Ser madre a partir de los 35 años, lo que podría considerarse un embarazo tardío, ya que a esa edad hay un descenso brusco de la fertilidad, puede tener una consecuencia beneficiosa para estas mujeres.
Así lo afirman varios estudios citados por el profesor José Miguel García Sagredo, académico de número de Genética y secretario general de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME). ¿Cómo se explica?
Mecanismos de compensación biológica
Como explica el experto, que fue también jefe del Servicio de Genética Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, presidente de la European Cytogeneticists Association y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, "hay varias teorías de compensación biológica y de velocidad de envejecimiento que demuestran que la capacidad de tener hijos más tarde es un indicador de senescencia [proceso de envejecimiento] tardía o prolongada, es una constatación de un estado biológico".
Así, "esta esperanza de vida se traduce en menos probabilidades de morir temprano por una enfermedad y no es cuestión de cuándo se decide la edad para tener hijos, sino de la capacidad de tener hijos tarde, que no todas las mujeres la tienen, y forma parte de su constitución biológica”, añade. Sería pues una facultad de la que disponen algunas féminas.
Factores genéticos y estilo de vida
El indicador biológico de ese proceso de envejecimiento tardío es "tener la capacidad de tener un hijo a los 35 años porque su biología es beneficiosa desde el punto de vista del envejecimiento", destaca el miembro de la RANME.
No obstante, hay que tener en cuenta que, además de los factores genéticos en esa mayor esperanza de vida, también influyen otros y "es esencial llevar un estilo de vida saludable donde haya hábitos de alimentación y ejercicio físico correctos y con poco estrés metabólico".
Para reforzar esta teoría de la importancia de la genética en estas madres tardías, el profesor García Sagredo aporta otro dato sorprendente: "Los hermanos varones cuyas hermanas dieron a luz a una edad tardía tienden a tener una esperanza de vida significativamente más larga. Esto sugiere que el vínculo entre la fertilidad prolongada y la longevidad tiene un componente genético. Los hermanos comparten el 50% de sus genes, luego los genes positivos para una mayor esperanza de vida están compartidos”.
Una maternidad cada vez más tardía
España se sitúa a la cabeza de Europa, solo por detrás de Italia, en relación al tiempo que tardan las mujeres en tener a su primer hijo. La edad media está actualmente en 31,6 años. "Hoy en día hacemos hincapié de forma constante en que la edad es el factor más determinante en la fertilidad de las mujeres y hay un amplio conocimiento sobre la importancia de llevar hábitos de vida saludables para cuidar la salud reproductiva, pero hay otra serie de factores que influyen en las trayectorias vitales de las mujeres que pueden frustrar sus expectativas y nos impiden revertir la situación de la natalidad actual", advierte el Dr. Joaquín Llácer, director médico de las clínicas Ginemed y Ginefiv.
En el 10º Estudio 'Conocimientos y hábitos de la fertilidad en las mujeres', llevado a cabo por Ginefiv entre mujeres de toda España con edades entre los 19 y los 47 años, el 30% de las encuestadas reveló que le hubiera gustado ser madre antes de los 30 años. ¿Cuál es el escollo principal para no cumplir con ese deseo? Una situación laboral inestable o tener un contexto sociolaboral demasiado estresante.
El 'child gap', la diferencia entre los hijos deseados y los que se tienen realmente
En España, casi nueve de cada diez mujeres menores de 30 años no han sido madres todavía. Tienen que aplazar su deseo reproductivo, fundamentalmente porque piensan que tener hijos afectará a su futuro laboral, porque quieren alcanzar antes el éxito profesional o porque tienen problemas para conciliar el trabajo y la vida familiar.
Aunque las mujeres saben que es más fácil quedarse embarazada antes de los 35 años, no siempre es posible y "esto se traduce en que las mujeres recurren cada vez más a los tratamientos de fertilidad de forma reactiva, ya que a partir de los 35 años la reserva ovárica disminuye notablemente y es más difícil lograr el embarazo de forma espontánea”, recalca el Dr. Llácer.
Un 62% de las participantes en el estudio de Ginefiv declararon que tendrán menos hijos de los que les gustaría, lo que se conoce como el child gap, o la diferencia entre el número de hijos deseados y los que realmente se tienen.