La natalidad en España se desploma. En la última década, todo han sido bajadas en la cifra de nacimientos de niños, a excepción del año 2014, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). Las estimaciones de 2023 apuntan a que hubo unos 322.000 nacimientos, lo que supuso un descenso de un 2% con respecto al año anterior.
Hay muchos factores que pueden incidir en esta situación. Por un lado, la difícil situación económica de muchos jóvenes en edad reproductiva con sueldos no muy altos que no les permiten acceder al disparado mercado de la vivienda. Por otro, la compleja conciliación, que sigue repercutiendo mayoritariamente en las mujeres. De acuerdo con un estudio del Instituto de la Mujer, las madres acaban asumiendo el 70% de los cuidados.
En relación a la posibilidad de conseguir un empleo y de mantenerlo una vez que se tienen hijos es más complicado para ellas. Si la tasa de empleo para los hombres de 25 a 49 años con hijos menores de 12 años es del 90,3%, en las mujeres en esa misma situación, el porcentaje baja hasta el 71,5%.
Las responsabilidades económicas de tener un hijo
Pero al margen de los aspectos anteriores, hay que valorar también el dinero que necesitan los padres para criar a un hijo hasta que se emancipa. Lo ha calculado la plataforma de ahorro europea Raisin, en un trabajo que puede asombrar por las cifras.
Según sus cálculos, el coste real de criar a un hijo en España en 2024 está próximo a los 335.000 euros. Si se valoran por separado los gastos de crianza de niños y niñas, los primeros están unos 10.000 euros por encima de las niñas. ¿Cuál es el motivo? "La diferencia de gasto se debe principalmente a la edad de emancipación: las mujeres tienden a emanciparse antes que los hombres, lo que reduce el tiempo y, por tanto, los costes que una familia debe asumir", señalan. Así, mientras que las mujeres se independizan del hogar familiar a los 29,4 años de media, los hombres lo hacen a los 31,3 años. Aquí también se observa una tendencia a retrasar más este momento que en años pasados.
Los gastos en cada etapa de la vida
Según el análisis de Raisin, el periodo en que los padres van a tener que invertir más dinero en la crianza de sus hijos es en la etapa de 12 a 18 años (con más de 99.000 euros). A esta le sigue la fase de 19 a 24 años (sobre 71.000 euros), y el de 6 a 11 años (más de 68.000 euros). Así pues, la etapa de bebé en que todo parecen gastos por la gran cantidad de cosas nuevas de las que hay que disponer no supone tanto económicamente en realidad. Puede influir aquí el hecho de que las familias están más concienciadas con la economía circular y las bondades de la segunda mano. De hecho, de 0 a 2 años, el gasto está en unos 32.000 euros, y de 3 a 5 años, se estima que hacen falta unos 28.000.
Si tenemos en cuenta los distintos apartados a las que los familias deben destinar el dinero para la crianza de sus hijos, la alimentación está en primer lugar (130.000 euros). Luego hay una partida de gastos no esenciales (48.000 euros), entre los que están las vacaciones, por ejemplo, seguidos de la educación, a la que se dedicarán unos 40.000 euros en total.
Los gastos de ropa y zapatos no son pocos, y rondan los 35.000 euros, al igual que los de sanidad (sobre 20.000 euros), que están por debajo de lo que se dedica a celebraciones (30.000). Completan la tabla aquellos destinados a higiene (alrededor de 9.000) y la paga, que aunque parezca poco semanalmente llega a sumar unos 12.000 euros hasta que el hijo se independiza.
El encarecimiento de la crianza
Aunque en cada familia estos datos se ajustarán a la situación particular; por ejemplo, dependiendo de la modalidad de educación el gasto puede ser uno u otro, lo cierto es que, para todas ellas, criar a un hijo es un 50% más caro de lo que lo era hace dos décadas.
Si nos vamos al año 2002, el coste entonces desde el nacimiento hasta la emancipación era de 218.000 euros, por lo que el aumento con respecto a este año es muy sustancial. La evolución futura de este dato dependerá del desarrollo económico general y del aumento de los precios. No obstante, al margen de estas estimaciones, cada familia ajusta los gastos a sus necesidades y posibilidades concretas.