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Niño frente a una piscina© Getty Images

Verano

El error más habitual ante un niño que se está ahogando (y que es fácil de solucionar)

En la mayoría de los casos el ahogamiento infantil se podría haber evitado


13 de agosto de 2024 - 14:55 CEST

Las noticias sobre ahogamientos de niños y adolescentes son, lamentablemente, una constante verano tras verano. Los accidentes ocurren y en ocasiones nadie tenía manera de haberlo evitado, pero no siempre es así; en la mayoría de los casos sí se podía haber evitado. El primer error de muchos padres es pensar que eso no le va a pasar a mi hijo: “esa falsa tranquilidad es la que lleva a un desenlace fatal”, asegura el Dr. Ignacio Manrique Martínez, coordinador del Comité Asesor de Soporte Vital Pediátrico de la AEP (Asociación Española de Pediatría).

De ahí viene la falta de vigilancia, que es lo que deja al niño indefenso. “Quizás en las playas, como todos los padres consideran el mar como más peligroso, la vigilancia tiende a ser mayor, pero en el caso de las piscinas, especialmente las privadas, el despiste es muy frecuente y con ello, mayor número de ahogamientos”, indica el pediatra.

           

Una persona que se ahoga frecuentemente lo hace en silencio, no grita y no pide ayuda, trata de sacar la cabeza y concentra todos sus esfuerzos en respira

Dr. Ignacio Manrique Martínez

De hecho, según datos recopilados por el Dr. Manrique junto con el Dr. Valero Sebastián Barberán, también miembro del  Comité Asesor de Soporte Vital Pediátrico de la AEP, el 53% de los ahogamientos se producen en piscinas privadas. De esos ahogamientos, entre el 60% y el 80% son protagonizados por niños menores de 4 años. Sin embargo, en el mar se produce únicamente el 9 % de los casos.

En el caso de los adolescentes, los lugares más habituales son bien diferentes: “se producen principalmente en el mar, canales, ríos y lagos, asociando en este grupo de edad el consumo de alcohol y drogas como causas desencadenantes”.

¿Cómo saber que un niño se está ahogando?

Tendemos a creer que si un niño (o un adulto) se está ahogando gritará o agitará los brazos pidiendo ayuda, pero nada más lejos de la realidad. “Una persona que se ahoga frecuentemente lo hace en silencio, no grita y no pide ayuda, trata de sacar la cabeza y concentra todos sus esfuerzos en respirar”, advierte el coordinador del Comité de Soporte Vital de la AEP.

“Se ha observado que en el proceso de ahogamiento pueden transcurrir desde unos pocos segundos a pocos minutos; la víctima puede desaparecer de la superficie del agua en unos 90 segundos, por lo que reconocer esta situación es un reto para socorristas y bañistas, ya que incluso se puede confundir con actividades lúdicas”.

Los movimientos de braceo de un niño que se está ahogando son, por lo general bajo el agua al intentar salir a la superficie como si tratase de ‘escalar’, con la boca al nivel o debajo del agua y la mirada fija en la orilla o en un punto u objeto flotante, según señala el pediatra. “Es decir, cuando un niño se está ahogando no siempre parece que se esté ahogando. El proceso es rápido, discreto y letal. De hecho, en muchos casos la víctima se ahoga rodeada de bañistas ajenos al drama que se desarrolla a su lado”.

Niña pequeña se tira a la piscina© Getty Images

Las medidas más importantes para evitar el ahogamiento infantil

  • Distancia de seguridad. “La medida mas importante para evitar un ahoga miento es la prevención y la vigilancia”, recalca el Dr. Manrique. “Siempre digo a los padres en mi consulta y en las conferencias esta frase que es muy didáctica: la distancia recomendada con el niño pequeño debe ser inferior a la longitud del brazo del adulto”. Y esto implica, añade, que, aunque se disponga de socorrista, no se debe dejar de vigilar a los niños (sigue siendo responsabilidad de los padres) y, aunque dispongamos de sistemas de flotación, éstos deben considerarse un complemento de la supervisión activa. “El único sistema que previene el ahogamiento infantil son tus brazos”.
  • Ojo al móvil. “Un segundo punto muy importante es no estar utilizando el móvil cuando su hijo esta bañándose o si hay una piscina cerca”. Unos segundos en los que prestamos atención a una conversación de WhatsApp o a una publicación en las redes sociales pueden ser fatales. “La frase para los padres que deben vigilar a un niño debería ser móviles no, gracias”.
  • En piscinas privadas. “Para aquellos que tengan piscina en su chalet se recomienda el cercado completo de las piscinas, sin impedir la visualización directa de la misma, pero, siendo lo suficiente alto como para que el niño no la pueda escalar (mínimo 122 cm desde el suelo) y que tampoco quede un hueco mayor a 10 cm en ninguna de sus uniones, ni tampoco con el suelo como para que pueda colarse por debajo. El cierre de la puerta no debe estar accesible para el menor”. Esta cuestión, a la que en pocas ocasiones se le hace referencia, es esencial, puesto que en el 57% de los ahogamientos infantiles la puerta de acceso a la piscina esta abierta, en función de los datos recavados por el Dr. Manrique y el Dr. Sebastián.