La hiperhidrosis es una “condición en la cual hay una sudoración excesiva, no siempre relacionada con el calor o el ejercicio”, tal y como nos indica la Dra. Rosmary Martín, especialista en dermatología médico-quirúrgica y venereología del Hospital Vithas Las Palmas.
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Se estima que esta patología afecta a entre el 1 y el 5% de la población y, si bien mayoritariamente son los adultos los que la padecen, la realidad es que empieza a manifestarse en la pubertad, con todo lo que ello conlleva, puesto que “los adolescentes son un grupo con una gran vulnerabilidad a los efectos de la hiperhidrosis en el desarrollo de la autoestima y confianza social”.
No cabe duda de que el mal olor corporal asociado a la hiperhidrosis o las manchas en la ropa como consecuencia del exceso de sudor les afecta, casi de manera inevitable, desde el punto de vista psicológico. Esto hace que, “además de todos los cambios inherentes a la edad, los adolescentes con esta condición limiten sus relaciones personales evitando el contacto físico por vergüenza”, nos cuenta la Dra. Martín.
En la misma línea con la especialista en dermatología se pronuncia la psicóloga Ana Belén Asenjo, del Hospital Vithas Tenerife, quien nos habla de lo significativo que puede ser el impacto emocional de la hiperhidrosis a estas edades, puesto que “la sudoración excesiva afecta su autoimagen y las interacciones sociales”. Esto provoca ansiedad, vergüenza y baja autoestima y puede llevar al aislamiento en estos menores, nos dice, al procurar evitar situaciones sociales o actividades físicas por miedo a ser juzgados.
Pero es que además la hiperhidrosis puede generar otros síntomas físicos, ya que el aumento considerable de la humedad hace a estos chicos “más propensos a padecer eccemas de palmas o plantas, infecciones bacterianas, víricas o por hongos como el conocido pie de atleta”, según señala la Dra. Rosmary Martín. “También les afecta en sus actividades escolares y de ocio. El exceso de sudoración en las manos les dificulta actividades manuales o escribir con las manos”.
Todo ello incide más aún si cabe en el aspecto emocional asociado a esta condición, lo que hace necesario abordar la situación para ayudar a estos menores a recuperar su autoestima y su calidad de vida. La buena noticia es que hay opciones para lograrlo.
Cómo ayudar a adolescentes con hiperhidrosis
Lo primero que hemos de tener en cuenta para ayudar a un adolescente con esta patología es que hay dos tipos de hiperhidrosis: la hiperhidrosis primaria -que es una condición crónica y sin causa conocida, aunque tiene un fuerte componente genético- y la hiperhidrosis secundaria -que se produce al tomar ciertos medicamentos, como analgésicos, antidepresivos y algunos medicamentos hormonales y para la diabetes-. Es siempre necesaria una valoración médica para determinar si se trata de un tipo u otro, puesto que, si lo que padece el adolescente es una hiperhidrosis secundaria, quizás baste con que el especialista en cuestión estudie si es posible hacer algún cambio en la medicación.
En cualquiera de los dos tipos, las opciones de tratamientos a los que pueden someterse los menores de edad, en general están limitados a los de uso tópico, es decir, sobre la piel. “Sin embargo, en casos severos o con gran impacto en la calidad de vida podría considerarse la opción de la toxina botulínica, por ejemplo”, asegura la dermatóloga. Esta es considerada una de las mejores opciones para el tratamiento de la hiperhidrosis axilar, y posible aplicarla también en palmas de las manos y plantas de los pies.
A medida que van creciendo y, en caso de que el problema persista bien pasada la mayoría de edad, el especialista médico podría valorar otros tratamientos, como la iontoforesis, que es un tratamiento eléctrico que lo que hace es introducir iones en la piel a través de una corriente eléctrica desconectando temporalmente a las glándulas sudoríparas”.
También se les podría prescribir, ya en la edad adulta, fármacos anticolinérgicos, un tratamiento sistémico que se ha estado utilizando predominantemente para el tratamiento de la hiperhidrosis secundaria en casos muy excesivo y bajo estricto control médico, según indican desde Vithas Las Palmas.
En todo caso, siempre será recomendable seguir una serie de pautas, que pasan por evitar ingerir comidas especiadas, así como alcohol y café, y exponerse de manera directa al sol. También es preferible que los adolescentes con hiperhidrosis opten por vestir con ropa de fibras naturales como el algodón de colores claros o muy oscuros para ocultar los signos de sudoración y usar forros protectores para axilas.
Por supuesto, junto al tratamiento médico y a estas últimas pautas, será necesario brindar un adecuado apoyo emocional a estos menores. En primer lugar, en casa, pero sabemos que los amigos jugarán un papel mucho más destacado en este tipo de casos; también puede ser necesario acudir a un psicólogo con el adolescente para que le proporcione las herramientas necesarias para gestionar su ansiedad y mejorar la autoestioma.
No nos olvidemos del entorno escolar, en el que “se pueden hacer adaptaciones para reducir el malestar, como permitir cambios de ropa frecuentes o proporcionar entornos más cómodos”, apunta la psicóloga. “Además, los grupos de apoyo pueden ofrecer un espacio seguro para compartir experiencias y encontrar soluciones. Un enfoque integral que aborde tanto los aspectos físicos como emocionales puede mejorar significativamente la calidad de vida de los adolescentes con hiperhidrosis”.