Cada vez estamos más concienciados de la importancia de proteger la piel del niño de los rayos solares, pero cuando el termómetro baja también se necesitan una serie de cuidados específicos para evitar otros problemas.
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La Dra. Violeta Bittermann es pediatra en el centro Gynaikos de Barcelona (www.gynaikos.com). Ella nos habla de las pautas a tener en cuenta para proteger a los pequeños y adolescentes de las temperaturas más frías.
¿Cómo afecta el frío a la piel?
El frío puede afectar también a la piel, provocando deshidratación y reduciendo la producción de sebo, lo que hace que esa barrera protectora sea menos efectiva. Así, se produce una sequedad que puede tener consecuencias.
Igualmente, "las bajas temperaturas causan una contracción de los vasos sanguíneos, así llamada vasoconstricción, reduciendo el flujo de oxígeno y los nutrientes que la sangre lleva a la piel", advierte la experta. Cuando al frío se le añade el viento, la piel puede irritarse, enrojecerse y mostrarse más sensible. "Con el tiempo, la deshidratación lleva a descamación, la piel se vuelve agrietada debido a la pérdida de humedad", añade.
Las pieles más vulnerables al frío son la piel seca, la piel sensible y la piel con dermatitis atópica. Así lo explica la pediatra: "La piel seca es especialmente vulnerable porque ya tiene una barrera protectora más débil y tiende a deshidratarse más fácilmente, sobre todo si no le aplicamos cremas de forma seguida".
Por su parte, las pieles sensibles pueden reaccionar ante el frío ennrojeciéndose e irritándose. En cuanto a la dermatitis atópica, "es una condición que puede empeorar con el frío, causando brotes y mayor irritación y, en casos extraordinarios, heridas y sobreinfección sobre las heridas".
La protección básica de la piel del niño ante el frío
Independientemente de la temperatura, la piel del bebé es muy delicada y por eso requiere de cuidados especiales. Si hablamos de frío, la protección básica de la piel será "mantenerla hidratada con cremas específicas para bebés y evitar los cambios bruscos de temperatura", como indica la Dra. Violeta Bittermann.
"La parte del cuerpo que más sufre es la cara, ya que no se puede proteger bien con ropa. Las manos son otra de las zonas que, si no se cubren con ropa, necesitan estar hidratadas y evitar cambios bruscos de temperatura", recalca.
Cuando hablamos de niños, es importante que lleven ropa adecuada que los mantengan abrigados, pero sin provocar una excesiva sudoración. "La protección de las áreas expuestas a las temperaturas frías y al viento se recomienda que se haga con bufandas y gorros de materiales suaves, para no dañar e irritar la piel", aconseja. En este sentido, habría que usar prendas elaboradas con materiales suaves y naturales como el algodón, la lana merina o las fibras sintéticas hipoalergénicas. "El algodón es suave y permite la transpiración. La lana merina es sobre todo cálida y menos irritante que la lana regular y en cuanto a las fibras sintéticas, hay las llamadas hipoalergénicas, como el poliéster suave, que no irrita la piel", destaca la experta.
También a esta edad la hidratación sigue siendo muy importante, y hay que aplicar una crema hidratante después del baño para mantener la humedad de la piel. En esta recomendación se incluye también a los adolescentes, que deberán usar hidratantes dependiendo de su tipo de piel (si tienen o no acné y si es más o menos grasa), y procurar que la ropa les permita una adecuada transpiración y sea de un material que no resulte irritante, pero abrigue.
Errores que no se deben cometer al cuidar la piel del niño cuando hace frío
Hay una serie de fallos que conviene evitar para que la piel del niño esté lo más sana posible en los meses menos cálidos. Son los siguientes, según detalla la Dra. Violeta Bittermann:
- Usar agua muy caliente para el baño. Como la temperatura exterior es más baja, se corre el riesgo de poner el agua a una temperatura más elevada, pero no conviene hacerlo, ya que "puede deshidratar la piel aún más", indica. Es mejor regular la temperatura ambiente, usando la calefacción si es necesario, pero no aumentar la del agua.
- No aplicar crema tras el baño. Para evitar que se enfríen, muchas veces cuando el niño sale del baño se le viste de forma inmediata y esto implica dejar de echarle la crema hidratante que tanto necesita en estos meses. Es la forma, además, de que retenga la humedad.
- Abrigar en exceso. Hay que proteger del frío, pero permitiendo que la piel transpire. Cuando el niño está sobreabrigado, suda, y esto "empeora la irritación de la piel".
En definitiva, se trata de proteger a los pequeños frente a la sequedad y a la sequedad extrema, que es la que provoca descamación y grietas, irritación y eccema y "además, envejecimiento prematuro de la piel", como indica la pediatra.