crianza en la conducta de los niños?

Dado que, como señalábamos anteriormente, los niños aprenden sobre todo a través de la observación y del ejemplo, las conductas de los padres y los errores de crianza pueden influir directamente en su forma de relacionarse, gestionar sus emociones y afrontar desafíos, tal y como apunta Martínez. “Por ejemplo, la sobreprotección puede llevar a la inseguridad o a una falta de autonomía. La ausencia de límites claros puede derivar en conductas desafiantes, mientras que una comunicación basada en gritos o en la falta de escucha puede hacer que los niños adopten esas mismas estrategias en sus relaciones con los demás”.

¿Cómo darnos cuenta de que estamos cometiendo errores de crianza?

“El primer indicador, aunque no el único, suele ser la conducta de los niños”, responde la psicóloga. “Si notamos cambios significativos, como un aumento en las rabietas, dificultad para expresar emociones, conductas desafiantes o retraimiento, es una señal de que algo podría no estar funcionando”.

Sonia Martínez puntualiza que es importante también reflexionar sobre cómo nos sentimos como padres: “¿nos encontramos constantemente frustrados o desbordados? Esto puede indicar que estamos gestionando la crianza de una manera que necesita ajustes”.

Los niños necesitan límites claros y coherentes para sentirse seguros

Sonia Martinez, psicóloga

El análisis de nuestra situación personal al respecto debe realizarse con autocrítica, pero sin caer en la culpa. Para ello, “pregúntate: ¿estoy siendo coherente con los valores que quiero transmitir? ¿Estoy dando el ejemplo que me gustaría que siguieran?”, propone la especialista. “Hablar con maestros, otros padres o incluso con un profesional también puede ayudarte a identificar patrones que quizá no estás viendo”.

¿Cómo reconducir la situación en la crianza de los hijos?

“El primer paso es reconocer que no somos perfectos y que estamos aprendiendo junto con nuestros hijos”, nos dice la directora de los centros Crece Bien. Una vez que somos conscientes de nuestros errores y de las conductas inadecuadas que llevamos a cabo con nuestros hijos o frente a ellos, ¿cómo reconducir la situación y criarlos y educarlos como merecen?

“Hablar con ellos y ser honestos cuando cometemos errores es un acto poderoso que les enseña humildad y les muestra que crecer es un proceso continuo”, nos asegura. “También es importante analizar qué áreas necesitamos ajustar: ¿necesitamos poner más límites? ¿Dedicar más tiempo de calidad? ¿Gestionar mejor nuestras emociones?”.

La especialista recomienda un gran recurso como es buscar apoyo, ya sea a través de libros, talleres para padres o consultando con un profesional que pueda guiarnos. “No se trata de cambiar todo de golpe, sino de dar pasos pequeños pero consistentes”, afirma. “Por ejemplo, si notas que los gritos son frecuentes, puedes trabajar en herramientas de comunicación más efectivas. Si el problema es la falta de tiempo de calidad, establece un momento diario, aunque sea breve, para estar con tus hijos sin distracciones”.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.