Al hablar de adopción, lo habitual es dirigirse a los padres que van a adoptar o que ya han adoptado a sus hijos. Así al menos lo cree Luda Merino, que fue adoptada en su Rusia natal cuando tenía 3 años. Su madre le dio todo el amor del mundo, pero aquellos tres primeros años de vida, en los que estuvo meses ingresada en un hospital y el resto del tiempo en un orfanato de Siberia, le han marcado profundamente. Por eso se ha propuesto visibilizar la adopción desde el punto de vista de los hijos y por eso ha publicado su primer libro, No lo entenderías. Mi historia de adopción (Ed. Aguilar). Hemos hablado con ella y nos detalla cómo afecta psicológica y emocionalmente a estos niños conocer su verdadera historia.
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¿Cómo y por qué decidiste poner por escrito tus emociones y tus vivencias como persona adoptada y compartirlas con otros a través de un libro?
La verdad es que el libro fue, como quien dice, un encargo. La editorial se puso en contacto conmigo porque yo, en redes, ya venía divulgando sobre el tema de la adopción. La verdad es que, a mi manera, ya tenía pensado escribir algo así algún día, así que el hecho de que me pidieran el libro solo adelantó acontecimientos. Honestamente, escribí lo que yo, a los 15 años, echaba en falta, que eran libros escritos por jóvenes adoptados que me dijeran, a través de sus páginas, que ellos también había tenido experiencias similares a las mías. Siempre que hojeaba libros de adopción eran guías para padres adoptivos. Yo quería leer a otros adoptados, sentirme identificada con ellos. Y eso es lo que escribí. Quería ayudar a otros a entenderse, a comprender que no estaban solos y que había más gente como ellos.
¿Los niños adoptados presentan alguna serie de necesidades o de aspectos en común?
Hay algunos patrones comunes a muchos de ellos, aunque no hay una checklist de cosas que todos traemos por defecto. Algunas de las comunes son cosas como el trauma del abandono, producido por el abandono que sufrimos, o el trastorno del apego, por la falta de un apego seguro en nuestros primeros años de vida. Otras cosas que quizá tenía yo eran menos comunes, aunque tampoco raras de encontrar entre adoptados, como la disociación del dolor (el hecho de que de niña no sintiera dolor físico) o el menear la cabeza para dormirme (comportamiento derivado de que, de bebé, aprendiera a mecerme sola). Hay cosas en común, otras que algunos tienen y otros no, y otras que quizá solo tienen unos pocos.
¿Influye el relato de su adopción, los porqués, en que surja en el menor un trauma o una serie de problemas emocionales?
El trauma no surge porque sepas que fuiste adoptado o nada por el estilo, sino por lo que cada uno vivió en esos primeros años. Decir que tienes un trauma porque te han contado que eres adoptado sería como decirle a una víctima de violación que tiene un trauma porque le han contado que fue violada y no por la agresión en sí misma. El trauma del abandono existe porque fuimos abandonados, no porque alguien nos lo contase. De hecho, saber que tiene un nombre y que es común te ayuda a comprender que tiene un motivo de ser, que no eres “raro/a porque sí”. Creo que el relato de la adopción es muy importante para normalizar la situación, para que el niño/a entienda que esa es su historia y la entienda como propia como entendería un niño biológico la suya.
Incluso cuando el menor pueda ver comprensible el motivo por el que fue dado en adopción, ¿siempre queda el malestar o, quizás, cierta sensación de vacío?
Saber por qué tus padres te tuvieron que abandonar te ayuda a entender que no tienes nada de malo, que no es culpa tuya. Muchas veces, los adoptados tenemos la sensación de que somos abandonables: “Tengo algo que hace que los demás no me quieran, por eso me dejaron en el hospital”. Entender que tus padres simplemente tenían sus propios problemas te ayuda a entender que, en la mayoría de casos, no es que no te quisieran, sino que su situación era mala y que tuvieron que dejarte. Yo sé que mi madre no me quería ningún mal. Sencillamente siendo irresponsable, joven, sin recursos y bebedora, no podía hacerse cargo de un niño. Entender eso le calma a mi cabeza, porque sé, ahora sí, que no es cosa mía. Es algo irracional, desde el punto de vista objetivo no tiene sentido, pero así es como lo sentimos.
¿Qué te ha causado a ti saber que eres adoptada? ¿Lo has asimilado a día de hoy?
