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Melisa Gómez, autora de ‘Con dos dientes y a bocados’ junto a Juan Llorca

Entrevista

Las claves para una adecuada alimentación complementaria, según la dietista Melisa Gómez

Elijamos alimentarlos mediante Baby Led Weaning o bien con papillas y triturados, hay una serie de aspectos que siempre hemos de tener en cuenta


27 de noviembre de 2024 - 14:50 CET

Hablamos con la dietista nutricionista Melisa Gómez (@Nutrikids), especializada en nutrición clínica pediátrica, acaba de publicar Con dos dientes y a bocados (Ed. Vergara), libro que ha escrito con el chef Juan Llorca, divulgador y responsable de alimentación de Valencia Montessori School. Es la continuación del primer libro que ambos especialistas escribieron juntos, Sin dientes y a bocados (también de Vergara), un auténtico best seller con el que contribuyeron enormemente a que el Baby Led Weaning (BLW) se conociese mejor y lo aplicasen cada vez más familias. A pesar de ser grandes defensores de este sistema, Melisa Gómez tranquiliza, en la entrevista que hemos tenido con ella, a los padres temerosos de utilizarlo con sus hijos, un temor que considera comprensible, y explica qué hacer en esta situación.

Si queremos que nuestros hijos se alimenten de manera adecuada, ¿es imprescindible dar los primeros pasos en la alimentación complementaria con el 'Baby Led Weaning'?

No, es posible empezar la alimentación complementaria con triturados y que nuestros hijos se alimenten adecuadamente tanto en ese momento como en el futuro. Existen principios comunes a ambas formas de alimentar a nuestros peques que, más allá de comer sólidos blandos o purés, pueden hacer una gran diferencia, como prestar atención a las señales de hambre y saciedad para no sobrealimentarlos, ofrecer los sabores naturales sin endulzar ni agregar sal, compartir la mesa con el resto de la familia, permitirle decidir acerca de la cantidad que comerá y explorar distintos sabores y texturas.

Es muy importante poder sentirse a gusto con la opción que se elige y no habría problema en empezar con triturados para ir observando cómo progresa el bebé

Melisa Gómez, nutricionista clínica pediátrica

¿Y si los niños se quedan al cuidado de los abuelos o de otros familiares y estos se niegan porque no se atreven?

Es totalmente comprensible que muchas personas no se sientan confiados para ofrecer los alimentos de un modo distinto a una papilla. En ese caso aconsejaríamos ofrecer triturados con otros cuidadores y sólidos con los padres. Esto solemos llamarlo BLW mixto.  

¿Y si a los que les da reparo es a los propios padres? ¿Es adecuado optar por empezar con purés y alimentos triturados?

Sin problema. Es muy importante poder sentirse a gusto con la opción que se elige y no habría problema en empezar con triturados para ir observando cómo progresa el bebé y cómo va tolerando los alimentos y, un par de meses más adelante, ofrecer sólidos. Solo recordamos en estos casos que la ciencia describe una ventana de oportunidad para la transición a los sólidos entre los 9 y los 12 meses del bebé, etapa en la que se muestran más flexibles a probar distintas texturas y que uno de los posibles riesgos de esperar hasta después de esta etapa, es que suelen rechazar texturas distintas a los triturados y puede resultar difícil progresar a una alimentación mas similar al resto de la familia. 

¿Cómo ayudar a los niños a los que les cuesta más probar diferentes tipos de alimentos a que lo hagan, a que se animen a probar más y a que los coman con gusto?

Existen diversas estrategias, dependiendo de las posibles causas que puedan estar detrás de que no quieran probar distintos alimentos. Se pueden probar juegos sensoriales, hacerlos partícipes de la preparación de las comidas desde muy pequeñitos (con opciones como las tronas o torres de aprendizaje que se colocan en la cocina y permiten al niño mirar, o tocar cuando sea posible, los alimentos mientras los vamos preparando), incluir nuevos alimentos en el plato en una cantidad muy pequeña junto a alimentos que le suelan gustar, ofrecerlos en un ambiente relajado (como el parque en un rato de merienda), y siempre que sea posible, dar el ejemplo. Seguir ofreciendo y dando el ejemplo podrán ser grandes aliados para que en algún momento se animen a probarlos. 

