Los cambios en el cuerpo de una mujer cuando se queda embarazada empiezan a aparecer muy pronto. En los primeros días ya se suelen notar ciertas molestias en la tripa y el pecho y, al cabo de unas semanas, pueden aparecer las primeras náuseas. También se vuelve diferente el flujo vaginal en el primer trimestre de embarazo.
Esta modificación, provocada por los cambios hormonales, tiene un objetivo muy concreto: crear una especie de barrera para proteger al bebé de posibles infecciones. Es, por tanto, prueba fehaciente de que el organismo de la madre empieza a prepararse para albergar y alimentar a su pequeño durante nueve meses. Un proceso asombroso que acabará dando lugar al llamado milagro de la vida.
¿Cómo es el flujo si te has quedado embarazada?
“El flujo en el primer trimestre de embarazo experimenta algunos cambios, en comparación con el flujo que tienen las mujeres que no están embarazadas”, confirma el Dr. José María Rodríguez Rodríguez, jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Vithas Madrid Aravaca. Pero… ¿cómo es ese flujo en el primer trimestre del embarazo? ¿Qué cambios percibirá la mujer? “Durante el primer trimestre el flujo vaginal es más abundante y de color blanco o transparente, de consistencia acuosa y con un leve olor”, nos responde el especialista.
También hay que tener en cuenta que “algunas pacientes pueden presentar un flujo sonrosado o mínimamente sanguinolento como consecuencia de la implantación del embrión en el útero, ocasionando confusión al pensar que se inicia la menstruación, y en realidad sería de los primeros síntomas de la gestación”.
Sabiendo todo esto, ¿podría averiguar una mujer que está embarazada antes de hacerse el test por los cambios en su flujo? Aunque podría hacerle sospechar de un posible embarazo, “el flujo vaginal, al igual que otros síntomas que se producen durante la gestación, como el dolor en las mamas, sensación de náuseas, retención hídrica, etc., son muy inespecíficos para confirmar un embarazo; por sí solos no pueden asegurar la gestación”.
¿Cuándo empieza a cambiar el flujo en el embarazo?
El flujo cambia muy pronto, casi desde el instante mismo de la implantación del óvulo en el útero en muchos casos que hacen que, como nos ha indicado anteriormente el ginecólogo, algunas mujeres confundan las secreciones vaginales con el inicio de la menstruación. Pero el flujo no solo cambia al comienzo del embarazo, sino que continúa modificándose a medida que avanza la gestación.
Aunque no presenta unas cualidades específicas durante el segundo trimestre, a medida que nos acercamos a esa nueva etapa del embarazo, “el flujo se vuelve más abundante, por el aumento de los estrógenos, que estimulan las glándulas del cuello del útero y las paredes vaginales, lo que ayuda a proteger a la vagina de las infecciones al facilitar la evacuación de células muertas, bacterias y otros microorganismos”, detalla el Dr. Rodríguez. De este modo, “al reducir el riesgo de infecciones vaginales, desciende la posibilidad de infección del bebé”.
El jefe de ginecología de Vithas Madrid Aravaca nos cuenta también que, entre las modificaciones del flujo del segundo trimestre, “se produce un pH ligeramente más ácido, facilitando la microbiota vaginal que compite y erradica a los microorganismos patógenos”. Esto, de nuevo, tiene como objetivo reducir la posibilidad de infecciones tanto para la madre como para su hijo.
¿Cómo debe ser el flujo en el primer trimestre de embarazo?
Dado que el flujo vaginal presenta una serie de características durante el primer trimestre, en caso de que se produzcan modificaciones que no coincidan con las cualidades señaladas, ¿podrían alertar de algún posible problema en el embarazo? En principio, debería ser al menos motivo de consulta con nuestro ginecólogo, pues “si la normalidad del flujo es que sea acuoso, transparente o blanquecino y prácticamente sin olor, cualquier variación en estas características nos tiene que hacer pensar si esta variación es normal o no”, tal y como indica el doctor.
“Cambios en el color del flujo, por ejemplo, de coloración verdosa, especialmente si es maloliente, grisáceo o blanquecino como requesón, nos tiene que hacer sospechar en una vaginitis o infección vaginal; en este último caso si lleva asociado picazón, ardor e hinchazón, sospecharemos de una candidiasis o infección por hongos”.
Hemos de tener, además, muy presente que, si el flujo es sanguinolento pasados unos días o claramente con sangre, habrá que acudir lo antes posible a consulta médica para “descartar problemas en la evolución del embarazo, tales como amenaza de aborto o incluso el propio aborto”.