Acabar Bachillerato y entrar en la Universidad es un gran paso en la vida de todo estudiante. Lo es tanto para ellos como para los padres; más aún cuando la Facultad está en otra ciudad y, además, dejan de vivir en la casa familiar. Se trata de un cambio importante que le marcará en muchos aspectos de su vida. ¿Cómo ayudarles a afrontar esta etapa y comenzar la Universidad con buen pie?
“Prepararse para el primer año puede ser notoriamente desalentador tanto para los padres como para los nuevos estudiantes universitarios. Hay una cantidad infinita de papeleo que presentar, firmar y hacer aprobar. La lista sigue y sigue, especialmente para aquellos que planean estudiar en el extranjero”, comenta la Dra. Tara Quinn, wellbeing partner de la plataforma de residencias de estudiantes Nido Living. “Esta situación puede ejercer presión sobre la salud mental de quienes están involucrados en el proceso, y puede tener un impacto aún mayor en los futuros estudiantes”.
A esto hay que sumar la incertidumbre de qué es lo que se encontrarán, si harán amigos y se sentirán socialmente a gusto, si les gustará la carrera elegida y serán capaces de seguir el ritmo o, si proceden de otra ciudad, si encontrarán el alojamiento adecuado o si habrá una buena conexión de transporte público hasta la Facultad. “Todos estos problemas, por supuesto, se resolverán con el tiempo y, casi con seguridad, una vez que comience el año académico, los estudiantes se acostumbrarán a todos estos nuevos escenarios. Sin embargo, abordarlos con tiempo de antelación evitará un mayor riesgo para nuestra salud mental”, recomienda la Dra. Quinn.
Tips para comenzar la Universidad con buen pie
Para intentar reducir esa incertidumbre, padres y madres pueden ayudar a sus hijos siguiendo las siguientes pautas:
- Recabar toda la información posible. No hay nada mejor que hacer una visita al campus universitario unos días antes para tener una idea más certera acerca del lugar al que nuestros hijos van a acudir cada día. Si es posible, averiguar en qué clase van a estar y buscar la ubicación de la misma, así como intentar localizar otros puntos de interés, como puedan ser la biblioteca o la cafetería. Si proceden de otra ciudad, lo ideal sería visitar también el piso o la residencia de estudiantes en la que van a residir y comprobar cómo es la red de transporte hasta y desde la Facultad.
- Ayudarles con rutinas saludables. Aunque los padres no pueden hacerlo por sus hijos, sí que pueden fomentar que sigan ciertas prácticas diarias y rutinas saludables, “como una alimentación adecuada, hidratación, ejercicio, un buen descanso, conexión con los demás y establecer buenos límites en cuanto a su tiempo para estudiar, hacer ejercicio, socializar y descansar”.
- Normalizar las conversaciones sobre la salud mental y el bienestar. “Es mejor tener estas conversaciones cuando hay tiempo de sobra y no hay distracciones”, señala la experta. “Lo más importante es hacerles saber que estás ahí para escucharlos pase lo que pase, y que también habrá un sólido sistema de apoyo en su nueva residencia”.
- Buscar formas de socializar. Encajar en un grupo puede no ser tarea fácil, por lo que un ‘empujoncito’ nunca está de más. Animarle a inscribirse en el equipo universitario de un deporte que le guste o en grupos de voluntariado o de debates, por ejemplo (si es que le interesa, claro), puede ser una buena opción. “En Nido, hay muchas oportunidades para involucrarse con la comunidad. Los padres también podrían animar a sus hijos a convertirse en un ‘campeón del bienestar’ en su nueva residencia, organizando o asistiendo a sesiones de ‘caminar y hablar’, o incluso organizando una noche de cine o una cena donde cada uno lleve un plato o tentempié”, comenta la Dra. Tara Quinn.
¿De qué manera podemos fomentar que disfruten de esta etapa sin descuidar por ello los estudios?
“Los estudiantes felices y saludables duermen mejor, se concentran mejor y, por lo tanto, estudian mejor”, subraya la doctora. Por eso, afirma que hemos de animarlos a que se dediquen, al menos, 15 minutos al día para sí mismos. “Quizás involucrarse en actividades solitarias por períodos establecidos de tiempo, como tocar un instrumento, leer un libro, pintarse las uñas o tomar un baño relajante. Estas actividades actúan como un gran reseteo para los estudiantes que necesitan un breve descanso”, asegura.
Para ello, podemos insistir en que planifiquen tanto el tiempo de estudio como el tiempo de ocio y de cuidado personal y ayudarles con dicha planificación si así lo requieren. De este modo, “será mucho más fácil mantener un equilibrio saludable entre estudio y vida personal”, concluye la experta.