Fomentar el pensamiento crítico desde edades tempranas "no solo es una inversión en el futuro de los niños y adolescentes, sino también en la construcción de una sociedad más reflexiva, ética y responsable”, nos asegura Francisco Moller, director de Investigación Aplicada en UNIR Character Project.
Se trata, según señala el experto, de una habilidad clave para el desarrollo humano en un mundo, el del siglo XXI, sobrepasado de información. Lo es porque “el pensamiento crítico se configura como una virtud intelectual que permite analizar y evaluar información, ideas o argumentos de manera reflexiva y lógica para llegar a conclusiones fundamentadas y que tiendan hacia el bien”.
Pero no solo eso. Además de permitir el discernimiento consciente e informado, el pensamiento crítico “incorpora un componente moral que ilumina la razón para elegir lo que es correcto”, añade Moller.
Sabemos que el pensamiento crítico será lo que permita a nuestros hijos nadar a contracorriente, es decir, no hacer algo solo porque es lo que hace la mayoría o porque lo hacen en su grupo de amigos. Les dará la libertad de elegir, de hacer lo correcto, sin dejarse influir por otros. La cuestión es ¿cómo podemos fomentar el pensamiento crítico en niños y en adolescentes?
Claves para fomentar el pensamiento crítico en niños
Hablar de pensamiento crítico parece tan abstracto que puede llegar a verse con un reto inalcanzable eso de fomentarlo en niños de corta edad. Sin embargo, es mucho más sencillo de lo que cabría suponer, a juzgar por la explicación de Francisco Moller, quien afirma que “el pensamiento crítico en los niños está profundamente ligado a su curiosidad natural”.
Y cita al experto estadounidense, Peter Facione, un referente y uno de los grandes teóricos del pensamiento crítico, según el cual esta curiosidad actúa como un motor que impulsa a los pequeños a formular preguntas reflexivas, analizar evidencias y tomar decisiones fundamentadas. “Aprovechar este impulso natural es clave”.
El director de Investigación Aplicada en UNIR Character Project nos da tres pautas concretas para aprovechar ese impulso y esa curiosidad natural en los más pequeños de tal modo que podamos fomentar el pensamiento crítico en ellos:
- Responder preguntas de forma reflexiva. “Cuando un niño pregunta ¿por qué?, es una oportunidad única para fomentar su razonamiento”, subraya Moller. “En lugar de ofrecer respuestas simples o monosilábicas, es útil explorar juntos posibles respuestas o contra-preguntar para estimular su análisis. Por ejemplo, si un niño pregunta por qué el cielo es azul, los padres pueden invitarle a investigar juntos o plantear preguntas adicionales como: ¿Qué crees tú?, ¿Siempre es azul?".
- Utilizar los libros como herramientas de diálogo. “Las historias representan un recurso ideal para explorar decisiones, motivaciones y consecuencias”. Para ello, recomienda dialogar con los niños sobre los dilemas enfrentados por los personajes, puesto que les ayuda a desarrollar empatía y a analizar situaciones desde diferentes perspectivas.
- Modelar el pensamiento crítico. “Los padres tienen un rol fundamental al verbalizar en voz alta su razonamiento frente a situaciones complejas”, señala el director de investigación. “Por ejemplo, al tomar decisiones como planificar un viaje o resolver un conflicto familiar, pueden explicar su proceso lógico: 'Estoy considerando esto porque...'. Así, los niños aprenden no solo el contenido de las decisiones, sino también cómo estructurar sus pensamientos”.
Claves para fomentar el pensamiento crítico en adolescentes
Los adolescentes tienen ya una capacidad mayor para reflexionar y aprender a ser críticos. Según el experto de la UNIR, “la adolescencia es un periodo ideal para profundizar en el pensamiento crítico, ya que los jóvenes empiezan a manejar conceptos abstractos con mayor soltura y enfrentan decisiones más trascendentales”. Francisco Moller considera que se puede fomentar el pensamiento crítico en esta etapa de la vida de nuestros hijos del siguiente modo:
- Debatiendo temas actuales. “Organizar debates sobre dilemas éticos o temas de actualidad fomenta la capacidad de los adolescentes para fundamentar sus opiniones, escuchar puntos de vista opuestos y aprender a argumentar con respeto”, asegura.
