El estrabismo es una afección visual que, si no se trata tiempo, puede afectar no solo al desarrollo visual del niño, sino también repercutir en su rendimiento académico, así como en el plano social y emocional. “Los niños con estrabismo pueden experimentar dificultades de aprendizaje debido a que la percepción espacial (3D) sea casi inexistente”, detalla José Ramón García, óptico-optometrista y Product Manager de Lentes y Servicios de General Optica. “Esto hace que la coordinación ojo-mano se vea afectada, por lo que el desarrollo psicomotriz puede verse afectado”.
“A estos factores podemos sumar los problemas emocionales y sociales que afecten a la autoestima y la confianza del niño, que en ocasiones puede ser objeto de burla, sintiéndose diferente a sus compañeros”.
¿Qué es el estrabismo?
El estrabismo es una desviación manifiesta de los ejes visuales, tal y como nos explica José Ramón García. Es decir, “uno de los ojos puede mirar hacia adelante mientras que el otro puede desviarse hacia adentro, hacia afuera, hacia arriba o hacia abajo. Esta desviación puede ser constante o intermitente”.
Se produce cuando los músculos que controlan los movimientos oculares no funcionan adecuadamente, lo que da como resultado que exista una ausencia de coordinación entre los dos ojos.
¿A partir de qué edad se puede detectar el estrabismo en los niños?
El optometrista nos indica que es a partir de los 12 meses de edad cuando hemos de prestar mayor atención a los ojos de los niños y consultar en caso de que se produzca alguna desviación. Antes de esa edad “no está desarrollado el sistema binocular (la coordinación entre ojos), por lo que puede ser normal que los ojos no estén alineados, pero cualquier desviación percibida a partir de esta edad debe ser evaluada por un especialista en la visión”, advierte.
Síntomas de estrabismo en niños
El síntoma más evidente de la presencia de estrabismo en un niño es, según se deduce de todo lo anterior y según nos indica García, la desviación en los ojos. Para asegurarnos de que esa desviación pueda tener que ver con el estrabismo, recomienda que observemos al niño en un ambiente relajado para detectar si cuando mira de lejos, a una distancia de más de 2 metros, tiene los dos ojos alineados.
“Es importante que lo que observe el pequeño esté frente a él, ya que si lo que mira está de lado, puede parecer que desvía un ojo y no ser así”, señala el especialista de General Optica. “Si observamos que efectivamente desvía un ojo, no alarmarse y repetir la observación en otro momento. Si se confirma la desviación, anotar las circunstancias, qué ojo desvía y hacia dónde. Con esta información debemos pedir cita con el especialista en la visión”.
Junto a este, podemos añadir otros síntomas o señales indicativas de la presencia de estrabismo en niños:
- Entrecerrar los ojos. Un gesto muy característico de niños que tienen estrabismo y que este aún no ha sido diagnosticado es el de entrecerrar los ojos o el de torcer la cabeza. Lo hacen de manera inconsciente, con el objetivo de alinear la visión y evitar la visión doble.
- Visión doble. Se trata de otro de los síntomas, aunque si el niño es muy pequeño y no sabe expresar o identificar lo que le ocurre, los padres difícilmente se percatarán de ello (más que a través del gesto señalado en el punto anterior). La visión doble la produce la falta de alineación de los ojos, lo que impide que el niño sea capaz de fusionar lo que ve en una sola imagen tridimensional.
- Fatiga ocular. El niño que tiene estos problemas de visión lleva a cabo, casi de manera constante, un esfuerzo para enfocar y alinear los ojos. Este esfuerzo provoca por lo general fatiga ocular. Esto, en ocasiones, da como resultado irritación ocular, señal más fácilmente reconocible para los adultos de referencia del menor.
¿El estrabismo se corrige con el tiempo?
“Si como ‘curar’ consideramos que no aparezca, debemos discriminar entre estrabismo refractivo y estrabismo muscular”, indica José Ramón García . “El refractivo es debido a no llevar la corrección adecuada y podemos ver que desaparece cuando el niño se pone sus gafas. Si el estrabismo es muscular, habitualmente requiere de un proceso quirúrgico para ser corregido, ya que se debe ‘ajustar’ el sistema muscular ocular para redirigir la mirada”.
En algunos casos, es adecuado tratar el estrabismo con terapia visual, que consiste en una serie de ejercicios y diferentes actividades diseñadas de manera específica y personalizada a cada paciente para que este pueda mejorar la coordinación y el control de los músculos oculares. “Estos ejercicios pueden incluir seguimiento de objetos, enfoque y percepción de la profundidad”, apunta García. “Para saber si este tratamiento puede ser efectivo para nuestro hijo, debemos pedir una valoración por el optometrista especialista en la materia”.
En cualquier caso, el especialista de General Optica subraya que es importante abordar el estrabismo infantil de manera precoz, puesto que puede afectar al desarrollo visual del niño, así como a su calidad de vida en general. “Un diagnóstico temprano e identificar la causa subyacente del estrabismo es fundamental para determinar el mejor enfoque de tratamiento y ayudar a prevenir posibles complicaciones visuales en el futuro”.