Pareja feliz con su bebé© Adobe Stock

Crianza

¿La crianza pone a prueba tu relación? Descubre cómo fortalecer tu vínculo con la experta Miram Tirado

A veces las discusiones y el distanciamiento parecen inevitables durante la crianza de los hijos, pero es posible que la pareja salga fortalecida en medio de este proceso. La autora nos explica cómo


16 de octubre de 2024 - 12:24 CEST

La llegada de un bebé provoca una verdadera revolución en la vida de sus padres. Por muy deseado y buscado que sea un hijo, altera la vida en pareja. En ocasiones, lo hace de tal modo que puede dar lugar a que ambos progenitores se vayan distanciando entre sí cada vez más o que, sin ni siquiera darse cuenta, llegue a desembocar en que pierdan el interés el uno por el otro porque ambos centran toda su atención en su pequeño. ¿Cómo lograr que este cambio tan sustancial fortalezca la relación de pareja en lugar de debilitarla? Nos lo explica la consultora en crianza consciente y escritora Miriam Tirado, con quien hemos hablado con motivo de la publicación de su libro Criar juntos (Ed. Grijalbo).

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¿De qué manera la llegada de un hijo ‘revoluciona’ a la pareja?

Cada uno siente todos los cambios, sensaciones y emociones que conlleva la llegada de un hijo a su manera, y a menudo lo viven diferente. Esto, junto con el cansancio, el estrés que a veces trae este gran cambio más la removida interna que supone tener que cuidar a un ser tan vulnerable, hace que a menudo aparezcan roces, cosas que no se dicen pero que duelen, y un largo etcétera. Y todo esto es absolutamente normal. 

El problema no es que haya crisis, el problema es que no sepamos transitarlas de una forma que nos hagan más fuertes

Miriam Tirado

¿Qué momentos son los más susceptibles de que se produzca una crisis en la pareja a causa de los hijos?

Crisis significa “cambio” y el gran cambio es a la llegada del bebé pero también cuando este bebé cambia de etapa y ya empieza a ser algo más autónomo e independiente. Muchas veces, cuando el hijo o hija tiene 3, 4 o 5 años es cuando muchas parejas tienen la “gran crisis”. Se han distanciado tanto y ha habido tantas heridas que se han hecho el uno al otro durante este tiempo de absoluta removida emocional y estrés familiar, que muchas veces se han desconectado y ya no se reconocen como la pareja que eran antes del tsunami. 

© Laura Bartra

¿Se pueden evitar esas crisis? ¿De qué modo?

El problema no es que haya crisis, que como he dicho, significan cambio y en la vida es normal que haya cambios. El problema es que no sepamos transitarlas de una forma que nos hagan más fuertes, nos unan y nos empoderen como pareja. Por lo tanto, no es tanto que tengamos que “evitar” las crisis, que esto me parece difícil, sino que hay que saber navegarlas para salir más unidos y enamorados de lo que estábamos antes, con unos valores comunes más fuertes y con un propósito de estar juntos más claro.

¿Qué hacer cuando surgen opiniones opuestas en cuestiones relacionadas con la crianza o la educación de los hijos? 

Tendremos que analizar bien qué está pasando: ¿es que no tenemos unos valores en común y que ya no los teníamos antes de tener hijos? ¿Es que tenemos opiniones distintas pero no son tan importantes como para desviarnos de una base sólida de crianza y educación en común? ¿Qué es exactamente lo que ocurre? Cuando vayamos a la raíz de esas discrepancias, nos tocará hablar muchísimo, limar asperezas, comunicarnos sin atacar ni culpar, sino con una comunicación asertiva que nos acerque. Justamente porque estamos criando y creciendo juntos tenemos que tener claro que no se trata de una batalla sobre quién gana sino que quizás todos tendremos que ceder para llegar a un lugar común que nos traiga paz a los dos y nos ayude a seguir criando y creciendo juntos. Tendremos que dejar el ego a un lado y honrar la importancia de llegar a acuerdos que nos satisfagan el máximo a los dos. Y puede no ser fácil, por eso requerirá de mucho diálogo, de mucha humildad y de mucha asertividad. 

