La pubertad y la adolescencia es época de grandes cambios, ya lo sabemos. Nuestros hijos empiezan a dejar de ser esos niños tan adorables y se van convirtiendo en una especie de adultos en miniatura. Los cambios físicos son evidentes, pero suelen venir de la mano con otros de índole emocional a veces sorprendente: enfadarse sin motivo aparente, pasar de triste a contento en un corto período de tiempo o sentirse las ‘mariposas’ en el estómago propias del enamoramiento. Todo eso, por etéreo que parezca, tiene un origen biológico: las hormonas. Nos lo explica la ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib, cuyo último libro es Cuando las hormonas se desmadran (Alienta Editorial). La Dra. Al Adib, que el pasado jueves se alzaba con el Premio Doctoralia Awards por regentar la clínica ginecológica mejor valorada de España, nos detalla de qué manera las hormonas pueden, incluso, alertar de determinados problemas de salud en los adolescentes.
En el libro 'Cuando las hormonas se desmadran' hablas del ‘concepto de hormona’,¿qué significa?
El concepto de hormona es una sustancia química que es fabricada por una célula y ejerce su función a través de la unión a un receptor específico para esa hormona; se une a ese receptor y hace su función. Ese receptor puede estar en la misma célula o en una célula vecina o incluso, en una célula a distancia. Puede pasar, puede ser fabricada por una célula, pasa a la sangre y llega a otra célula a distancia y ejerce su función. Por eso son mediadores químicos de información, en este caso, del sistema endocrino. El sistema endocrino está formado por una serie de glándulas endocrinas que fabrican diferentes tipos de hormonas, cada una con sus funciones.
¿Cómo influyen las hormonas en los cambios físicos propios de la pubertad?
Estamos hablando aquí de las hormonas sexuales. Cuando llega la pubertad, comienzan las gónadas; los testículos -en el caso de los hombres- y los ovarios -en el caso de las mujeres- comienzan a fabricar hormonas. Se despierta un eje hormonal que se llama eje hipotálamo-hipófisiso-gonadal (el hipotálamo y la hipófisis están en el cerebro y las gónadas, en los testículos, en el caso del hombre, o en los ovarios, en el caso de las mujeres).
Este eje hipotálamo-hipófisiso- gonadal es el que se comienza a a funcionar en la pubertad y es responsable de que fabriquemos las hormonas sexuales que van, entre otras funciones, a ser las responsables de los caracteres sexuales secundarios, por ejemplo, la presencia de mamas y la menstruación en las chicas, la presencia de cambio en la voz en los chicos, crecimiento del vello... y un largo etcétera de todos los cambios que se van produciendo en el cerebro al pasar de la edad no fértil, que es la infancia, a la edad fértil que sería la madurez. La pubertad es el pistoletazo de salida donde el eje hipotálamo-hipófisiso-gonadal comienza a dar paso a la producción de hormonas con el objetivo de que cuando pase ya a la madurez, ya puedas producir espermatozoides u óvulos para el embarazo. Además, estas hormonas en la pubertad son las responsables de todos esos cambios que vamos viendo.
¿Y en lo que respecta desde el punto de vista emocional?
Obviamente, la transición de la infancia a la madurez, en ese periodo de la adolescencia, claro que hay cambios a nivel emocional. Es decir, todos esos cambios que producen este eje hipotálamo-hipófisiso-gonadal también producen cambios incluso en el cerebro: empiezan a interesarse por las relaciones de pareja, necesitan vincularse con otras personas, con sus amigos, sienten la necesidad de identificación con el grupo, están en esa fase donde ya no son esos niños pequeños que dependen de sus padres, sino que quieren salir fuera…
Como, además, la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro que regula muchísimas cosas, entre ellas la planificación y las funciones ejecutivas, puede completar su madurez en los 25 años de edad, esto hace que estén las emociones un poquito más desbordadas en estas etapas de la vida. No tenemos ese filtro y esa regulación emocional que te permite el hecho de tener ya madura completamente esa corteza prefrontal; por eso son más impulsivos y tienen contradicciones a nivel emocional. Es un proceso que puede ser duro también.
En tu libro hablas también sobre la relación de las hormonas y el sistema nervioso, y de su papel en emociones tan diferentes como la felicidad y el miedo; ¿cómo es esa relación?
