Las vacunas tienen una gran importancia en la medicina preventiva del niño y son una práctica fundamental y un pilar básico, en los que se asienta la especialidad de la pediatría. El seguimiento del calendario vacunal debe ser realizado por el médico de familia o por el pediatra y se debe hacer constar en él, por escrito en una cartilla, los datos pertinentes a la vacunación, fecha, laboratorio y lote al que pertenece la vacuna y persona que la realizó.
No está de más volver a recordar que las vacunaciones o inmunizaciones activas ante diferentes enfermedades epidémicas son la base de la medicina preventiva en la infancia. El inicio del curso escolar es un buen momento para hacer una visita al pediatra, realizar una revisión médica, ponerse al día con las vacunas y tratar de prevenir los diferentes problemas de salud que se pueden presentar a lo largo del futuro curso escolar.
Gripe o influenza
La gripe es una enfermedad infecciosa, epidémica y estacional que tiene su origen en el contagio de un virus perteneciente a la familia de los ortomixovirus, conocidos como virus de la Influenza, cuyos grupos A y B son los que ocasionan las infecciones en la especie humana.
La infección se trasmite a través de la vía aérea, de persona a persona. Las gotitas de Pfluger emitidas a través de la respiración, el estornudo o la tos quedan suspendidas en el espacio durante escaso tiempo y al ser inhaladas por un niño el virus ingresa en el aparato respiratorio, traspasa el epitelio y se reproduce en el núcleo de las células, donde se replica. Se caracteriza por fiebre elevada, dolor de cabeza, tos, aumento de las secreciones respiratorias, afectación del estado general, dolores musculares y articulares, decaimiento y fatiga. Estos síntomas evolución a lo largo de tres a seis días.
El contagio es más frecuente en ambientes cerrados y cargados y en el caso de los niños en colegios y guarderías. La vida al aire libre, el ejercicio físico moderado, la alimentación con alimentos frescos y naturales, la prevención ambiental, evitando el contacto con otros niños afectados, son medidas muy beneficiosas para evitar el contagio.
La mejor forma de manejar esta enfermedad es prevenirla. Para ello existen vacunas periódicas anuales de demostrada eficacia que, aplicadas al comienzo del otoño, previenen su aparición. Estas vacunas están compuestas por tres o cuatro cepas de virus diferentes causantes de la última epidemia que se produjo en el otro hemisferio y, por ser diferentes los virus y sus mutaciones de un año para otro, es necesaria su aplicación anualmente.
Hasta el pasado año, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomendaba la aplicación de la vacuna a todos los niños sanos de edades superiores a los 5 años. A partir de este año 2024 se recomienza iniciar la vacunación a partir de los 6 meses de edad, y además recomienda la vacunación de la madre embarazada, que protegerá al bebe durante los primeros seis meses.
Por qué se recomienda comenzar la vacunación de la gripe a los seis meses de edad
Según datos de la Asociación Española de Vacunología, la ampliación de la vacuna para niños (niños sanos y/o con factores de riesgo) desde la edad de los seis meses es debida a que, en la última temporada, se produjeron más de 4.000 hospitalizaciones por gripe de menores de cinco años, de los cuales más de 800 tuvieron complicaciones graves, 250 precisaron de atención en la UCI (unidad de cuidados intensivos) y ocho fallecieron.
La gripe es una enfermedad infravalorada en los niños. Con la vuelta al colegio pueden verse afectados entre un 10-20% de la población infantil y las complicaciones suelen ser más recuentes y más graves cuanto menor es el niño afectado o si se encuentra incluido en el grupo con factores de riesgo. Además los niños son un grupo fundamental en la cadena de trasmisión de la enfermedad y debido a ello es aconsejable la vacunación en aquellos niños que convivan con pacientes adultos de riesgo y en adultos que convivan con niños menores de seis meses.
La vacuna contra la gripe
La vacuna contra la gripe está compuesta por virus inactivados y con partículas y proteínas de virus muertos que son capaces de estimular la fabricación de anticuerpos en el organismo inyectado. Se forman con las cepas de los virus que aparecieron en la epidemia del otro hemisferio del año anterior.
Si se vacuna al niño por primera vez, la vacunación se suele realizar en dos dosis separadas por 4 semanas. Y a partir de entonteces por una sola dosis, todos los años.
Los efectos secundarios son leves y pasajeros y la protección subsiguiente es muy eficaz. Dolor, enrojecimiento local, febrícula y dolor de cabeza pueden aparecer como síntomas no deseados, pero no duran más de 24 horas.