No, no siempre es fácil lograr que un niño deje de hacer algo, por mucho que se les diga. En ocasiones, los padres no saben cómo explicarles que no deben repetir esa acción y qué deben hacer para hacerles entender a sus hijos la necesidad de que paren ese comportamiento. La premisa básica pasa por darles una explicación clara y concisa: “los niños necesitan comandos sencillos y potentes”, señala la psicóloga Beatriz Romero, directora de Consulta Despertares (consultadespertares.es).
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Es normal que los padres, ante la reiteración de conductas inadecuadas, se exasperen, pero es fundamental recordar que la comprensión del peligro por parte de los niños no está completamente desarrollada, especialmente en edades tempranas como entre los 2 y 4 años, cuando están explorando su autonomía y probando los límites porque, además, no son capaces de ponderar los peligros, tal y como indica la psicóloga. “A menudo, están explorando su entorno y midiendo los límites. La clave para hacerles entender que deben dejar de hacerlo es explicarlo de forma clara y concisa, adaptada a su edad y su carácter”.
Para ello, la experta recomienda darles pautas parecidas a la siguiente: “Subirse a esa silla es peligroso porque te puedes caer y hacerte daño”. Con esta indicación se les explica que es peligroso y el motivo, de forma que deja de ser una orden carente de sentido para el niño y se convierte en una norma que, antes o después, acabará asimilando y siguiendo.
“Los niños aprenden a través de la repetición, por lo que necesitarán escucharlo varias veces antes de interiorizarlo. Con el tiempo, a medida que crecen y desarrollan más habilidades cognitivas y emocionales, son capaces de seguir instrucciones con más facilidad. De ese modo se adaptan a la vida en sociedad que es profundamente normativa”.
“Usar ejemplos visuales y tangibles, como un dibujo o video, puede ser útil”, aconseja la especialista. “Es importante mantener una comunicación firme además de concreta, pero no alarmante, ya que un tono muy severo o muy abstracto puede generar ansiedad o curiosidad o falta de comprensión en vez de detener la conducta. Reglas claras y consistentes, y reforzar positivamente cuando respetan los límites”.
Y… ¡aun así el niño sigue repitiendo la conducta inadecuada!
“Si los niños continúan repitiendo la acción, a pesar de las reglas claras y consistentes, es importante que los padres mantengan la calma y sean tenaces mientras revisan el asunto”, recalca la psicóloga Beatriz Romero. “Establecer consecuencias claras y lógicas puede ser útil, como retirar temporalmente el acceso al lugar donde ocurre el comportamiento riesgoso o usar técnicas de tiempo fuera (siempre adaptadas a la edad del niño)”.
También es esencial intentar averiguar la razón que incita al niño a llevar a cabo este tipo de conducta: ¿está buscando llamar la atención? ¿o, quizás, está imitando a alguien cercano? En este caso, puede tratarse tanto de familiares y conocidos como de modelos televisivos. Si la causa detrás de la conducta es uno de estos dos motivos, será más fácil atajarlo; en el primer caso, habrá que dedicar más tiempo de calidad a nuestro hijo y, en el segundo, intentar que ese modelo tenga más cuidado al comportarse delante del niño o, si es televisivo, impedir que el pequeño visualice contenidos audiovisuales en los que aparece.
¿Cuándo consultar a un psicólogo infantil por malas conductas reiteradas?
Partiendo de que, a priori, es normal que el niño repita ciertos comportamientos inadecuados, por mucho que se les diga, Beatriz Romero aconseja a los padres que consulten con un psicólogo infantil si el comportamiento de riesgo persiste de manera preocupante para el o para los demás, especialmente si parece estar impulsado por ansiedad, dificultades emocionales, o si el niño no responde a las intervenciones habituales de los padres.
“Sobre todo, lo más preocupante no es la rebeldía, sino cuando el comportamiento repetido pone en peligro la seguridad del niño o de otros, o si se observa junto con otros signos como problemas de concentración, dificultades para relacionarse o cambios drásticos en su estado de ánimo”.