La enfermedad celíaca es una patología en expansión. Aunque su prevalencia en nuestro medio (países europeos) oscila entre un caso por cada 1000-2500 individuos, se piensa que los casos con sintomatología clínica diagnosticados son solo la punta del iceberg y que su incidencia es mucho mayor, pues existen formas latentes, silentes o potenciales que pasan desapercibidas y que podrían englobarse en lo que se denomina actualmente como “condición celíaca”.
La enfermedad celíaca es una alteración del aparato digestivo originada por una intolerancia permanente al gluten. Las proteínas del gluten (Gliadina) dan lugar a una lesión anatómica de la mucosa del intestino delgado que provoca un síndrome de malabsorción intestinal, con el consiguiente deterioro de la salud, alteración del ritmo intestinal y con el tiempo, aparición de síntomas de malnutrición.
¿Por qué se produce?
Los cereales trigo, cebada, avena y centeno contienen una fracción proteica en su composición conocida como gluten, que es el causante del problema. La escasez o ausencia de un enzima intestinal permitirá que el gluten incompletamente digerido actúe como sustancia tóxica sobre la mucosa del intestino delgado, produzca la atrofia de las vellosidades y de lugar a la aparición de los síntomas.
La mayoría de los modelos descritos la consideran una enfermedad inmunológica en la que concurren factores genéticos y ambientales.
¿Qué es el gluten?
Es una sustancia de composición proteica que se encuentra en determinados cereales, sobre todo en el trigo. La Gliadina, que forma parte del gluten, es la culpable de la enfermedad en pacientes genéticamente predispuestos.
¿La celiaca es una enfermedad hereditaria?
Esta enfermedad tiene un origen genético demostrado, aunque en la actualidad todavía no hay evidencia del gen que la transmite. Es mucho más frecuente en la raza blanca, la padecen más las mujeres y en nuestro país tiene una incidencia de un caso por cada mil habitantes.
¿La enfermedad celíaca se puede prevenir?
Las dos únicas formas de prevenir la enfermedad son la lactancia materna prolongada y la administración tardía de gluten (pasados los siete meses) en la dieta de los lactantes. La vigilancia sobre los denominados “grupos de riesgo” también es eficaz para prevenirla. Los familiares en primer grado de un celíaco tienen un 10% de riesgo de llegar a desarrollar la enfermedad, siendo el riesgo de hasta el 50% en los que comparten el mismo fenotipo.
Cuándo sospechar que un niño puede ser celíaco
Los síntomas de la enfermedad celíaca son diferentes en dependencia de la edad de presentación y a veces son difíciles de reconocer. La forma clásica infantil, a partir de los dos años, se caracteriza por la pérdida progresiva de apetito y de peso, con trastornos del carácter, aparición de diarrea crónica (heces blandas, pastosas y voluminosas), abdomen abultado y retraso o estancamiento en el crecimiento y el desarrollo pondero-estatural.
La forma de presentación tardía, frecuente en el adulto, es prácticamente asintomática y puede cursar con molestias digestivas, tendencia a cambios de ritmo intestinal y síntomas extra digestivos tales como: anemia, parestesias, neuritis, trastornos endocrinos o depresión.
Los síntomas son el resultado de la afectación de la mucosa del intestino delgado, más exactamente, de la lesión anatómica y funcional de las vellosidades intestinales, con pérdida de la superficie de absorción, malabsorción de los alimentos y desnutrición.
¿Cómo se diagnostica la celiaquía?
El diagnóstico de sospecha se puede establecer a través de los síntomas clínicos y de determinadas exploraciones analíticas, estudio serológico de diversos anticuerpos conocidos como marcadores de la enfermedad celíaca.
Para realizar un diagnostico de certeza es imprescindible la realización de una biopsia intestinal y esta debe realizarse siempre antes de la instauración de un régimen alimenticio exento de gluten.