Todas las emociones del ser humano tienen cada una su determinado “lenguaje hormonal”. Por ejemplo, el amor está relacionado con la oxitocina; el miedo y el estrés están relacionados con el cortisol; la felicidad es más de serotonina.; el placer está muy relacionado con las betaendorfinas… Aunque esto es mucho más complejo y estamos haciendo una relación un poco lineal, al final, en cada emoción, hay un determinado cóctel neuro bioquímico donde hay una serie de hormonas y neurotransmisores implicados.
¿Tienen que ver también en la atracción que los adolescentes empiezan a sentir por otros chicos o chicas?
En la atracción, claro que hay una una implicación de las hormonas. Están involucradas no solo las hormonas sexuales en la atracción, sino que, por ejemplo, en el enamoramiento, que es esa atracción más loca que tenemos los seres humanos, se despiertan un cóctel de hormonas muy curioso donde están por las nubes hormonas relacionadas con la motivación, con el placer, con el amor, con ese enganche que te produce el estar con esa persona... Por eso decimos que el amor es ciego, que el enamoramiento es una fuerza que te atrapa mucho. Hay otros tipos de amor, a lo mejor más tranquilos, más maduros, que desencadenan otro tipo de cascadas neuro bioquímicas, de cóctels neuro bioquímicos diferentes.
¿Es necesario explicar a los adolescentes el papel de las hormonas en esta etapa de su vida para ayudarles a entender mejor el proceso de cambio que están atravesando?
Sí, por supuesto. Creo que es necesario hablar más de nuestros cuerpos y de cómo evolucionan, y esto implica también hablar de nuestras hormonas. Por supuesto que sí, ya que es una parte dentro de nuestro cuerpo-mente que explica muchas cosas que nos ocurren.
La adolescencia es una etapa más susceptible de que aparezcan ciertos trastornos alimenticios; ¿podrían tener algo que ver también las hormonas al respecto?
Hay unas hormonas que son anorexígenas y otras que son orexígenas; es decir, unas te estimulan el apetito, otras te quitan el apetito. Hay un montón de factores aquí interrelacionados; depende de factores genéticos, epigenéticos, ambientales, tipo de alimentación, el peso… Un montón de cosas están implicadas en cómo se mueven estas hormonas encargadas de regular el apetito.
¿Pueden las hormonas avisar de problemas de salud en la adolescencia?
En el caso de las mujeres, tenemos algo muy visible que es la menstruación y, en ocasiones, ciertos cambios en los patrones de sangrado (que están regulado por el eje hipotálamo-hipófisiso-gonadal) te puede avisar de ciertos trastornos.
Puede haber también determinados trastornos hormonales que se pueden visualizar en el cuerpo; por ejemplo, si tienes hirsutismo -que es vello en las mujeres con distribución típicamente masculina-, si tienes acné, desorden en la regla, podría implicar a lo mejor que tienes un síndrome de ovario poliquístico, por ejemplo (esto significa que lo tengas; digo que podría indicar esto). Es decir, hay ciertos desajustes producidos por las hormonas que nos podrían avisar de ciertas cosas, por supuesto que sí.
En el caso de de los chicos, también tienen sus variantes de la normalidad y de lo que se sale de la normalidad que también podría implicar alguna señal de alarma. Si, conforme a los patrones estándares de cuándo va cambiando el cuerpo, se sale mucho de eso (una pubertad precoz, una pubertad retardada tanto en un sexo como el otro), también nos puede dar aviso de de que algo puede estar pasando.
¿Las hormonas desempeñan también algún papel al final de la adolescencia, cuando las aguas vuelven a su cauce y los cambios emocionales y físicos se estabilizan al llegar a la edad adulta?
Cuando ya estamos en la edad adulta, ya ha finalizado todo el proceso de cambios hormonales y, obviamente, ya una vez que está todo estabilizado, también está estabilizado no solo nuestro cuerpo, sino también nuestra mente. El cerebro ya está en su momento de completo desarrollo, preparado ya para la etapa adulta, y ya hay una estabilización de todos esos cambios tan bruscos que, claro, hay que saber adaptarse a ellos; no deja de ser una etapa un poco complicada y compleja toda la pubertad.