¿Cómo recuperar la armonía en la pareja tras una crisis de este tipo?

Con tiempo juntos de calidad, dándonos mirada y transmitiéndonos lo mucho que nos importamos. Teniendo tiempo para hablar sin interrupciones y poniendo el amor que nos tenemos en el centro. Ah, y con cariño y muuucha paciencia y perspectiva. 

¿Qué no debería dejar de hacer nunca una pareja a pesar de haberse convertido en padres?

Mirarse, hablar de verdad (no pasarse el parte) y sobre todo, preguntarse “¿cómo estás?, ¿qué necesitas?”. No son cosas muy difíciles pero es alucinante como muchas veces son las primeras cosas que se dejan de hacer. 

¿Qué debe saber una pareja antes de convertirse en padres para evitar crisis ‘graves’?

Debe saber que tener un hijo son palabras mayores y que vendrán retos que ni siquiera imaginan. Debe saber que es crucial haber hablado mucho para asegurarse que comparten unos valores en cuanto a temas de corresponsabilidad, de crianza, de educación, etc. para que luego les sea un poco más fácil ir de la mano. Y debe saber que criar a los hijos implica un nivel de crecimiento personal que si lo aprovechan, también les ayudará un montón a crecer a nivel de relación de pareja.

Tendremos que dejar el ego a un lado y honrar la importancia de llegar a acuerdos que nos satisfagan el máximo a los dos

Miriam Tirado

En tu libro, das recomendaciones acerca de qué hacer cuando la pareja no se pone de acuerdo en cuántos hijos tener; ¿qué implica ceder en esto, teniendo en cuenta que se trata de un deseo vital?

Este es uno de los temas más complicados que muchas veces tienen que afrontar las parejas porque sea como sea, uno de los dos tendrá que renunciar a su deseo. Les invito, antes que nada, a conectar el porqué de ese deseo (ya sea de no tener más hijos o de tener más) porque a veces no es ni genuino nuestro y lo tenemos más para complacer a otros o porque hemos creído que era “mejor” tener dos hijos que uno, que no que tengamos realmente el deseo de acompañar a otra persona en su camino de vida. A veces, cuando hacen este ejercicio, su mirada cambia y llegan a acuerdos fácilmente y sin dolor. Otras veces, sin embargo, realmente sus deseos son genuinos y esto a veces crea mucha distancia entre los dos y dolor… pero esto también se puede transitar. Con mucho diálogo, mucho acompañamiento empático hacia quien tiene que renunciar, y mucha mirada… muchas parejas pueden superar este desencuentro de una forma exitosa. 

© Grijalbo

¿Cómo darnos cuenta de que las desavenencias son tales que es mejor optar por la separación?

Escuchando muy profundamente nuestro sentir, nuestra intuición y nuestro cuerpo cuando estamos con esa persona. A veces llega como una certeza interior, que a veces no es tan racional como física y emocional de que lo que había ha terminado, que ya es imposible construir más juntos y que se ha llegado a un punto de no retorno. Es básico estar muy conectados a nosotros mismos, a nuestra esencia, para escucharnos, tener en cuenta nuestro sentir y ver qué estado de salud tiene nuestra relación. A veces el problema no es que no lo veamos, sino que a veces no lo queremos ver y miramos hacia otro lado porque afrontar eso da mucho vértigo y miedo, y es normal. 

Hasta ahora hemos hablado de crisis, pero ¿tener hijos acaso no fortalece también a la pareja en lo más básico?

Yo creo que acompañar a los hijos con nuestra pareja y hacerlo de una forma consciente, de la mano y sintiéndonos equipo es una forma increíble de crecer juntos y, por consiguiente, de fortalecer la relación de pareja. Atravesaremos tantas cosas juntos que si lo hacemos con una buena comunicación y teniéndonos en cuenta, es muy probable que este camino juntos nos empodere y lleve nuestra relación a otro nivel mucho más profundo, consciente y pleno de lo que jamás habríamos imaginado. Pero claro, esto requiere de esfuerzo, de paciencia, de buena comunicación, de “trabajo en pareja”… y hay que estar dispuesto y disponible para hacerlo posible. Animo a hacerlo porque ¡merece sin duda el esfuerzo!