Fantasmas, zombies, monstruos de rostro terrorífico… Son muchos los niños que no llevan nada bien ver a otras personas así disfrazadas y les da miedo todo lo que tiene que ver con Halloween. Si a esto le sumamos objetos decorativos como cuchillos ensangrentados o esqueletos, tenemos el cóctel perfecto para que estos niños lo pasen realmente mal y sientan verdadero pánico.
Para ellos, situaciones cotidianas como ir a una fiesta infantil con temática de Halloween, que propongan en el cole ir disfrazados el día 31 o, incluso, cruzarse con personas disfrazadas por la calle, pueden suponer un problema. Por ello hemos hablado con la psicóloga infantil Mª Barca Mojarro Corrales, que tiene consulta en el gabinete Tribeca Psicólogos, acerca de qué podemos hacer los padres para ayudarles.
“Para ayudar a un niño a enfrentarse a estas situaciones es importante no restarle importancia a sus miedos y preocupaciones, haciéndole entender que es normal que se sienta así, y validando sus emociones, nunca minimizándolas”, nos recomienda la profesional. “Esto permitirá que el niño verbalice con mayor facilidad aquello que le genera malestar, y se abrirá un canal de comunicación que da lugar a que el adulto explique, desde la calma, que los disfraces, decoraciones o historias de miedo son una fantasía, no una representación de la realidad, y que no hay un peligro real”.
Y esto, hacerles ver que no se trata de un peligro real, es muy necesario, puesto que, como nos explica M.ª Barca Mojarro, los niños menores de 5 ó 6 años no han desarrollado aún habilidades para diferenciar entre lo real o imaginario, por lo que los disfraces o los elementos decorativos de esta festividad pueden interpretarlos como una amenaza.
Consejos para que los niños dejen de tener miedo a Halloween
“Algo que también caracteriza estas fiestas es la narración de historias de miedo, las cuales pueden generar en los más pequeños sentimientos de inseguridad al imaginar que algo malo puede ocurrir”, añade. “Todos estos estímulos pueden hacer que se sientan inseguros y en alerta, así como que desarrollen inquietudes y preocupaciones que derivan en emociones relacionadas con el miedo, la angustia y la ansiedad”.
Por eso la recomendación de la psicóloga de validar la emoción del pequeño y darle pie a que exprese qué es exactamente lo que le produce miedo o angustia, es el primer paso para ayudarle, pero nos da algunas pautas más, sencillas y eficaces, para que los adultos podamos brindar las herramientas necesarias a los niños a superar el miedo a Halloween.
1º Adaptar la celebración de esta festividad a las necesidades del niño
“Mostrarle otros puntos de vista sobre Halloween, no enfocándonos únicamente en lo tenebroso, puede ayudar a cambiar la percepción que el niño tiene sobre esta celebración”.
Para ello aconseja hacer con ellos manualidades temáticas pero amigables (que tengan que ver con fantasmas divertidos o brujas buenas, con preparar calabazas… por ejemplo). También ofrecerles disfraces con los que ellos puedan sentirse más cómodos (sin obligar, por supuesto, a ponérselos) o leerles cuentos sobre Halloween que tengan un matiz de humor y, claro está, adaptados a su edad. “Son opciones que pueden resultar menos aterradoras y que permiten conocer un lado más divertido de Halloween, a la vez que los niños se sienten acompañados y seguros”.
2º ‘A mi hijo le da miedo Halloween y le invitan a una fiesta temática; ¿lo llevo?’
“En ocasiones los niños, al percibir cierta presión por parte del entorno, sienten que deben participar en las actividades de Halloween a pesar de que les de miedo, lo que les genera estrés al enfrentarse a situaciones ante las que no se sienten preparados solo por cumplir las expectativas de amigos, familiares o profesores”, comenta la psicóloga infantil. Si lo que queremos es ofrecerles cierta percepción de control, lo adecuado sería permitir que él mismo decida si quiere ir o no la fiesta “e incluso ofrecerle la posibilidad de hacer actividades alternativas y menos demandantes con las que puedan participar en el día de Halloween de otra manera (leer cómics o cuentos divertidos, ver películas de humor relacionadas con la temática de Halloween, repartir dulces en casa, etc.)”.
3º ¿Qué hacer cuando la fiesta es en el centro escolar?
Algunos colegios piden a las familias que los niños vayan a clase con algún disfraz relacionado con Halloween los días previos. ¿Qué hacer en este caso? Podemos decidir no disfrazar a nuestro hijo, pero sí lo harán el resto de compañeros; ¿qué es entonces lo más adecuado?
“Si tu hijo siente pánico por Halloween y las actividades escolares relacionadas con esta celebración le generan malestar, comunicar a los profesores la situación y explicarles su temor hacia el evento resulta fundamental de cara a que la comprendan y buscar juntos una solución”, recalca la especialista de Tribeca Psicólogos. “En estos casos, elegir una opción de disfraz sencilla y no aterradora o permitir al niño que participe mediante actividades divertidas o dándole un rol específico en las mismas, como ayudando con la organización sin intervenir de forma directa, son opciones que podrían aliviarle”.
Siempre, nos dice, teniendo muy en cuenta las necesidades y la personalidad del niño y, en caso de que el nivel de ansiedad del niño sea muy elevado, “no asistir ese día por priorizar su seguridad podría ser una opción como último recurso en el caso de que realmente no esté preparado”.
Cuando el miedo a Halloween en los niños va más allá y necesitan ayuda de un profesional
Partiendo de que, como hemos señalado anteriormente, es normal que algunos niños tengan miedo a Halloween al no haber desarrollado aún las habilidades necesarias para distinguir plenamente entre lo real y lo imaginario, cómo y cuándo superar este temor depende del niño y del apoyo que reciba por parte de sus adultos de referencia. “Halloween puede volverse una experiencia positiva y divertida si se trabajan sus emociones con paciencia y comprensión”, asegura Mojarro Corrales.
Sin embargo, en algunos casos, ese miedo parece encasquillarse y supera los límites de lo que consideramos ‘normal’, “es necesario observar hasta qué punto interfiere en su vida cotidiana, obstaculizando el desempeño de actividades habituales como el sueño, la alimentación, el rendimiento escolar, o impidiéndole realizar actividades que antes disfrutaba”.
La psicóloga también hace hincapié en la necesidad de comprobar si ese malestar se manifiesta mediante síntomas físicos intensos, como temblor, tensión muscular, dificultad para respirar, etc., al tomar contacto con estímulos relacionados con Halloween. En estos casos, sería recomendable consultarlo con un profesional.
“Así mismo, teniendo en cuenta la frecuencia del temor, habría que observar si existen síntomas de ansiedad anticipatoria ante el evento o si el miedo persiste después de la festividad”, añade M.ª Barca Mojarro. “Por último, si el miedo se extiende a otros contextos o si no es capaz de calmarse a pesar de acompañamiento y el apoyo de sus padres, sería necesario buscar ayuda de un profesional que le ofrezca apoyo y herramientas efectivas para comprenderlo, gestionarlo y superarlo, con el objetivo de que no limite el bienestar del niño”.