- Enseñando a discernir información. Este aspecto es esencial, teniendo en cuenta la sobreinformación a la que ellos (al igual que los adultos) están expuestos. “Es crucial ayudarles a identificar fuentes confiables y cuestionar posibles sesgos”, recalca Moller. “Algunas preguntas útiles incluyen: '¿Quién lo escribió?', '¿Qué evidencia respalda esta afirmación?' y '¿Qué otros puntos de vista podrían existir?'".
- Promoviendo la toma de decisiones conscientes. “Desde elecciones cotidianas hasta decisiones importantes como qué carrera estudiar, los adolescentes deben reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Este ejercicio no solo fortalece su pensamiento crítico, sino también su responsabilidad personal”.
- Modelando la reflexión adulta. Los padres y tutores pueden compartir sus propios procesos de toma de decisiones, mostrando cómo analizan las opciones y evalúan las posibles repercusiones. “Este tipo de modelamiento práctico ayuda a los adolescentes a estructurar su propio razonamiento”.
-Otras herramientas para fomentar el pensamiento crítico en adolescentes
A veces, puede no resultar sencillo a los padres buscar oportunidades para debatir con los hijos temas actuales o para hablar habitualmente con ellos acerca de la información que reciben. Si bien lo ideal es hacerlo y hacerlo, además, a menudo, existen algunas herramientas que pueden facilitar la labor a los progenitores o, en todo caso, que pueden complementar su trabajo al seguir las pautas anteriores.
Una de estas herramientas, pioneras en cuanto a que está orientada precisamente a fomentar el pensamiento crítico en niños de entre 7 y 14 años, es Smartick Thinking, un programa que ha lanzado la plataforma Smartick. “En un entorno ameno, se ponen en la piel de detectives que resuelven casos analizando distintas informaciones. También se convierten en caballeros que participan en torneos de debate combatiendo y detectando falacias, en magos que descubren informaciones ocultas y en periodistas que deben valorar la fiabilidad de las noticias”, nos indica Héctor Sanz, coordinador de Smartick Thinking.
Sanz asegura que ayuda a los niños a aprender, de una manera divertida, a “razonar con argumentos sólidos, a saber detectar falacias y sesgos, a distinguir información relevante de la que no lo es para resolución de problemas y, en definitiva, los prepara para tener criterio propio y que sean menos manipulables”. Y esto se consigue en sesiones muy cortas, de 15 minutos de duración, cuyo contenido se va adaptando al nivel y ritmo de cada niño.
¿Para qué fomentar el pensamiento crítico en niños y adolescentes?
Héctor Sanz señala que el pensamiento crítico “cultiva un escepticismo sano que invita a profundizar, a cuestionar y a buscar matices y otras explicaciones”. Por eso, fomentar el pensamiento crítico en los niños es necesario para que desarrollen, dice, las siguientes capacidades:
- Reconozcan y construyan argumentos sólidos, sabiendo distinguir los buenos y los malos argumentos.
- Posibiliten una conexión coherente de información y datos para tener buenas ideas y tomar decisiones correctas.
- Busquen la verdad de la manera más razonada y justificada en datos posible.
- Cuestionen estereotipos: "los estereotipos no dejan de ser generalizaciones que, en ocasiones, tienen sentido y, en otras, no".
- Tengan la capacidad de entender las circunstancias y adaptarse a contextos cambiantes.
- Se motiven por el aprendizaje continuo, buscando buenos argumentos se profundiza y se quiere saber más.
- Se acerquen a la filosofía: "los niños con pensamiento crítico llegarán a Bachillerato con una mejor disposición porque querrán saber más de los clásicos que empezaron a preguntarse qué nos mueve, qué nos motiva y qué nos hace humanos".