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Una adolescente sonríe tomando el sol junto a la piscina© Getty Images

Adolescentes

JOMO, el nuevo fenómeno social que se promueve entre los adolescentes

¿Estamos ante un cambio de paradigma en el uso de las redes sociales?


19 de agosto de 2024 - 15:41 CEST

La preocupación de las familias por el uso que del móvil y de las nuevas tecnologías hacen los adolescentes se ha extendido a profesionales de todo tipo: desde psicólogos y educadores a pediatras, entre otros muchos, que advierten con evidencia científica de los riesgos del abuso de los dispositivos por parte de los menores de edad.

Si nocivo es ese uso abusivo para los más pequeños, no deja de serlo tampoco para los adolescentes. Hemos hablado en numerosas ocasiones de las consecuencias, algunas de gravedad, de estar ‘pegados’ al móvil en todo momento; consecuencias que pasan desde una reducción en el rendimiento escolar a trastornos psicológicos importantes asociados a la distorsión de la propia imagen o incluso, a la adicción al teléfono móvil y a las redes sociales.

La saturación de contenido y el bombardeo de estímulos han creado en los jóvenes la necesidad de desconectar

Emily Lawrenson

Muy relacionado con este último aspecto, el de la adicción a las redes sociales, se encuentra el FOMO (Fear Of Missing Out), que no es más que el miedo a sentir que se está quedando fuera, que se está perdiendo algo. Al estar conectados casi permanentemente, los adolescentes están al tanto de lo que hacen amigos y conocidos y esto les genera cada vez mayor necesidad de no perderse nada de lo que está ocurriendo en las redes sociales, dando lugar así a un círculo vicioso que, con facilidad, puede desembocar adicción.

Afortunadamente, cada vez hay más adolescentes que deciden reivindicarse ante el FOMO y ya se empieza a hablar de JOMO (Joy Of Missing Out), la alegría o el placer de perderse las cosas. “Tal es la cantidad de contenido a la que están expuestos, que a veces les resulta imposible desconectar. Se trata de un bombardeo constante de información, planes, actividades, eventos, por el que muchos jóvenes deciden alejarse un poco de la tecnología y priorizar lo que uno realmente quiere hacer en cada momento, sin sentirse mal por ello y sin que la presión social les obligue a cambiar sus ideas. Así es cómo funciona el JOMO”, nos cuenta Emily Lawrenson, Gerente de comunicación de Qustodio.

En qué consiste el fenómeno JOMO

Teniendo en cuenta que los menores de edad pasan, de media, cuatro horas al día frente a las pantallas, consumiendo todo tipo de contenido solamente en sus dispositivos personales, según el informe Nacer en la era digital: La generación de la IA de Qustodio, que muchos de ellos ya sean conscientes de cómo eso les repercute en su bienestar es una gran noticia. “La saturación de contenido y el bombardeo de estímulos han creado en los jóvenes la necesidad de desconectar, habiéndose dado cuenta de que es importante disfrutar de aquello que realmente les hace felices sin estar pendientes de lo que hace el resto”, asegura Lawrenson.

Lo que hacen los adolescentes que están empezando a llevar el JOMO por bandera es priorizar lo que realmente quieren hacer, enfocándose en el autocuidado y en disfrutar de los momentos de calma que les aportan felicidad real, sin sentirse mal por perderse actividades o eventos y sin que la presión social les obligue a cambiar sus ideas.

“No se trata de abandonar por completo las redes sociales, sino de poner unos límites”, puntualiza la experta. “Muchos jóvenes experimentan dependencia tecnológica cuando, por ejemplo, sienten la necesidad de dejar lo que están haciendo para mirar el móvil cada vez que suena una notificación, o cuando no saben decir que no a un plan, a pesar de que no les apetezca”. La clave está, según nos dice, en encontrar un equilibrio entre la vida real y la vida online, evitando caer en una dependencia tecnológica.

Adolescente mira el paisaje por la ventanilla del coche© Getty Images

¿Cómo conseguir el JOMO o alegrarse por no estar al tanto de todo en las redes?

“Cuando se trata de aquellos adolescentes a los que les cuesta ver la importancia que tiene desconectar de las redes, las familias pueden ser de gran ayuda, prestando atención a cómo sus hijos utilizan los dispositivos tecnológicos y, en caso de identificar una dependencia, poniendo en práctica algunas medidas útiles, como limitar el tiempo que se pasa frente a las pantallas, desactivar notificaciones o utilizar filtros de contenido”.

Estos son los primeros pasos, puesto que las notificaciones llevan a los adolescentes a estar no dejar de estar pendientes de lo que ocurre en las redes sociales, aún cuando han puesto a un lado el móvil para disfrutar la vida real. “No tenerlas activadas ayudan a estar más relajados, menos estresados y ser más productivos, además de no estar mirando constantemente la pantalla del móvil”.

No se trata de abandonar por completo las redes sociales, sino de poner unos límites

Emily Lawrenson

En cuanto a los filtros de contenido, su utilidad es fundamental para priorizar lo que de verdad interesa a nuestros hijos adolescentes, evitando o ayudando a reducir así la ansiedad de estar informados en todo momento, pues esta deriva del hecho de recibir mucha información y tratar de estar siempre pendiente de todo lo que ocurre.

Solo con estas dos acciones, se produce un gran avance hacia la desconexión digital y el JOMO. “Puede dar la sensación de que es una utopía, ya que parece que un gran número de menores están ‘atrapados’ en las redes sociales, pero algunos de ellos sí que empiezan a ser conscientes de ello”.