Muchos padres tienen la falsa creencia de que es más habitual que los niños tengan problemas en los pies en verano, época propicia a que presenten hongos a causa de las piscinas. Sin embargo, en invierno pueden aparecer más patologías a las que es necesario prestar atención, puesto que las molestias producidas por el frío pueden provocar que los niños cambien su forma de andar para evitar el dolor.
Lo advierte Irene García Garrido, podóloga especializada en posturología y directora de la clínica Podología García de Sevilla (podologiagarcia.com), quien señala que ese cambio en la forma de caminar de los menores “provoca alteraciones en el patrón de la marcha, pudiendo provocar dolores, molestias y alteraciones que no existían”.
Causas por las que aparecen problemas en los pies de los niños por el frío
Los motivos por los que en invierno aparecen problemas en los pies de los niños o se agravan otros ya existentes son diversos. El más habitual es que, debido al frío, los músculos y ligamentos se tensan, lo que “puede causar molestias y dolor si la tensión es muy grande”, tal y como nos explica la podóloga.
García Garrido añade otro motivo y es que, con el frío, se produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos (vasoconstricción), lo que hace la circulación fluya más lenta. Esto “puede provocar sensación de pesadez e incluso dolor si es muy severo”, apunta. “Debido a la deshidratación provocada por esta vasoconstricción, la piel se deshidrata y se vuelve menos elástica, favoreciendo la aparición de heridas y ampollas y esto, como consecuencia, trae un mayor riesgo de aparición de infecciones en la piel porque se queda una puerta abierta a través de estas heridas y ampollas”
Otro de los factores que agravan los problemas en los pies de los más pequeños es que, “con el frío, los niños suelen estar menos activos”, asegura la especialista.
¿Cuáles son los problemas en los pies de los niños más habituales en invierno?
Además de los ya indicados, habría que añadir otros problemas o molestias que pueden presentar los niños en sus pies en la temporada de invierno. Irene García Garrido enumera los siguientes:
- Sabañones. Se producen por los cambios bruscos de temperatura; “lo normal es que, al sentir los pies fríos, en cuanto pueden los acercan a las estufas y ese cambio brusco favorece la aparición de estas lesiones”.
- Hongos. No, los hongos en los pies no aparecen exclusivamente en verano a causa de las piscinas. En invierno, el exceso de humedad es habitual por el uso de calcetines o calzado poco transpirables, que pueden hacer que los pies de los niños suden más.
- Debilidad en la musculatura. “La falta de actividad puede provocar debilidad en la musculatura y aumento de peso”, apunta la podóloga.
- Postura antiálgica. Se llama así a la postura que se adquiere de manera espontánea para evitar el dolor o, en este caso, las molestias por el frío (lo que hace que vayan más encorvados). “Este cambio en el patrón de la marcha puede, a su vez, provocar múltiples problemas, como tendinitis, fascitis plantar, molestias en tobillos, rodillas, caderas, espalda, cuello, cabeza…”, nos comenta García Garrido.
- Disfunciones posturales. Esa posición antiálgica puede derivar en disfunciones posturales. “A través de la fascia se recibe el 70% de la información postural y, si esta está alterada con alguna lesión, la respuesta efectuada a la información recibida del exterior es una respuesta no fisiológica que puede generar una desalineación de toda la cadena corporal, pudiendo aparecer curvaturas anormales de la columna vertebral e incluso, desviar el eje visual como compensación”. La especialista advierte de que también puede afectar a la boca y “provocar una mala oclusión y un síndrome disfunción de ATM (articulación temporomandibular), y otras muchas más disfunciones”.
- Otras consecuencias. “También puede tener consecuencias a nivel de autoestima y relaciones sociales, pues si tienen dolores o dificultades para realizar ciertas actividades no querrán realizarlas, lo que puede llevarlos a aislarse para evitar encontrarse en esas situaciones”.
¿Qué hacer para evitar problemas en los pies de los niños?
Afortunadamente, hay ciertas precauciones que se pueden seguir para evitar la mayor parte de los problemas que podrían desarrollar los niños en los pies en temporada de frío:
1º Elegir un calzado adecuado es la primera medida en cualquier época del año. El zapato o la zapatilla “debe ser flexible, transpirable, de materiales ligeros, aislantes, y la suela debe estar muy dibujada para que sea antideslizante, de puntera ancha con suficiente espacio para que puedan mover los dedos tanto a lo ancho de la puntera como a lo alto de esta”, indica Irene García.
Como cabe suponer, la talla debe ser la correcta: “tiene que sobrar entre 1 y 1,5 centímetros desde el dedo gordo a la puntera del zapato”. El calzado debe ser, además, preferentemente de cordones, puesto que proporcionan un mayor ajuste, pero “si el niño aún no sabe atarse los cordones se pueden usar con velcros”. En cualquier caso, la podóloga puntualiza que siempre habrá que inspeccionar el interior del calzado; “este no debe tener ningún saliente si metemos la mano dentro para evitar heridas y rozaduras”.
2º Mantener una buena higiene de pies y calzado. En el caso de los pies, García recomienda lavarlos con geles neutros y agua templada y secarlos muy bien, especialmente en el espacio entre los dedos. También es aconsejable hidratarlos con un producto adecuado según el tipo de piel; “esto evitará o disminuirá la aparición de lesiones en la piel”.
En el caso del calzado, limpiarlo con productos adecuados con el objetivo de “evitar que el interior se convierta en un caldo de cultivo de bacterias y hongos que puedan afectar a la piel”. Aunque a simple vista pueda carecer de importancia, también se debe mantener el exterior del calzado para que así se alargue la vida útil de este en las mejores condiciones posibles. “En el caso de calzados de piel es importante hidratarlos para evitar grietas y mantener la flexibilidad correcta del calzado, lo que proporcionará más comodidad al niño”.
3º Usar calcetines de fibras naturales, “preferentemente 100% algodón o 100% de lana merino, para favorecer una buena transpiración y evitar posibles alergias a materiales sintéticos sin costuras o con costuras muy finas para evitar que se provoquen heridas y rozaduras”.
4º Fomentar la actividad física para que los niños se mantengan activos y así fortalecer la musculatura y evitar sobrepeso. También es recomendable “introducir ejercicios simples para los pies y estiramientos que fortalezcan los músculos del pie y mejoren la flexibilidad”.