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Niña durmiendo en el jardín© Adobe Stock

Sueño infantil

Se acerca el cole: cómo reconducir los hábitos infantiles de sueño

Durante las vacaciones de verano, los horarios se desajustan en casi todas las actividades: dormir, comer, ir al parque... Pero septiembre está cerca y hay que volver a clase. ¿Cómo ayudar al los pequeños a ir regulando la hora de irse a la cama?


29 de agosto de 2024 - 8:01 CEST

Uno de los atractivos del verano es poder dejar atrás las rutinas que durante el resto del año van marcando lo que hay que hacer y en el tiempo en que debe ser hecho. Para los niños, supone una gran oportunidad para contar con más libertad, poder emplearse en actividades que les apetecen y no estar sujetos a horarios rígidos. Pero la vuelta al cole marca el inicio de la normalidad y hay que ir regresando a las pautas de siempre. Una de las más importantes es el sueño. 

Miriam Antequera es educadora infantil especializada en sueño infantil y disciplina positiva. Desde su cuenta de Instagram @criar_concalma divulga sobre estos aspectos y acompaña a familias en este camino. Hemos charlado con ella para que nos oriente cómo reconducir el momento de dormir tras las vacaciones.

Hay que comenzar ajustando los horarios de comida y actividad diaria para pasar luego a los de la noche

Miriam Antequera

Dar los primeros pasos

"Mi recomendación sería comenzar al menos 10 días antes del inicio del colegio y lo mínimo con una semana de antelación para que el cuerpo tenga tiempo de acostumbrarse a los nuevos cambios", explica la experta. Hay que tener en cuenta que los más pequeños no tienen el ritmo más frenético de los mayores y ellos necesitan ir acometiendo los cambios en periodos más amplios.

Pero, ¿cómo ayudarlos para retomar esa rutina de sueño tan necesaria para el rendimiento escolar? Para ella, lo mejor es "comenzar con los horarios diurnos de actividades y comidas y después seguir con el horario de acostarse por la noche y levantarse por la mañana, ya que suele ser lo que más cuesta cambiar".  De esta manera, los cambios de por la mañana llevan a poder asimilar las rutinas de la noche con menos impacto en el niño. "Si comenzamos a ajustar horarios de comida y de actividad diaria (como el tiempo que estamos en el parque o la hora hasta la que hacemos actividades movidas), ayuda a que poco a poco vayamos regulando el horario de irnos a dormir y también el de despertarnos, sin tener que ser exactamente igual a cuando ya comience la escuela", detalla.

Además, en este cambio, que suele consistir en irse antes a la cama y despertarse también más temprano, hay que tener en cuenta otro factor al que quizá no se le da la importancia que merece: la dieta del pequeño. Tal como comenta la educadora, "poner atención en el tipo de alimentación es importante, ya que en verano se suelen comer alimentos más ricos en azúcares o que no se comen durante el resto del curso y que afectan también al sueño". Es el caso de los helados, con gran cantidad de azúcar, que pueden activar al pequeño, e incluso bebidas con cafeína, que toma solo en ocasiones especiales como las vacaciones.

Un proceso distinto, según la edad del niño

"A partir de los cinco-seis años, la adaptación suele ser más rápida y más fácil, ya que el sueño ha madurado suficiente para poder regularse mejor", descubre la especialista. Sin embargo, a los menores de cinco años y en especial los bebés mayores de seis meses (que quizá acuden por primera vez a la escuela infantil), "suele ser a los que más les cuesta la adaptación". En este último caso hay que poner mucho el foco en el horario de esas actividades diurnas y en los horarios de la alimentación "para ir reconduciendo el sueño nocturno". 

Si hablamos de adolescentes, muchos de ellos, ya durante el curso abusan del teléfono móvil por la noche, reduciendo las horas de sueño con el consiguiente efecto sobre el rendimiento escolar. Por norma general, sin necesidad de levantarse a una hora temprana, como durante las clases, esto se agudiza en verano, por lo que hay que ir llegando a acuerdos para conseguir que vayan reduciendo el tiempo de pantallas y puedan dormir las horas suficientes para su edad y para el estudio, en septiembre. Su periodo de sueño nunca debería ser menor a ocho horas.

"Pero si todavía es de día"

Uno de los problemas para reconducir el sueño en el niño pensando en el curso es que en verano oscurece más tarde y a los más pequeños les cuesta irse a la cama cuando aún hay claridad exterior. ¿Qué recomienda Miriam Antequera? "El horario de verano, en general, no favorece el sueño infantil por las largas horas de luz que hay aunque hay algunos trucos que podemos hacer que son de utilidad como por ejemplo: bajar las persianas mientras están en la hora del baño de manera que cuando salgan, ya haya oscurecido en casa. Otra opción también es trabajar con la aparición de la luna como indicativo de que es la hora de dormir, sin tener que esperar a que sea oscuro del todo para poder irnos a dormir", destaca.

"Lo ideal es bajar el nivel de actividad leyendo un cuento, por ejemplo, con luz más tenue al menos una hora antes de dormir para ayudar a tener una óptima producción de melatonina y poder conciliar el sueño mejor a pesar de que siga habiendo luz", subraya.