Niño durmiendo con la boca abierta© Getty Images

Sueño infantil

Apnea del sueño en niños: síntomas, causas y cómo devolverles el sueño reparador

Desde los síntomas hasta el tratamiento, te explicamos todo sobre la apnea del sueño infantil


8 de octubre de 2024 - 14:30 CEST

El sueño desempeña un papel crucial en la vida de los niños. Mientras duermen, su cuerpo se recupera, el cerebro refuerza la memoria y se liberan hormonas vitales para el crecimiento. Contar con un sueño reparador es esencial para un desarrollo físico y mental saludable. No obstante, muchos niños enfrentan problemas para conciliar el sueño, lo que puede repercutir negativamente en su salud y bienestar. Y uno de esos problemas puede ser que sufran apnea del sueño. A continuación,  te explicamos todo lo que debes saber sobre este trastorno respiratorio para que identifiques posibles señales de alarma.

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¿Qué es la apnea del sueño?

Se trata de un trastorno respiratorio que aparece durante el sueño y que consiste en una interrupción de la respiración rítmica nocturna, de mayor o menor duración, producida por la obstrucción parcial de la vía aérea que interrumpe la ventilación normal y altera los patrones normales del sueño.

¿Por qué se produce?

El origen del problema se encuentra en la faringe y en una alteración en su función durante el sueño, ya sea por alteraciones anatómicas, funcionales o neurológicas.

Los factores predisponentes más frecuentes en el niño, son:

  • Aumento del tamaño de amígdalas y adenoides.
  • Obstrucción nasal intensa.
  • Laringomalacia. (cartílagos laríngeos blandos)
  • Malformaciones congénitas.
  • Obesidad.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma universal en todos los casos de apnea del sueño es el ronquido. Junto a este suelen aparecer pausas respiratorias de diferente intensidad y duración, aumento del esfuerzo respiratorio, sueño intranquilo no reparador, posturas anormales durante el sueño y sudoración profusa.

Todo este cortejo de síntomas nocturnos durante el sueño, puede dar lugar a la aparición de síntomas diurnos, que en muchas ocasiones son los que nos harán sospechar la presencia de esta patología.

Las cefaleas matutinas, el cansancio permanente, el bajo rendimiento escolar, el déficit de atención y el sueño diurno persistente suelen presentarse tarde o temprano.

A estos síntomas hay que añadir los que generan la causa mas frecuente de apnea del sueño en el niño y que no son otros que los ocasionados por la hipertrofia amigdalar.

La respiración bucal, la sequedad bucal, la halitosis, la dificultad para alimentarse, la voz gangosa, la congestión nasal y las infecciones de las vías respiratorias superiores frecuentes son síntomas omnipresentes en la mayoría de estos niños.

 ¿Qué repercusiones puede tener?

 La apnea del sueño en el niño puede tener sobre su salud desde leves trastornos hasta graves consecuencias.

Desde una disminución del rendimiento escolar, somnolencia diurna y problemas del comportamiento, hasta trastornos del desarrollo psicomotor, falta de crecimiento o aparición de alteraciones cardiovasculares.

La mayoría de las complicaciones vienen dadas por las crisis de desaturación o lo que es lo mismo baja oxigenación de la sangre durante las crisis de apnea, dado que cualquier grado de hipoxia nocturna puede perjudicar al desarrollo neurológico del niño.

¿Cómo se diagnostica la apnea del sueño infantil?

El diagnostico lo realiza el pediatra en primer lugar a través de la anamnesis en base a la intensidad del ronquido, ruidos respiratorios, pausas respiratorias y esfuerzo nocturno respiratorio. La hipertrofia de amígdalas y vegetaciones debe ser muy valorada para cuantificar la obstrucción respiratoria con revisión otorrinolaringológica completa. 

Como medios diagnósticos objetivos, el especialista acudirá a pruebas especiales, como la polisomnografía convencional que es la prueba definitiva que registra de manera continua las variables neurofisiológicas del sueño con pulsioximetria nocturna para cuantificar las saturaciones de oxigeno a lo largo de la noche.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento de este proceso está en relación directa a la causa que lo provoca. Entre las medidas generales que aliviarán o beneficiarán la evolución del cuadro están el tratamiento de la congestión y obstrucción nasal, la disminución de la congestión, infección o inflamación de las estructuras linfáticas faríngeas y, finalmente, la extirpación de las amígdalas y los adenoides a través de una adenoamigdalectomía.