Al hábito involuntario y, a veces, inconsciente de rechinar los dientes se le conoce como bruxismo. Por lo general, se asocia a los adultos, pero también les ocurre a algunos niños; la cuestión es por qué, teniendo en cuenta que en no pocas ocasiones está relacionado con ansiedad o con estrés. Nos da las claves la Dra. Paula Vidal, odontóloga especialista en estética dental y ortodoncia, CEO de la Clínica Dental Paula Vidal y autora del libro Mímame la boca: guía para una buena salud oral de cero a dieciocho años.
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Efectivamente, entre las posibles causas el bruxismo infantil puede encontrarse el estrés y la ansiedad: “las situaciones que generan tensión emocional, como problemas escolares o cambios en su entorno, pueden hacer que los niños aprieten los dientes sin darse cuenta”. La doctora explica que no es lo único que puede provocar bruxismo a los niños; el origen también puede hallarse en la hiperactividad o en trastornos de sueño (de hecho, nos dice, los niños con TDAH o con apnea del sueño son más propensos a padecerlo) y en aspectos fisiolóficos.
En este sentido, el bruxismo puede ser consecuencia de problemas de alineación dental, pues “si los dientes no encajan correctamente, el niño podría rechinar los dientes para intentar aliviar la incomodidad”, informa la Dra. Vidal. La causa puede ser también el propio desarrollo dental: “el proceso de cambio de dientes de leche a permanentes también puede provocar este comportamiento.”.
¿Por qué debemos intentar poner solución al bruxismo infantil?
La odontóloga advierte de que “apretar los dientes de manera crónica puede causar desgaste dental, dolor mandibular e incluso afectar el desarrollo correcto de los dientes permanentes”. Pero no solo eso; también puede afectar al bienestar y a la rutina diaria del niño afectado, puesto que este rechinar constante de dientes puede, además, “generar dolores de cabeza y molestias en los oídos debido a la tensión muscular”.
¿Cómo lograr que un niño deje de tener bruxismo?
“Aunque el bruxismo puede parecer complicado de tratar, hay varias soluciones efectivas que podemos implementar para ayudar a los niños a superar este problema”, tranquiliza la Dra. Paula Vidal. Así, las estrategias que indica la especialista son las siguientes:
1. Evaluación y tratamiento dental
El primer paso es acudir con nuestro hijo a un odontólogo especializado. “Durante la consulta, se analizarán los factores que podrían estar contribuyendo al bruxismo, como problemas de alineación dental. Si el problema está relacionado con la mordida, el especialista podría recomendar un tratamiento ortodóncico para corregir la alineación de los dientes”.
La doctora explica que, en algunos casos, bastará con la utilización de protectores bucales para evitar el desgaste dental. “Estos protectores, diseñados a medida, se colocan sobre los dientes del niño durante la noche para protegerlos del contacto constante”.
2. Técnicas de manejo del estrés
En caso de que, una vez que hemos acudido a la consulta del odontólogo, este profesional comprueba que no hay ningún problema bucodental que pueda ser el causante del bruxismo, podremos hablar de que la causa es de índole emocional. “Si el bruxismo está relacionado con el estrés o la ansiedad, es fundamental ayudar al niño a gestionar estas emociones”, apunta Vidal, que recomienda trabajar con el pequeño las siguientes técnicas:
- Ejercicios de relajación. La práctica de técnicas de respiración profunda o meditación pueden ser muy beneficiosas para reducir la tensión que desencadena el bruxismo.
- Rutina de sueño relajante. Establecer una rutina calmada antes de acostarse, que incluya actividades relajantes como leer o escuchar música suave, puede ayudar a disminuir el bruxismo nocturno.
- Juegos y actividades recreativas. Fomentar actividades que ayuden a liberar el estrés, como el deporte o las actividades creativas, puede ser muy útil para los niños.
Por supuesto, si con esto no es suficiente, deberemos consultar con un psicólogo infantil para tratar de la mejor manera posible el estrés o la ansiedad que nuestro hijo pueda estar sufriendo. Poco a poco, dejará de apretar los dientes de manera involuntaria a medida que va aprendiendo a manejar esa ansiedad.
3. Corrección de hábitos durante el día
Cuando el bruxismo es diurno y el niño es, por tanto, consciente de que aprieta los dientes, “es posible ayudarlo a identificar y corregir el hábito”, como asegura la odontóloga. Para ello, los padres deben estar muy pendientes y recordar con frecuencia a su hijo que está apretando los dientes: “se puede enseñar al niño a reconocer cuando está apretando los dientes y recordarle que relaje la mandíbula. Esto puede hacerse con señales visuales o notas en el entorno para recordarle que debe soltar la tensión”.
También es recomendable enseñarles a hacer ejercicios de relajación mandibular. Así, “incluir ejercicios simples, como abrir y cerrar suavemente la boca varias veces al día, puede ayudar a relajar los músculos de la mandíbula y reducir el apretamiento”.
4. Atención a posibles trastornos del sueño
“Si el bruxismo está relacionado con problemas de sueño como la apnea, es importante consultar a un especialista en trastornos del sueño”, subraya. “La apnea del sueño puede hacer que el niño rechine los dientes como respuesta al esfuerzo por respirar correctamente durante la noche”. La doctora nos explica que existen dispositivos y terapias específicas puede resolver el bruxismo asociado a este problema. “El primer paso que aconsejamos es poner una pegatina en los labios para favorecer la respiración nasal”.
5. Control y seguimiento regular
“El seguimiento periódico con un especialista es clave para asegurar que el bruxismo no esté causando daño a los dientes o a la mandíbula”, concluye la Dra. Paula Vidal. “Las visitas regulares al dentista permiten ajustar el tratamiento según la evolución del niño y prevenir complicaciones futuras”.