Casi la mitad de las embarazadas en España reduce su actividad sexual durante esos nueve meses. Son datos del XII Barómetros 'Los españoles y el sexo', de Control, donde se pone de manifiesto cómo la vida sexual cambia para el 60% de las gestantes. Así, un 40% mantiene menos relaciones sexuales y, por el contrario, un 20% las incrementa. ¿Qué hay detrás de estos cambios?
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El peso de los miedos y los problemas médicos
Aunque el bebé está perfectamente protegido dentro del saco amniótico, muchas parejas siguen experimentando temores por si el acto sexual puede perjudicarle de algún modo. En circunstancias normales no es así. Ni se daña al bebé ni el sexo puede ocasionar abortos espontáneos, tal como confirma la Dra. Marta Recio, ginecóloga y sexóloga y colaboradora de Control España.
Estos miedos se incrementan especialmente, como detalla, en parejas que han tenido problemas para lograr un embarazo y en aquellas que han recurrido a la reproducción asistida. "Por otro lado, si durante el embarazo se han producido situaciones como sangrados o dolor, incluso los propios profesionales recomiendan no tener relaciones sexuales, y se crea el miedo durante todo el embarazo", añade. Los profesionales tendrán en cuenta si hay antecedentes de parto prematuros, si el embarazo es doble o múltiple y si hay alguna alteración en la placenta, tanto en el embarazo presente como en los posteriores.
Deseo sexual y sensación de bienestar
El embarazo puede ser un momento nefasto o muy bueno en cuanto a relaciones sexuales. Tiene bastante que ver con la sensación de bienestar que la gestante esté experimentando. "En mujeres con un embarazo deseado, en el que se encuentran felices y con una buena relación de pareja, el deseo sexual se mantiene o aumenta. Por otro lado, en las mujeres que viven el embarazo con ansiedad o miedos, o este ha condicionado problemas de pareja, el deseo sexual se va a ver claramente afectado", explica la ginecóloga y sexóloga.
Pero al margen del tema relacional y del estado en que se encuentra la madre, hay otro factor a tener en cuenta: "Si el feto es varón, el aumento de la testosterona en la mujer pudiera llevar al incremento del deseo sexual en la madre, pero no hay estudios concluyentes por la dificultad que tienen ante la variabilidad entre mujeres", señala.
Además, durante el embarazo, el flujo sanguíneo que llega a los genitales es mucho mayor, pues tiene una función 'nutritiva' para el bebé, lo que de forma indirecta va a aumentar la sensibilidad de la zona íntima. Igualmente, las mamas, que se preparan para la lactancia materna, están más sensibles. Todo ello hace que algunas mujeres sientan un clímax sexual mucho más intenso.
Diferencias por trimestres
El deseo sexual de la embarazada va variando según cada trimestre. En el primero, donde suele haber más molestias en forma de vómitos, náuseas y cansancio, la sexualidad se ve afectada negativamente. El segundo trimestre está considerado como el mejor en este sentido, ya que la madre siente más bienestar, "se han pasado los miedos del primer trimestre, el abdomen aún no es muy grande, permite una buena movilidad, y suele ser un momento en el que la embarazada aumenta o retoma su deseo sexual", confirma la colaboradora de Control.
En el tercer trimestre pueden darse dificultades para las relaciones, como el volumen de la tripa, que dificulta muchas posturas sexuales. Además, sigue percibiéndose un miedo a poder llegar al bebé con la penetración.
¿Cuándo vuelve el deseo en el posparto?
El posparto es una etapa de transición, donde la mujer tendrá que recuperarse desde el punto de vista corporal y asumir mental y emocionalmente su nueva realidad como madre. En el citado barómetro se especifica que 9 de cada 10 mujeres cumple con los 40 días de abstinencia sexual que los médicos recomiendan tras el parto. Solo el 17% de las mujeres puérperas afirman haber mantenido relaciones sexuales entre 15 y 30 días después de dar a luz.
Las mujeres necesitan un tiempo para retomar esas relaciones, que va de uno a tres meses. En todo caso, como cuenta la Dra. Marta Recio, hay cuatro factores que influyen decisivamente en este tema.
- Tipo de parto y si se ha sentido respetada o ha sido traumático. Si la mujer ha tenido desgarros o cicatrices y cómo ha sido la recuperación.
- Estado físico y anímico. "El postparto suele ser muy duro, ya que el bebé suele ser muy demandante, lo que condiciona el sueño y el bienestar de la madre y esto la hará estar más o menos receptiva", comenta.
- Influencia hormonal. "El postparto es como una 'menopausia' fisiológica tras el gran aumento hormonal del embarazo, sobre todo en aquellas mujeres que dan lactancia materna. Esto condiciona la reduccion del deseo sexual, incluso la sequedad vaginal y posibles molestias con las relaciones. En parte es una 'defensa fisiológica' de la naturaleza para que la mujer no se quede embarazada de nuevo hasta que pueda criar a su hijo".
- Mentalidad materna. El hecho de tener siempre cerca al bebé hace que para muchas mujeres sea difícil entablar esas relaciones. "Además, la mente de la madre siempre suele estar más en el bebé que en la pareja".
La importancia de cuidarse en el posparto
Para recuperar ese deseo en el posparto hay que cuidar del bienestar físico y emocional de la madre. "El que la madre pueda expresar sus necesidades y emociones, disponer de ayuda si la necesita y poder tener un descanso correcto es esencial para su bienestar, y va ligado directamente de la relación de pareja y la sexualidad", expone la ginecóloga y sexóloga.
¿Y qué papel juega la pareja? "La pareja debe poder entender la situación que está experimentado la madre, y poder respetar sus tiempos y ayudar siempre tanto en las tareas propias del bebé o la casa, como a las necesidades emocionales de la madre. Esto mantendrá el vínculo en la pareja y facilitará que puedan volver la intimidad y con ello las relaciones", recomienda. "Pero siempre hay que recordar que la sexualidad es más amplia que el 'sexo', y en esta etapa son esenciales las caricias, los abrazos y los besos más por encima de lo demás".