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Padre jugando con us hija con unos peluches© Adobe Stock

Los peluches y objetos de apego tienen muchos más beneficios de lo que imaginas

Los peluches son uno de los juguetes que no suelen faltar en ningún hogar. Muchos acompañan al pequeño durante distintas épocas del crecimiento y se convierten en imprescindibles en determinados momentos. ¿Qué les aportan?


4 de diciembre de 2024 - 11:01 CET

Los peluches son, para muchos bebés, su primer juguete. Pero no suelen quedarse circunscritos a las primeras etapas de desarrollo por su gran versatilidad que consigue que, casi a cualquier edad, aporten algo al menor, ya sea tranquilidad, compañía, imaginación, recuerdo emocional, coleccionismo...

Es un regalo con el que es muy fácil acertar, especialmente ahora que llegan las fiestas navideñas, y con el que los niños establecen una relación de apego. ¿Cuáles son sus beneficios? Paloma Castellanos, colaboradora de Colorbaby y psicóloga especialista en neuropsicología y educación, además de profesora de Educación Infantil y orientadora de un centro escolar, nos da todas las claves.

Los peluches sirven como compañeros de juegos, lo que permite practicar habilidades sociales como compartir, colaborar y negociar

Paloma Castellanos

Una herramienta de desarrollo sensorial

Durante los primeros meses de vida, la vista del bebé no está desarrollada al cien por cien, por lo que perciben el mundo que tienen a su alrededor más por otros sentidos. El del tacto es uno de los más importantes. Por eso los peluches "son una herramienta en el desarrollo sensorial de los niños, especialmente en las primeras etapas de su vida. La suavidad y las texturas llenan al niño de sensaciones nuevas impulsándolo a explorar el mundo que le rodea", destaca la experta.

Como el bebé se lo va a llevar a la boca, es muy importante garantizar que el peluche cumple con todos los estándares de calidad, y que tanto el material con el que está elaborado como los posibles complementos que lleve están homologados. Es especialmente importante que no haya elementos que puedan quedar sueltos, con el consiguiente riesgo de acabar en la boca del pequeño, o suponer un peligro de asfixia, si hubiera lazos u otro material similar.

Bebé durmiendo con un peluche© Adobe Stock

Gestionan los miedos y ofrecen seguridad

Los pequeños utilizan los peluches para sobrellevar o superar distintos miedos, por ejemplo, cuando llega la noche o cuando tienen que enfrentarse a un momento difícil como la visita al médico. Así, "en el desarrollo emocional, los niños los utilizan para gestionar el estrés, la ansiedad o los miedos, proporcionándoles consuelo y seguridad", comenta la psicóloga y educadora. 

Es por este motivo por el que es habitual usar un peluche para dormir. "Muchos niños encuentran que tener un peluche cerca les ayuda a sentirse más seguros y relajados a la hora de dormir, mejorando así la calidad de su descanso y su confort. Es por eso que se pueden utilizar para establecer rutinas del sueño, asociando el peluche con el momento de descanso", destaca.

"Además, fomentan la empatía, ya que los niños suelen cuidar y hablar con sus peluches, proyectando emociones y aprendiendo a reconocer las de los demás", añade Paloma Castellanos. En este sentido, observar y escuchar con atención esas 'conversaciones' puede proporcionar a los padres mucha información del momento emocional por el que esté pasando su hijo.

Se pueden utilizar para establecer rutinas del sueño, asociando el peluche con el momento de descanso

Paloma Castellanos

Estimulan la creatividad y favorecen el juego simbólico

Los peluches ofrecen muchas posibilidades para desarrollar el juego simbólico y la creatividad. Con ellos, los pequeños inventan historias y dejan volar su imaginación. "Al interactuar con un peluche, los niños tienden a asignarles personalidades, roles o características propias de los seres humanos, lo que les permite practicar situaciones cotidianas, como cuidar a un bebé, ser un médico o un maestro, o inventar mundos y aventuras fantásticas. Este tipo de juego fomenta la capacidad de pensar de manera abstracta, de crear narrativas complejas y de resolver problemas dentro de los escenarios que inventan", detalla la experta.

Esas situaciones que se dan cuando juegan con los peluches les sirven también de ensayo para ir desarrollando las habilidades sociales, como compartir, colaborar o negociar. En este sentido, el peluche actuaría como un compañero de juego, con el que llegan a establecer una conexión emocional y afectiva. "En muchos casos, los peluches se convierten en un 'amigo' o figura de apoyo emocional para los niños, lo que puede brindarles compañía y reducir la soledad", apunta Paloma Castellanos. 

Y, además, hay otro aspecto reseñable y es que fomentan el sentido de la responsabilidad, en todo lo que tiene que ver con el cuidado del peluche.

Niña abrazando un peluche de oso© Adobe Stock

Impulsan habilidades como el lenguaje

"La interacción con los peluches favorece el desarrollo cognitivo porque impulsa habilidades como el lenguaje (al hablar con el peluche), la resolución de conflictos (al crear historias con reglas y personajes que interactúan), y la toma de decisiones (decidiendo qué hará el peluche en una situación específica)", comenta la colaboradora de Colorbaby.

Y esto tiene ventajas, ya que, tal como señala, "a través de estas actividades, los niños no solo ejercitan su creatividad, sino que también mejoran su capacidad para pensar de manera crítica y estructurada, lo que a largo plazo contribuye a un desarrollo cognitivo más sólido y a una mayor capacidad para el aprendizaje en diversas áreas".