El TDAH es una realidad muy frecuente en el entorno infantil y del adolescente. Es un trastorno que debe ser diagnosticado y tratado según cada paciente, porque de esta manera es posible evitar complicaciones futuras.
"Con el diagnóstico, lo importante es abordar el problema sin miedo, porque este trastorno puede llegar a curarse. Si no se afronta correctamente, en el futuro puede suponer que la persona renuncie a sus objetivos vitales, que tenga problemas de salud mental o que desarrolle adicciones", destaca la Dra. Pilar de Castro, especialista del Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Los principales síntomas del TDAH
El TDAH puede manifestarse de distintas formas según haya un predominio del déficit de atención o de la hiperactividad. En cualquier caso, "el principal síntoma del TDAH es el déficit de concentración, tanto en momentos puntuales como de forma sostenida. Además, puede provocar hiperactividad, problemas para el control de los movimientos o falta de memoria", detalla el Dr. Alberto Vieco, especialista del Departamento de Pediatría de la CUN.
En los manuales para diagnosticar el TDAH se establece que los afectados deben mostrar al menos esos síntomas durante seis meses, y que deben aparecer antes de los 12 años de edad. “Cuando el niño presenta problemas en el entorno educativo, familiar o social, y no ha habido un resultado positivo con estrategias pedagógicas previas, es el momento en el que los padres deben acercarse a un especialista en Psiquiatría o Neuropediatría”, recomienda el Dr. Vieco.
Así puede afectar el TDAH al desarrollo del niño o el adolescente
El TDAH puede dar lugar a que el niño esté desadaptado en distintos ámbitos: escolar, familiar, social... Pero no todo queda ahí, ya que también plantea problemas en su desarrollo y en la evolución de su estado emocional. Cuando no hay diagnóstico ni tratamiento (que no pasa en todos los casos por prescribir fármacos), el menor puede tener problemas con su autoestima y sufrir inseguridad durante la adolescencia e incluso en la edad adulta. "Sin embargo, un diagnóstico y el consecuente tratamiento temprano tiene un impacto positivo y puede prevenir estos riesgos desde la infancia", revela la Dra. Pilar de Castro.
“Con un tratamiento a tiempo, los pacientes llegan a la edad adulta con unas redes cerebrales maduras, por lo que se les retira la medicación y reciben el alta médica”, recalca la especialista de la Clínica Universidad de Navarra.
Un problema con alto componente hereditario
El TDAH es un trastorno heredado en el 75% de los casos. Está causado por un desarreglo funcional de la dopamina y la noradrenalina, unos neurotransmisores localizados en la parte frontal del cerebro, que son los responsables de la atención mantenida, el control de los impulsos y la decisión de llevar a cabo o de rechazar una acción. “Después de diagnosticar al niño, es muy común detectar el trastorno en otro familiar. A través de distintas formas, el TDAH puede darse en un hijo impulsivo, una abuela hiperactiva o un hermano con adicciones”, explica la Dra. de Castro.
De hecho, en familias donde uno de los hijos tiene este trastorno, el riesgo de que otros hermanos lo presenten también sube hasta un 30 o 40% (a diferencia del riesgo del 5% de la población general). Pero si es uno de los progenitores el que tiene el TDAH, el riesgo de que uno de los niños lo presente se multiplica por ocho.
Según se trate o no a tiempo, en un 60% de los casos, la sintomatología del TDAH puede persistir en la vida adulta en grado leve o moderado.
Nuevos horizontes de tratamiento gracias a la inteligencia artificial
Al igual que sucede en otros ámbitos de la Medicina, la inteligencia artificial (IA) también se va acercando al ámbito psiquiátrico. Así, en el XXVIII Congreso Nacional de Psiquiatría, que acaba de celebrarse en San Sebastián, se han presentando tres estudios pioneros que aplican la IA para mejorar el diagnóstico y el tratamiento del TDAH, lo que puede suponer grandes avances en un futuro.
Uno de ellos utiliza la medición de los movimientos oculares (eye tracking) para correlacionar estos datos con la presencia o no de TDAH. De esta manera ofrece una aproximación más precisa al diagnóstico que complementa las pruebas clínicas tradicionales. Por otro lado, se ha presentado también un programa de tratamiento cognitivo basado en neurojuegos digitales, diseñados con inteligencia artificial, que permite que los pacientes realicen ejercicios cognitivos totalmente adaptados a su perfil clínico y a su evolución. Además, son juegos que se pueden realizar desde casa, lo que permite una mayor flexibilidad a las familias y un tratamiento más intensivo y personalizado al máximo.
Y, por último, el tercer estudio hace un seguimiento en tiempo real de la respuesta al tratamiento farmacológico del paciente, lo que permite percibir los efectos secundarios y ajustar la dosis de medicación cuando sea necesario y de forma precoz. Así, la calidad de vida de los pacientes con TDAH puede mejorar sustancialmente.