La lactancia puede tener momentos complicados, por lo que tener una información adecuada para adelantarse a ellos y contar con asesoramiento especializado son de gran ayuda. Una de esas circunstancias son las crisis de lactancia, también denominadas crisis de crecimiento. Se trata de un periodo de tiempo que puede ir desde unos pocos días hasta semanas en que los bebés cambian su comportamiento, están más irritables, más llorosos y más demandantes tanto de los brazos como a la hora de alimentarse.
Para saber cómo encarar estas crisis y cuántas de ellas puede vivir un bebé hemos recurrido a Marisol Rondinel Robles, matrona y asesora certificada IBCLC en lactancia materna (www.lesmums.net).
La crisis de los tres meses y muchas más
Aunque la más conocida es la crisis de los tres meses o 12 semanas, el bebé tiene muchas más, que coinciden con saltos evolutivos o hitos de su desarrollo. Así lo explica la experta: "Los bebés pasan por hitos de desarrollo o saltos evolutivos cada cierto tiempo, el bebé 'madura', le suceden muchas cosas nuevas, y este mundo en constante transformación resulta sumamente molesto para él y su reacción será querer regresar a la calidez y la seguridad del mundo que ha abandonado recientemente: el vientre, su madre". ¿Cómo lo manifiesta? Pidiendo más brazos y más pecho para relajarse o calmarse. El problema es que esto no siempre es bien entendido: "Este comportamiento confunde, y se piensa que no hay leche o ha disminuido la producción de leche, pero no es así necesariamente", comenta.
Durante los primeros 20 meses de vida, el bebé va a dar 10 saltos evolutivos, que estarán precedidos de sus correspondientes crisis.
"Estos se producen aproximadamente a las 5, 8, 12, 15, 23, 34, 42, 51, 60 y 70 semanas. Se pueden adelantar o atrasar 1 o 2 semanas, pero llegarán", detalla la matrona, que también es docente y divulgadora científica.
Cuando el niño es muy pequeño, las crisis solo se prolongan algunos días, pero conforme va siendo más mayor y tiene que enfrentarse a cambios de mayor complejidad, tarda más en asimilarlos "y los periodos de inquietud suelen durar entre una y seis semanas".
¿Se suele abandonar la lactancia por las crisis?
La crisis de los tres meses es particularmente difícil para la madre, ya que al comportamiento del bebé se le añade que la producción de la leche cambia un poco. "Durante los primeros tres meses, los pechos siempre tienen leche en 'reserva' para que el bebé apenas se coloque al pecho tenga leche casi enseguida, pero a partir de los tres meses, aproximadamente, los pechos solo producen leche cuando el bebé se coloca, no hay reserva, se empieza la producción cuando se ponga el bebé", señala la especialista (@lesmumslactancia, en Instagram). Como la leche puede tardar unos dos o tres minutos en salir, el bebé puede mostrarse molesto e impaciente y esto se suma a la crisis de crecimiento.
¿Abandonan muchas mujeres la lactancia por las crisis? La realidad es que en esos momentos, la madre puede sentirse muy insegura. De repente, el bebé, que antes era calmado, ahora se muestra irritable, nervioso, enfadado...
La madre puede pensar que no tiene suficiente leche, que el bebé se queda con hambre, aunque la causa sea otra, y esto llevarla a tomar decisiones que no son las más acertadas.
Así lo ejemplifica Marisol Rondinel: "En estos momentos puede surgir la idea de: 'se ha quedado con hambre', 'me he quedado sin leche', 'le doy un biberón… y milagrosamente se calma'. Lo que ha pasado es que ha obtenido lo que necesita: atención de la madre y la succión que lo calmará, pero este extra de biberón (que no le hacía falta) podría derivarse en otro extra y otro, hasta que la lactancia materna va quedando en un segundo plano y finalmente se acabe porque los pechos producen leche bajo demanda del bebé. Si esta demanda disminuye por estos 'extras', la producción de leche irá disminuyendo hasta que podría disminuir del todo".
¿Qué se puede hacer cuando el bebé pasa por una crisis de lactancia?
Cualquier bebé, sea a la edad que sea, que pase por una crisis de lactancia o crecimiento lo que necesita es "el calor, el olor y el contacto de su madre". Esto lo ayudará a relajarse. Para facilitar ese contacto, se le puede llevar en una bandolera portabebés o en un fular de porteo, también intensificar el contacto manteniéndolo en brazos o en el regazo, masajerarlo suavemente, mecerlo, hablarle, cantarle, darse un baño con él...
Cada niño reaccionará mejor ante una u otra de estas opciones y se trata de ir probando para ver lo que le funciona. No obstante, hay algo importante, y es anticiparse y prepararse antes de que llegue la siguiente crisis. ¿Y cómo debe hacerse? Armándose de paciencia, calma, tranquilidad y "sabiendo que no es algo que estemos haciendo mal, ni estamos malcriando al bebé, ni que repentinamente nos hemos quedado sin leche", destaca la matrona.
Hay bebés que acusan menos que otros las crisis de lactancia, dependiendo también del carácter o temperamento que tengan, pero aunque sean menos intensas, estas crisis llegan a todos los bebés. No obstante, es importante comprobar que el bebé esté sano y que no hay ningún factor como una otitis, una infección o un problema con la lactancia que le impide mamar. En este sentido, ante la duda, lo mejor es consultar con un especialista para resolver los interrogantes o los problemas que pudiera haber.
Finalmente, Marisol Rondinel tranquiliza sobre estos episodios: "En general, los bebés que reciban teta a demanda, brazos, porteo o que suelan tener a su madre muy 'accesible' podrán sobrellevar estas crisis de crecimiento más fácilmente".