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Bebé con dermatitis atópica© Adobe Stok

Pediatría

Qué es la dermatitis atópica, cómo se diagnostica y cuáles son los tratamientos y cuidados esenciales

Es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a un porcentaje significativo de la población infantil


15 de octubre de 2024 - 12:27 CEST

La dermatitis atópica es una afección dérmica de naturaleza crónica y recurrente, que cursa en forma de brotes y que, aunque no se ha demostrado ningún alérgeno causante de la enfermedad, en su origen tiene una íntima relación con las enfermedades alérgicas, pues la mayoría de los casos se asocia a rinitis alérgica, alergias estacionales, alergias alimenticias y asma.

Los síntomas clásicos de la dermatitis atópica, son: el picor de la piel, la sequedad, la descamación y las lesiones dérmicas. El eritema, las máculas, las vesículas, el eczema y la liquenificación son alteraciones de la piel que se pueden observar en un mismo paciente y que pueden ser cambiantes en intensidad y extensión, a lo largo del tiempo.  Del 20% al 30% de las consultas de dermatología pediátrica corresponden a esta enfermedad.

Es una dermatitis que se ve muy influida por el clima, pues empeora en los climas continentales, secos y fríos y mejora en los climas cálidos y húmedos

¿Cuándo debemos sospechar que el niño sufre una dermatitis atópica?

El picor es el síntoma más llamativo y persistente. Aun sin lesiones, el niño se rasca en cuanto está desnudo y la sequedad de la piel y la descamación, suelen ser acompañantes habituales.

Las lesiones se localizan sobre todo en los pliegues cutáneos, en el hueco poplíteo (detrás de la rodilla) en el hueco antecubital (delante de los codos), detrás de los pabellones auriculares, en las cejas y en el área del pañal. 

Suelen aparecer en forma de brotes, inducidos por enfermedades infecciosas, estrés, introducción de nuevos alimentos o agresiones ambientales extremas. Es una dermatitis que se ve muy influida por el clima, pues empeora en los climas continentales, secos y fríos y mejora en los climas cálidos y húmedos.

La higiene diaria con jabones alcalinos, los baños con agua muy caliente, las afecciones sistémicas y los elementos externos irritantes (fibras textiles, detergentes), pueden influir en la aparición de los brotes. 

¿Cómo prevenir la dermatitis atópica?

Las medidas de prevención abarcan, cuidados ambientales, mantenimiento de un buen estado de hidratación de la piel, hábitos de higiene corporal y aplicación de preparados emolientes e hidratantes.

  • En ambientes exteriores, protéjale del fuerte viento y de las temperaturas extremas
  • En interiores, evite el aire acondicionado intenso y las calefacciones de aire muy seco
  • Los climas fríos y secos agravan la dermatitis, si es posible evítelos
  • Intente evitar las circunstancias y situaciones que dieron lugar a anteriores brotes
  • Evite la sudoración profusa pues al evaporarse el sudor, seca más la piel
  • Los baños se realizaran con agua tibia, de corta duración y usando geles sin jabón
  • Aplique sobre la piel, con frecuencia, cremas o pomadas hidratantes y humectantes que mantengan el manto hidrolipídico y retengan la humedad.
Brazo de bebé con lesiones cutáneas producidadas por la dermatitis© Adobe Stock

¿Qué cuidados hay que seguir para tener controlada la dermatitis atópica?

  • Procure evitar los factores desencadenantes de los brotes; clima, higiene, factores irritantes, infecciones y/o alergias.
  • La hidratación de la piel y el mantenimiento de su manto hidrolipidico con cremas y pomadas, son muy importantes.
  • Controlar el picor para evitar el rascado, y así prevenir la infección de los eczemas.
  • Tratar los eczemas con cremas y pomadas que contengan corticoides en baja concentración y por cortos periodos de tiempo.
  • Medicamentos inmunomoduladores, en niños de más de dos años, en las zonas eczematizadas o con picor y sequedad extremas suelen ser muy eficaces. Los tratamientos con estos medicamentos deben estar indicados y supervisados por el dermatólogo o el pediatra.

Un niño atópico, ¿lo será de por vida?

Más de la cuarta parte de los niños sanos presentan durante su infancia algún síntoma de atopía y su pronóstico a largo plazo es bastante favorable. Sin embargo, la atopía hoy se entiende como una condición constitucional y hereditaria que, además de las alteraciones dérmicas, presenta una sintomatología caracterizada por la facilidad para la aparición de reacciones alérgicas, rinitis frecuentes, crisis de broncoespasmo y alergias alimentarias y digestivas.

La infancia de estos pacientes suele ser más agitada por la posibilidad de aparición de estos síntomas, pero a medida que pasa el tiempo, los mecanismos de defensa y maduración van mejorando y pasada la pubertad la mayoría de los niños atópicos dejan de serlo y solamente entre el 5% - 10% de la población adulta mantiene alguno de estos síntomas, ya sea en la piel o en otros órganos o sistemas

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