El primer diente suele aparecer en el bebé sobre los seis meses de edad, aunque hay algunos casos (no son muy frecuentes) en que el niño puede nacer ya con algún diente. La horquilla temporal en que esos primeros dientes hacen acto de presencia es muy amplia. Así, es normal que salgan mucho después, hasta los 15 meses. Es una situación que suele alarmar bastante a los padres, pero a la que los profesionales de la Odontología no dan demasiada importancia, cuando el pequeño sigue sus revisiones rutinarias en el pediatra y este tampoco se la ha dado.
“El primer diente de un bebé suele emerger sobre los seis meses. Por eso, es esencial que los niños tengan su primera visita con odontopediatría antes de cumplir un año. Una dentadura bien cuidada desde los primeros años no solo garantiza una sonrisa saludable en la infancia, sino que también evita otro tipo de complicaciones en el futuro”, señala Luz Marina Jaramillo enfermera pediátrica de Blua Sanitas. Descubrimos todas las razones con más detalle.
Prevenir la caries y mucho más
Llevar a los niños de forma temprana a la consulta del odontopediatra es la mejor forma de asegurar una salud oral óptima de ahí en adelante. De esta salud oral dependen muchas cosas, no solo la posibilidad de masticar bien y no tener problemas de mordida. Por ejemplo, hay que saber que las infecciones de la boca pueden repercutir decisivamente en otros órganos, como el corazón. Por eso, hay que extremar los cuidados. Igualmente, una cavidad oral mal alineada puede provocar problemas en la deglución y a la hora de hablar.
Tal como apuntan los expertos de Sanitas Dental, la prevención es uno de los retos más importante en este sentido. Lo primero en lo que pensamos es en las caries y, efectivamente, estas se pueden presentar en los dientes de leche. Y hay que tratarlas. Es cierto que esos dientes se cambiarán por los definitivos, pero la caries hay que combatirla igualmente. "Las caries pueden desarrollarse tan pronto como aparecen los primeros dientes y sin la atención adecuada pueden provocar problemas graves como infecciones y dificultades para comer", advierten. En este sentido, la revisión dental a tiempo permite a los odontopediatras detectar los primeros signos de caries "y aplicar medidas preventivas como el flúor, que fortalece el esmalte dental".
Además, es crucial poder detectar hábitos que puedan interferir en el desarrollo de algunas estructuras como el maxilar y la mandíbula. Si hubiera algún problema, en los primeros años, la corrección es mucho más sencilla.
Establecer las bases de la higiene bucal
Además de revisar cómo está la dentadura del pequeño, los especialistas ofrecen orientación a los padres acerca de cómo debe ser la higiene a seguir, cuál es la técnica correcta de cepillado en cada etapa, cuándo empezar con dentífrico, qué concentración de flúor ha de tener según la edad del niño y otras cuestiones a tener en cuenta. "Esa orientación es crucial para establecer buenos hábitos de cuidado desde el inicio", apuntan.
"Al comenzar con las visitas dentales regulares desde el primer diente, se les inculca a los niños la importancia del cuidado dental preventivo, lo que puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades bucodentales en el futuro", destacan desde Sanitas Dental.
Antes de esa primera visita, los padres pueden ir llevando a cabo acciones preventivas en este sentido, "como limpiar las encías del bebé con una gasa húmeda para eliminar bacterias que aparezcan entre los dientes y controlar la dieta para evitar alimentos con un exceso de azúcares", recomienda Luz Marina Jaramillo.
Evitar el miedo a la consulta del dentista
Muchos niños manifiestan miedo a las personas que van con bata blanca. En el caso de los odontólogos, puede haber un rechazo por parte del pequeño a que le toquen la boca. Por eso, incluso en algunos casos se recurre a la sedación para realizar intervenciones como un empaste, sobre todo cuando no colabora o tiene algún tipo de dificultad.
Para forjar una relación positiva con el odontopediatra, el niño tiene que familiarizarse con él en esas visitas. “El miedo al odontopediatra es una emoción común entre los niños, es conveniente abordarlo desde una edad temprana para mitigar su impacto a largo plazo y prevenir una posible odontofobia futura. Establecer experiencias regulares con las consultas dentales desde pequeños y atender a sus dudas facilitándoles información puede ayudar a construir una relación de confianza entre el niño y el profesional dental” añade Delia García Moratilla, psicóloga de Blua de Sanitas.
En este sentido, cuanto más se normalicen esa relación y esas visitas, que deberán ser periódicas a lo largo de toda la vida, mucho mejor para el pequeño. La actitud de los adultos también juega un papel relevante y lo ideal es que transmitan tranquilidad con respecto a la exploración.