Aunque esto no resulta infalible; habrá alimentos que puede que nunca les gusten mucho o estrategias que tal vez no funcionen. En estos casos habrá que valorar cada caso de forma individual. Si se rechazan grupos enteros de alimentos (por ej. no acepta ninguna fruta o ninguna fuente de proteínas) o en general acepta muy pocos alimentos, lo aconsejable será buscar ayuda con el equipo de salud. 

'Con dos dientes y a bocados', de Melisa Gómez y Juan Llorca© Ed. Vergara

Si esto les ocurre a niños con determinadas necesidades especiales en las que lo sensorial les afecte especialmente, esa dificultad puede ser mayor; ¿qué pueden hacer los padres en estos casos para ayudarles a que prueben más tipos de alimentos?

Contar con el apoyo de un terapeuta ocupacional, quien podrá poner en marcha estrategias adecuadas para abordar el caso y dotar a las familias de recursos para seguir trabajándolo en casa (en ocasiones juegos, rutinas, formas de presentar los alimentos, entre otras…). 

¿Cuál es el primer alimento que daríais a un niño que se inicia en la alimentación complementaria? 

No existe evidencia de que un alimento sea mejor que otro para iniciar la alimentación complementaria, por lo que podría ser cualquier alimento seguro (que sea blandito o se deshaga con facilidad y conociendo aquellos que se deben evitar) que la familia tenga en casa o vaya a comer ese día, sin agregar sal ni azúcar. Será recomendable probar pronto alimentos ricos en hierro y densos en calorías, por lo que podrían probar lentejas en puré, un hummus de garbanzos, carne picada de ternera o pollo (por ej. en hamburguesita), boniato en palitos al horno, brócoli con aceite de oliva virgen extra, pera cocida, entre muchos otros. 

La ciencia describe una ventana de oportunidad para la transición a los sólidos entre los 9 y los 12 meses del bebé

Melisa Gómez, nutricionista clínica pediátrica

En vuestro libro, incluís recetas saludables; ¿es la alimentación de los más pequeños un quebradero de cabeza para las familias?

No lo creemos y dependerá también de cada familia, pero en general creemos que se aborda más con ilusión, especialmente en estas etapas rodeadas de primeras veces, muecas y descubrimientos. Que las recetas se buscan para poder ofrecer distintas opciones y enriquecer su paladar y su salud con distintas alternativas que podremos disfrutar entre todos en la misma mesa. 

¿Qué papel tienen los comedores en los centros de educación infantil y de los centros escolares en general para que los niños integren hábitos alimenticios saludables?

Serán una parte de gran importancia a medida que crecen. En la etapa a la que se hace referencia en Con dos dientes y a bocados, podrán trabajar conjuntamente con los padres para lograr una alimentación variada y saludable que pueda facilitar el seguimiento de buenos hábitos en el futuro. 

¿Qué podemos hacer los padres para fomentar esos hábitos?

Podemos hacer muchas cosas, entre las que destacaríamos: 

  • Respetar el apetito de los peques.  
  • Evitar agregar azúcar o sal en las comidas cuando sea posible. 
  • Ofrecer variedad de alimentos para que puedan elegir, en función de su apetito, los grupos de alimento que comerán en cada comida. 
  • Acompañarlos en la mesa y generar un clima ameno.  
  • Dar el ejemplo.  
  • Evitar premiar o castigar distintas conductas alimentarias que son normales en la infancia. 
  • Buscar ayuda ante la presencia de obstáculos que nos parecen complejos de abordar