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Retrato de una mujer mirando por la ventana en actitud triste© Getty Images

Maternidad

Cuando los hijos no llegan: cómo afrontar el duelo por no ser madre

La no maternidad puede producirse por distintas situaciones: una elección personal, una imposibilidad física... Cuando se desea y no se logra, la mujer tiene que enfrentarse a muchas preguntas y a un cambio en su ruta vital.


24 de septiembre de 2024 - 12:20 CEST

En ¿Y ahora qué? (Ed. Koan), Míriam Aguilar (@holasoymir), divulgadora sobre este tema, responde a la cuestión que, indefectiblemente, llega en un momento determinado para las mujeres que no han sido madres por circunstancias. El durante y el después es un verdadero tsunami emocional al que hay que hacer frente, muchas veces desde la soledad y la incomprensión. Hemos charlado con ella sobre esta realidad muchas veces silenciada.

Dices en el libro que "el hecho de acabar un proceso de búsqueda de maternidad sin un bebé en los brazos es algo que existe, que nos pasa a muchas mujeres". ¿Se habla lo suficiente de ello? 

No, todavía es un tema muy tabú hablar de haber querido ser madre y no haberlo sido. Esta decisión o circunstancia sigue generando mucha vergüenza y culpa a las mujeres que lo viven, puesto la sociedad les dice que no se rindan, que lo sigan intentando hasta conseguirlo, aún cuando eso es sinónimo de pasar por encima de los límites físicos, emocionales, mentales e incluso éticos de la persona. Es como si no nos dejaran renunciar a nuestra propia maternidad. 

En el imaginario colectivo existe la idea de que si quieres ser madre, lo serás. Más aún ahora con el abanico tan amplio de posibilidades que ofrece la reproducción asistida. Pero que existan esas posiblidades no siginifica que todas las mujeres y/o parejas puedan tener acceso o quieran someterse a ello. Por todo esto es muy necesario poder ir ganando espacios para hablar de no maternidad por circunstancias.

El hecho de no poder ser madre suele provocar una crisis vital importante y hay que transitar un duelo. ¿Qué es lo más importante en esos momentos?

En lo personal, aceptar que nuestro proceso es el que es. Buscar espacios donde poder expresar la tristeza, el enfado o cualquier otra emoción que sintamos. Verbalizar lo que nos ha pasado es profundamente sanador. Encontrar otras mujeres que estén viviendo una situación similar, o que la hayan vivido, para recuperar o sanar el sentimiento de pertenencia que tan dañado queda después de un proceso intentando ser madres sin conseguirlo, cuando en nuestros círculos sociales la mayoría de personas son madres y padres. 

Y, por supuesto, buscar acompañamiento especializado en este proceso si así lo sentimos necesario. A nivel social se necesita más empatía y apoyo. Que se acaben las preguntas de "¿y tú/vosotros para cuando los niños?" y los consejos no pedidos. Es necesario que aprendamos a escuchar sin juzgar y sin dar opiniones que no hayan sido pedidas. Y para ello es necesario conocer cómo es vivir un proceso así, por eso espero que mi libro llegue, no sólo a las mujeres y/o parejas que lo necesiten leer, sino a todas las personas, puesto que todas y todos conocemos (o tenemos la posibilidad de conocer) a alguien que tenga dificultades para tener hijos.

Míriam Aguilar© Cristina Perea
Miriam Aguilar, tras intentar ser madre durante 8 años y con 4 pérdidas gestacionales a lo largo de todo este tiempo, decidió que renunciaba a la maternidad. Esta experiencia la ha trasladado a un libro con el que pretende ayudar a otras mujeres que se hayan encontrado en la misma situación.

Compartes tu historia donde ha habido pérdidas gestacionales e intentos de reproducción asistida sin éxito. ¿Tomar la decisión de dejar de intentar la maternidad es lo más difícil del proceso? 

Para mí, lo más difícil fue intentar ser madre. Fueron años llenos de tristeza, de culpa, de vergüenza... Fue muy duro sentir que mi cuerpo no podía gestar, que todos mis embarazos terminaban mucho antes de tiempo. Además, socialmente, fue muy difícil sentir que no encajaba en ningún círculo social, puesto que la mayor parte de las personas con las que me relacionaba entonces sí estaban teniendo bebés. 

