La pérdida de un ser querido siempre es difícil de transitar, incluso para los adultos. Cuando, además, hay que explicar a niños lo ocurrido y acompañarlos en su propio duelo, lo es mucho más. Ahora que ya estamos inmersos en las Navidades, puede parecer imposible a familias que estén aún en proceso de duelo vivirlas con la alegría de antaño y, sin embargo, son conscientes de que se trata de una época especial en la infancia de sus hijos y quieren que estos las disfruten. ¿Es posible lograrlo?
Para tratar un tema tan delicado hemos hablado con Milena González, psicóloga infantil y psicoterapeuta experta en educación emocional, y autora del libro Guía familiar para abordar el duelo en la infancia (Ed. Toromítico). “Sentir el dolor de la pérdida de un ser querido es doloroso en cualquier momento, pero hay ocasiones, como la navidad, en que la ausencia del ser amado puede sentirse con mayor intensidad”, especialmente si la pérdida es reciente y es la primera Navidad sin el familiar, nos dice.
“Ese primer año de la ausencia de ese ser querido es el año de las primeras veces: la primera vez de su fecha de cumpleaños (el propio y el de la persona que ha fallecido) sin esa persona; las primeras vacaciones de verano que no está, las primeras navidades, nochevieja, fiesta de Reyes que se viven sin que esté presente… es difícil para nosotros y especialmente para ellos”, explica. “Sobre todo porque en la infancia se carece de los recursos internos para elaborar por sí mismo las narrativas necesarias para transitar la pérdida”.
Por eso la especialista en educación emocional hace hincapié en la importancia de que un adulto de referencia del niño “sintonice con su malestar, que traduzca su paisaje emocional interno y que le ayude a verbalizar lo que siente o lo que intuye que siente porque en la mayoría de los casos el niño carece de las palabras para ponerle nombre a sus sensaciones, emociones y pensamientos”.
Pautas para ayudar a los niños a transitar un duelo en Navidad
“Cuando hemos perdido a un ser querido y además tenemos niños a cargo, lidiamos no solo con nuestro dolor, sino con el dolor, las preguntas y el mundo emocional de nuestros niños, quienes también están experimentando el sufrimiento de la pérdida”.
Para ayudarnos, por tanto, en tan difícil tarea, Milena González señala algunos aspectos que considera fundamentales de cara a realizar un acompañamiento óptimo a los niños estos días:
- Empatizar con su dolor. “Tu protección y compañía serán la mejor pauta para acompañar a un niño en proceso de duelo: No conozco una herramienta o pauta de crianza que sea más humana y consoladora que sintonizar con el sufrimiento de otra persona, más aún cuando ese ser que sufre es un niño pequeño”. Para ello, es esencial estar presentes y dedicarles atención plena, y “es importante no minimizar, negar o silenciar su tristeza”, añade la psicóloga. “Permitir espacios en los que pueda hablar, llorar o expresar lo que siente es fundamental”.
- Anticipar al niño sobre lo que se va a hacer durante las fechas de celebración. Será de gran ayuda para él el hecho de “que sepa con quienes compartiréis, y con quienes no; en qué casa estaréis, si va a haber un viaje, avisarle con antelación y no esperar hasta el día del mismo”.
- Ayudarlo a poner foco en lo que sí tenéis en este momento. González se refiere no solo a lo material, sino también (y sobre todo) a la presencia de personas que lo aman que sí están y con las que puede compartir y celebrar “pese al dolor tan legítimo que siente”. Y propone animar al niño a pensar en juegos o actividades para compartir con esas personas durante estas fechas tan señaladas
- Honrar el recuerdo del ser querido. Esto también servirá de ayuda al menor. “Podría ser propiciando un momento para hablar de él, de los momentos que compartieron mientras vivía, de los recuerdos que han quedado a través de objetos personales, vídeos, fotos, pero sobre todo entregándole al niño la idea de que, pese a la ausencia física, su recuerdo siempre permanecerá en nuestros corazones”.
¿Cómo hacer que los niños que transitan un duelo recuperen la alegría en Navidad?
“Creo que el objetivo debe ser respetar su propio proceso. Si ponemos el foco insistentemente en que esté alegre, podemos caer en la invalidación y negación de lo que siente y con esto hacemos un flaco favor a que transite de forma óptima su duelo”, advierte Milena González. “Cuando un niño atraviesa un duelo o cualquier situación difícil y ve a sus padres o figuras de apego incapaces de sostener su malestar o sufrimiento, ese niño sin darse cuenta silencia su tristeza, hipoteca su dolor y prioriza el bienestar de quien lo cuida, dirigiéndolo no solo a que deslegitime y silencie lo que siente, sino a que además se sienta responsable de que su padre, madre o cuidador no esté preocupado por verle a él o a ella preocupado”.
Por eso, la autora de Guía familiar para abordar el duelo en la infancia subraya que hemos de tener muy presente que acompañar al niño no es sinónimo de verlo alegre o ilusionado o, al menos, no como nosotros esperamos que lo esté. Si somos conscientes de esto, “entonces valoraremos su esfuerzo por pasárselo bien, entenderemos que habrá momentos en los que les veremos tranquilos y otros en los que los veremos tristes y acongojados y que tanto lo uno como lo otro es normal y esperado y, sobre todo, es importante que lo transite acompañado”.
¿Cómo acompañar al niño a transitar un duelo en Navidad cuando su familia está muy afectada?
Los cuatro puntos señalados anteriormente son la base para acompañar al niño en una situación de duelo en fechas especialmente delicadas como la Navidad. Sin embargo, en ocasiones, el dolor de los adultos es tal que tienen dificultades para brindar al pequeño la ayuda que precisa al respecto. En estos casos, hemos de “esforzarnos por entender que es normal que todos se sientan así”, según apunta González.
La psicóloga infantil transmite un mensaje de tranquilidad a las familias que atraviesan por esta situación al recalcar que su dolor es legítimo y que “merece ser expresado y sentido”. Añade, eso sí, que es muy importante “tener presente que es nuestra responsabilidad priorizar y acompañar de la forma que mejor podamos a los niños que tenemos a cargo”.
Por ello, recomienda a los adultos pedir ayuda si aún no lo han hecho. Y no se refiere exclusivamente a acudir a un profesional de la salud mental, sino también a otros familiares que puedan ayudar ante determinadas tareas y, en caso de no contar con familiares cercanos, buscar ese apoyo en los amigos más próximos. “Es importante que tengas presente que, para cuidar suficientemente bien a los niños y niñas que tienes a cargo, es necesario que primero te cuides suficientemente bien a ti mismo”.