Niña dando un regalo de Navidad© Adobe Stock

La educación en valores empieza en casa: 4 valores navideños que inculcar a tus hijos

La Navidad es mucho más que los regalos y los días festivos. Es una magnífica oportunidad para educar a los hijos en una serie de cualidades que deberían estar presentes el resto del año, pero que en esta época se hacen más patentes.


17 de diciembre de 2024 - 10:50 CET

La Navidad es un tiempo estupendo para dar rienda suelta a los mejores sentimientos. Esto no significa que haya que circunscribirlos solo a esta época, pero sí puede servir como trampolín para hablar, dar ejemplo y fijar determinadas conductas positivas en los hijos.

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De ello hemos hablado con Mar Rey, profesora del colegio CEU San Pablo Montepríncipe, de Madrid, que nos descubre qué valores deberíamos intentar transmitir en estos días.

Si no quieren donar algún regalo, obligarles no es buena idea. El diálogo es el mejor recurso

Mar Rey, profesora

1. La solidaridad, una forma de vida que ahora se hace más patente

En las fiestas navideñas se multiplican las iniciativas para ayudar a otros, para proporcionarles lo que necesitan, para compartir... "La Navidad es un momento en el que todos nos sentimos más inclinados a ayudar a los demás y ser más solidarios, pero es importante que nuestros hijos vean esta actitud en nosotros a lo largo de todo el año y no como una actitud puntual; el ejemplo es el mejor maestro", señala la docente.

Algunas organizaciones ofrecen durante todo el año actividades de voluntariado que se realizan en familia. Es una muy buena forma de que los hijos sean conscientes de otras realidades, mientras, además, realizan una actividad junto a sus padres y hermanos. Y circunscribiéndonos a estas fiestas, puede visitarse alguna residencia de ancianos y cantarles villancicos, preocuparse de organizar una actividad de ocio para niños que están en centros de acogida, servir en un comedor social una cena especial... Hay muchas formas de ayudar, dependiendo de la edad de los hijos.

Cuando son más pequeños se suele recurrir a la donación de un juguete. Pero ¿qué pasa si no se quieren desprender de ninguno? "Obligarles no es buena idea. Si no quieren donar, el diálogo es el mejor recurso.  En primer lugar, hay que hacerles ver que no todos los niños tienen la suerte de poder tener juguetes y que él, con su generosidad, puede hacer que esto cambie", advierte Mar Rey. Si están reticentes, es bueno dejarles elegir el juguete que quieren donar (eso sí, siempre que esté en muy buen estado). Puede ayudar hacer "que piensen en cómo se sintieron cuando recibieron ese juguete y hacer que se ilusionen con fomentar ese sentimiento en otros niños".

2. La gratitud, una actitud a fomentar desde pequeños

En la Navidad, los niños suelen recibir un aluvión de regalos. Inmersos en una sociedad consumista, no siempre son conscientes de lo afortunados que son por ello, ni se paran a dar las gracias. La responsabilidad es, en parte, de los adultos, pues las fechas señaladas en que son obsequiados se convierten muchas veces en una carrera para abrir regalos sin descanso. ¿Qué hacer? "No darles inmediatamente todo lo que piden les hace esperar con mayor ilusión aquello que desean y desarrolla en ellos el valor de la espera. Además, poner límites los prepara para la vida y ser capaces de manejar la frustración, pues no siempre van a poder conseguir de forma inmediata sus objetivos", comenta la representante de CEU San Pablo Montepríncipe

Pero fomentar esta cualidad es esencial. "La gratitud es una actitud que ayuda a disfrutar de lo cotidiano, sabiendo que todo nos es dado y que todos nos necesitamos", destaca. "Tenemos que generar en ellos una visión positiva de la vida, dar gracias por todo lo que tenemos y por los pequeños servicios que nos ofrecen los demás. Las fórmulas de cortesía como dar las gracias, saludar o pedir perdón tienen que salir del corazón", añade. Es, pues, un momento óptimo para hacer hincapié en esa gratitud tan propia de la Navidad, pero que debería estar presente todo el año.

Instaurar tradiciones familiares crea un vínculo fuerte y duradero

Mar Rey, profesora

3. La familia, como pilar para el niño

Contar con una familia dispuesta a sostener en todos los sentidos a sus hijos es un factor protector frente a problemas de diferentes tipos. La Navidad es la fiesta familiar por excelencia, por eso hay que saber aprovechar esta coyuntura para estrechar los lazos entre padres e hijos. 

"Las fiestas navideñas nos brindan muchos momentos en familia y tenemos que hacer que sean esperados con ilusión. Es importante cargar su mochila vivencial con recuerdos inolvidables", señala Mar Rey. Así, no basta solo con compartir el tiempo juntos, sino que es necesario estar presente física, mental y emocionalmente, "y entregarnos por completo, evitando distracciones y haciéndoles notar que en ese momento no hay nada más importante que ellos".

"Además, instaurar tradiciones familiares, como por ejemplo visitar belenes, tomar el roscón con los primos o poner el árbol juntos, harán que se recuerden esos momentos con cariño y se esperen con ansias, creando un vínculo familiar fuerte y duradero", añade.

© Adobe Stock

4. La paz y la tranquilidad, un espejo en el que crecer

"Lo que más ayuda a desarrollar un carácter equilibrado es crear un ambiente en el que se respire cariño y comprensión", señala la profesora. Cuando los niños se crían en ese entorno de calma pueden beneficiarse de muchas ventajas, como ponerse en el lugar de los demás, disculpar sus fallos y saber que todos somos limitados.

"Además, debemos enseñarles a poner nombre a sus emociones y a que sepan expresarlas de manera adecuada para que podamos comprenderles y ayudarles", concluye, tanto cuando se sienten bien y en paz, como cuando están irascibles o con cualquier otra emoción que los desrregule.