Me sentí muchísimas veces muy sola, muy perdida. Hasta que empecé a pensar en cuáles eran mis límites y empecé a aceptar que quizás no sería madre. Eso hizo que empezara a elaborar mi duelo por la no maternidad. Por eso, tomar la decisión de parar me trajo alivio y paz. Aunque no fue fácil, puesto que esa decisión efectivamente confirmaba que nunca sería madre, fue la mejor decisión para mí y para mi pareja y casi 6 años después no me arrepiento de haberla tomado.

¿En qué se diferencia el duelo por la no maternidad de otro tipo de duelos? 

Este es un duelo que no se reconoce socialmente. No se entiende que pueda doler algo que no hemos tenido. Todo el mundo entiende que alguien esté en duelo cuando muere una persona querida, pero cuando lo que muere es un proyecto de vida, es más difícil comprenderlo. Como ejemplo, cuando una mujer habla de este duelo, muchas veces la respuesta es: "Pues mejor no ser madre, así tendrás tiempo para ti" o "si quieres te presto a los míos un rato"... Este duelo se trata con muchísima condescendencia. Además, es un duelo estigmatizado, puesto que de la misma forma que no se reconoce, tampoco se permite que podamos seguir adelante, porque en el imaginario colectivo no poder ser madre es lo peor que le puede pasar a una mujer.

¿Cómo superar la vergüenza y el estigma que siguen asociados a la no maternidad? 

Es un trabajo personal que yo siento que es muy necesario hacer. Para mí es clave poder compartir tu experiencia con otras mujeres que no hayan podido tener hijos por la circunstancia que sea. Por eso facilito y guío círculos de mujeres sin hijos, porque son espacios seguros. Este duelo se sana, entre otras cosas, expresando todo aquello que sentimos que no podemos expresar en ningún otro sitio. Sentirte identificada, comprendida, sostenida es súper importante para poder ir dejando atrás la vergüenza y el estigma. 

Darte cuenta de que hemos crecido con un montón de creencias relacionadas con la maternidad que hacen que, cuando no puedes ser madre, creas que debes avergonzarte por ello. Por eso creo que este es un asunto colectivo y no individual, como nos hacen creer. Hace falta una revisión de todo aquello que hasta ahora se suponía de una mujer para dar espacio a todo lo que nos pasa a las mujeres y eso pasa por aceptar que habrá mujeres que no podrán ser madres. Normalizarlo es el primer paso para desestigmatizar y con ello que las mujeres que no pueden ser madres dejen de sentir vergüenza por ello.

Libro ¿Y ahora qué?© Ed. Koan

Hablas de la necesidad de que en los medios haya referentes de mujeres sin hijos para que muchas se sientan reconocidas. La presión social en este sentido sigue siendo demasiado grande, ¿verdad? 

¡Por supuesto! Es súper necesario tener referentes donde podamos proyectar una vida plena, bonita, pese a no haber sido madres. Todo lo que nos ha contado hasta ahora la literatura, el cine, la televisión, etc... es que las mujeres que no son madres son unas amargadas, que tienen vidas tristes, que se quedan solas para siempre, o con muchos gatos. Por otro lado, nos han contado que la maternidad es lo que hace que una mujer se sienta realizada, la llegada de los hijos es lo que trae la felicidad a las mujeres. Se romantiza tener hijos y se estigmatiza no tenerlos. Necesitamos ver vidas de mujeres que no han podido ser madres  y que distan mucho de esa definición que se hace de nosotras. Por eso es tan importante la representación en los medios. Para sentirnos identificadas, vistas y reconocidas. También es súper importante la divulgación, y esa es la razón por la que empecé a compartir esta parte de mi vida en redes sociales.

En tu caso, has conseguido que esa no maternidad te traiga nuevas oportunidades personales, ¿qué mensaje darías a mujeres que están ahora mismo en esa tesitura? 

El duelo de la no maternidad conlleva tiempo y aceptación y cada mujer lo vive a su manera, con sus tiempos. Siento que es muy importante poder elaborar bien este duelo, permitirse sentir todo lo que surja, aunque haya emociones incómodas y así poderlo integrar en tu vida para seguir adelante sin reproches y sin miedo al arrepentimiento, que es un miedo muy común. 

Se suele hablar de estas experiencias como algo a superar. Pero superar algo conlleva olvidarlo, y no es posible (ni recomendable) olvidar que quisimos ser madres, olvidar todo el amor que pusimos en ello. Por eso creo que este duelo es también una oportunidad para aprender a querernos más, ese amor que íbamos a dar a nuestros hijos lo necesitamos para nosotras cuando estamos en duelo. Si te ocupas de tu duelo, el dolor no dura para siempre, ese es mi mensaje.