Lo asimilé desde que era una niña. Mi madre, desde que vine con mis 3 añitos, me contaba mi historia, sus anécdotas, me enseñaba las fotos del orfanato y demás. Desde siempre he sabido que soy adoptada y es simplemente una circunstancia. Esa es mi historia. Otros tienen la historia de cómo papá puso la semillita en mamá, o cómo una mamá se fue a una clínica para poder tenerles. Yo tengo la historia de cómo una mujer se fue hasta Siberia a por una niña con un lazo más grande con su cabeza, de cómo monté mi primer pollo en un avión del año catapún, y de como nos recibieron en Barajas a nuestra llegada a Madrid. Es mi historia desde siempre, y desde siempre la he asimilado.
¿Cómo te ha ayudado tu familia?
Mi familia es como cualquier familia. La única particularidad es que mi madre no se casó y por ende, es madre monoparental. Mis varios tíos apoyaron desde el inicio, pero siento que no han tenido nada de especial. Han sido una familia, sin más.
¿Te gustaría reencontrarte con tu familia biológica?
En 2023 hice la última búsqueda y he conseguido hablar con varias personas de mi familia biológica. Conseguí hablar con mi padre biológico, y con varios primos, medio hermanos, tíos y hasta un tío-abuelo. Todos ellos fueron muy amables, pero ya no son mi familia. Con ellos solo comparto parte de mi ADN, pero nada más. Fueron conversaciones emocionantes porque para mí significaban completar el puzle de mi vida, entender cosas, eso sí.
¿Crees que es necesario un encuentro así en todos los niños adoptados?
Aquí cada cual es libre de decidir. Hay quien nunca quiere buscar, y es respetable. Hay quien quiere buscar, y es respetable (y mejor, acompañar a la persona, de hecho). Creo que todos los niños deben saber que son adoptados. Como leí en un libro: "Un niño debe saber que es adoptado antes siquiera de poder entender lo que significa". A partir de ahí, es cada cual quien decide si preguntar o no. Es importante que los niños sepan que tienen la posibilidad de preguntar, cuando quieran, cuando surja, si es que surge. No hay que forzarlo, sencillamente que sepan que existe la posibilidad y puedan saber si tienen curiosidad.
¿Qué le dirías a los padres que estén iniciando el proceso de adopción y a aquellos que adoptaron hace ya tiempo, pero que atraviesan dificultades de diverso tipo con sus hijos?
A los padres les diría que se informen, muchísimo. Que lean, hablen con otros padres, que investiguen y que se involucren. A veces la información de las agencias es poco menos que escasa y eso no ayuda demasiado en el proceso. También les diría que a veces es complicado, y mucho. A veces no somos conscientes de lo que ha podido vivir alguien a quien, en realidad, conocemos solo desde su adopción. Un niño de 3 años parece muy pequeño, pero puede haber pasado un infierno. Yo sé que estuve 8 meses en el hospital, encadenando enfermedad tras enfermedad hasta que al fin me recuperé. Luego estuve en un orfanato en donde posiblemente no me hablaban demasiado, y que por eso llegué a España sin hablar mi idioma natal (aprendí directamente el español). Nunca sabré cómo fueron esos meses de hospital, pero siendo tantos, me imagino que nada bueno. Eso hizo mella en mí. Otros niños han estado si cabe más tiempo en instituciones y traen consigo esas cicatrices invisibles que les hacen ser como son. Lo que desde fuera parece un niño maleducado, impulsivo o con rabietas a veces es un niño que pasó 6 años horribles en el sitio del que vino.
¿Y a los niños que saben que han sido adoptados y sienten dolor por ello?
A los adoptados siempre les digo que no tienen la culpa de nada de lo que pasó. Sentimos que nadie nos quiere porque tenemos algo que hace que sea así, pero lógicamente eso no existe. No tenemos un aura que hace que no nos quieran. No desprendemos un ki maligno como si esto fuera Dragon Ball. Sencillamente nos pasó algo por circunstancias ajenas y por culpa de eso a veces somos algo diferentes.
¿Crees que tu experiencia vital afectará a tu maternidad cuando decidas tener hijos (si lo decides)?
No sé si algún día seré madre, pero creo que no concebiría ser madre si no es por adopción. Hay muchos niños sin familia que tienen derecho a tenerla, por lo que tener un hijo biológico casi me parecería un gesto egoísta. De todos modos, creo que es pronto para hablar. Quizá de mayor me trague mis palabras y acabe dando a luz a un pequeño monstruito, eso no se sabe.