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Adolescentes en el patio del instituto llevándose unos a otros a cuestas© Adobe Stock

Mononucleosis en jóvenes: cómo identificar y tratar esta infección viral

Se la conoce también como la 'enfermedad del beso'. Afecta principalmente a adolescentes y jóvenes adultos. Esta etapa de la vida, caracterizada por una mayor interacción social y contacto cercano, favorece la transmisión del virus de Epstein-Barr, causante de la mononucleosis. 


18 de septiembre de 2024 - 15:39 CEST

La evolución de los casos de mononucleosis entre los estudiantes estadounidenses puede resultar muy ilustrativa para conocer cómo se transmite esta enfermedad. Mientras que, al finalizar la educación primaria, solo un 10-15% de ellos han estado en contacto con el virus, este porcentaje se multiplica al alcanzar la edad universitaria, llegando hasta el 80%. Estos datos sugieren que el entorno escolar y social durante la adolescencia y la juventud facilita la transmisión de esta enfermedad.

La mononucleosis es una enfermedad de origen infeccioso, producida por un herpes virus conocido como virus de Epstein Barr. Se caracteriza por la existencia de fiebre, aumento del tamaño de los ganglios linfáticos sobre todo del cuello, amigdalitis aguda y alteraciones hematológicas y hepáticas.

Afecta, sobre todo, a adolescentes, algo menos a niños y se la conoce, a causa de trasmitirse a través de la saliva, como la ‘enfermedad del beso’.

¿Cómo se contagia y cuáles son sus principales síntomas?

La contagiosidad del virus es poco intensa y se necesita habitualmente un contacto íntimo para su trasmisión. Se suele producir a través de vía orofaríngea por la saliva, siendo el beso o el uso de elementos de utilización bucal (vasos, cubiertos, cepillo dental, etc) las formas más frecuentes de contagio. 

Después de un corto periodo de incubación, la infección se manifiesta con fiebre elevada, dolor faríngeo y afectación del estado general.

Más adelante aparece aumento del tamaño de los ganglios linfáticos del cuello y, avanzando la enfermedad, la amigdalitis se hace más evidente acompañándose de dolor de cabeza, escalofríos, tos y aumento del tamaño del hígado y del bazo.  En algunos pacientes aparece enantema en las mucosas y un leve exantema en la piel. 

En los niños pueden aparecer síntomas neurológicos, mientras que los síntomas hepáticos son más evidentes y llamativos en los adolescentes y adultos jóvenes.

Una prueba específica para confirmar su diagnóstico

El médico sospecha el diagnóstico por el ambiente epidemiológico, los síntomas clínicos y las exploraciones complementarias, pero lo ha de confirmar a través de exploraciones analíticas, siendo la prueba de laboratorio más utilizada la conocida con el nombre de reacción de Paul-Bunell.

La serología y la elevación de las transaminasas y su control le indicarán la evolución de la enfermedad.

¿Cómo se trata la enfermedad del beso?

La enfermedad no tiene un tratamiento específico. Su tratamiento sintomático se basa en el control de la fiebre, el dolor y la inflamación. Se pueden mejorar el estado general, la cefalea, la disfagia y la inflamación ganglionar. El uso de corticoides puede estar indicado en aquellos pacientes con dificultad respiratoria o lesiones neurológicas y hematológicas.

 El tratamiento con un antiviral conocido por Aciclovir anula la eliminación orofaríngea del virus por lo que disminuye las posibilidades de trasmisión, pero esto no se traduce en una mejoría clínica ni modifica el curso de la enfermedad.

La enfermedad tiende a la curación de forma espontánea a lo largo de dos a tres semanas. 

La alteración de la función hepática con elevación de las transaminasas, las alteraciones neurológicas y las alteraciones del bazo son problemas a vigilar. Ahora bien, conviene recordar los siguientes aspectos:

  • En algunas ocasiones, el virus de la mononucleosis da lugar a infecciones leves o síndromes mononucleósidos subclínicos que pasan desapercibidas para el paciente.
  • El virus de Epstein Barr, causante de la mononucleosis, esta también implicado en el origen de dos tumores conocidos como linfoma de Burkitt y carcinoma nasofaríngeo.
  • La mononucleosis en el adulto se complica y prolonga con frecuencia con una hepatitis sin ictericia, que debe ser controlada a través de la evolución de las cifras de las transaminasas.