Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se asocian más habitualmente al género femenino. De hecho, los estudios que se hacen al respecto reflejan una prevalencia mucho mayor en chicas, entre el 5,5 y el 17,9%, frente a una horquilla de entre el 0,6 y el 2,4% en varones, según se puso de manifiesto en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebró en Salamanca el pasado mes de noviembre.
Sin embargo, es preciso poner el foco de atención también en los chicos, pues los TCA provocan el mismo sufrimiento en ellos y son también muy peligrosos. De ahí la necesidad de detectarlos a tiempo, tanto en las adolescentes como en los adolescentes, pues es preciso evitar las graves consecuencias para la salud física y emocional que puede causar a unas y a otros. El problema es que suele ser más difícil detectar las primeras señales de alarma de la presencia de un TCA en los chicos.
El motivo principal radica en que, cuando hablamos de trastornos alimentarios, se suele pensar en anorexia y bulimia, los cuales son menos comunes en los varones. Hemos de tener en cuenta que los trastornos alimentarios en la población masculina tienen, por lo general, algunas particularidades respecto a los que afectan a las chicas, tal y como nos explica el Dr. Robin Rica, Doctor en Psicología y director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria de Instituto Centta (www.centta.es).
“Pensemos que el ideal corporal aspiracional entre géneros es diferente en la población general: mientras que las mujeres tienden a la delgadez, el varón tiende al volumen y visibilización de la musculatura”, apunta el doctor. “De esta perspectiva, en lo patológico, se habla de trastornos alimentarios orientados a la musculatura”.
Así, en el caso de los chicos es más habitual la dismorfia muscular (DM), popularmente conocida como vigorexia. “En estos trastornos la persona sufre por no verse lo suficientemente definido o musculado, y altera su relación con la comida y la actividad física con este propósito”, señala.
El Dr. Rica advierte de que estos chicos pueden llegar a consumir anabolizantes, práctica que está en aumento entre los jóvenes, asegura, que “es una tendencia muy inquietante porque son sustancias muy peligrosas”.
¿Por qué es más difícil detectar un Trastorno de la Conducta Alimentaria en un varón?
Los motivos por los que resulta más complicado detectar un Trastorno de la Conducta Alimentaria en los chicos que en las chicas son varios. El director de la Unidad de TCA de Instituto Centta enumera los siguientes:
- Mayor dificultad para pedir ayuda. “Los varones tienen más dificultades para pedir ayuda por cuestiones de salud mental en general, y más cuando son problemáticas relacionadas con la imagen corporal”.
- Un mayor estigma social. “Se atribuyen los TCA a enfermedades femeninas y eso genera un doble estigma en los varones que están sufriendo por estas cuestiones”.
- La delgadez en ellos no siempre llama la atención. El Dr. Rica explica que los varones excesivamente delgados no suelen generar tanta sensación de alarma como una chica. A esto hay que añadir que “los profesionales tampoco tienen en muchas ocasiones conciencia de que un diagnóstico de TCA o de DM pudiera estar sobre la mesa, y pasa desapercibido. Falta aún formación, sensibilización y conciencia, tanto en la comunidad sanitaria como en la sociedad en general”, advierte.
¿Son fiables las cifras acerca de la prevalencia de los TCA en varones?
Teniendo en cuenta todo lo explicado anteriormente y las dificultades de los chicos para acudir a tratamiento, “es comprensible que las cifras de alteraciones alimentarias y de la imagen corporal en los hombres puedan estar infradimensionadas”. Rica pone sobre la mesa, además, que los instrumentos de medida utilizados por los investigadores, como pueden ser los cuestionarios y las entrevistas, están construidos “desde una perspectiva de la corporalidad y las alteraciones alimentarias de las mujeres, por lo que en muchos casos los hombres no se sienten identificados”.
De ahí que el Dr. Robin Rica, junto a otros especialistas del grupo de investigación ANOBAS de la Universidad Autónoma de Madrid, haya realizado una investigación al respecto. La investigación, publicada en la prestigiosa revista European Eating Disorders Review, se considera el primer estudio en el mundo sobre prevalencia de Trastornos Alimentarios y Dismorfia Muscular.
Para llevar a cabo dicho estudio, el Dr. Rica y el resto de investigadores implicados utilizaron instrumentos psicométricos específicos para población masculina, con los que obtuvieron unos datos más precisos: la investigación arrojó unas cifras de prevalencia clínica de TCA y Dismorfia Muscular de 1.3% y 1.4%, respectivamente. Estas cifras se equiparan más a las existentes en la población femenina, por lo que Rica y el Instituto Centta subrayan la necesidad de emplear los instrumentos adecuados para detectar de manera más fiable a unas personas que, aunque les cueste transmitirlo, cargan con un sufrimiento importante en su interior.
Afortunadamente, “parece que poco a poco se detecta mejor”, según nos dice el doctor en Psicología. Advierte, eso sí, que “suelen ser pacientes que realizan abandonos terapéuticos más tempranos y en los que las familias encuentran la mejoría simplemente en la recuperación de peso, y no ven el riesgo en las alteraciones que tienen que ver con la musculatura”.
Al final, tanto lo relativo al peso como la obsesión por la musculatura son dos caras de la misma moneda: ambas son fruto de la insatisfacción corporal y de la búsqueda de un cambio de apariencia que proporcione la seguridad y la aceptación que el afectado no encuentra en sí mismo.