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Embarazadas haciendo ejercicio de suelo pélvico en el suelo

Cómo evitar los problemas tardíos en el suelo pélvico

El suelo pélvico ha sido un gran olvidado durante mucho tiempo, aunque afortunadamente cada vez se sabe más acerca de su importancia y de cómo cuidarlo tanto antes, como durante y después del embarazo.


12 de agosto de 2024 - 7:30 CEST

La zona abdominal inferior está conformada por una serie de músculos y ligamentos que van a sostener los órganos de la pelvis (vejiga, recto, uretra, vagina y útero). Es el suelo pélvico, que hará que todos ellos funcionen bien.

Durante el embarazo, es una zona que 'sufre' particularmente, ya que el bebé ejerce una gran presión mientras está creciendo, además de que su peso, que va aumentando a lo largo de los nueve meses hasta acercarse a los tres kilos de media al final del embarazo, también tiene que ser soportado por el suelo pélvico. Por si fuera poco, la mujer está sometida a un sinfín de cambios hormonales en esta etapa que afectan a la musculatura y a esos ligamentos. ¿Qué sucede si no se cuida de forma adecuada? ¿Puede haber repercusiones pasados unos años?

Las secuelas que pueden aparecer hasta 15 años después

Desde hace un tiempo, el suelo pélvico está en primera línea de los cuidados que las embarazadas deben procurarse durante la gestación. Tanto en ese momento como durante el posparto, la conciencia acerca de la importancia de vigilar y favorecer el buen funcionamiento del suelo pélvico está creciendo. Y es así porque se sabe que cuando esta estructura tiene problemas, las mujeres pueden sufrir secuelas que se manifiesten tanto de forma precoz en el posparto inmediato como pasados bastantes años. 

Ocurre  con frecuencia que la parturienta nos es consciente de ninguna patología  y, pasados 5, 10 o 15 años, empiezan los episodios de incontinencia, prolapsos o disfunciones sexuales

Romina Tornay, especialista en rehabilitación y fisioterapia

“Normalmente, los problemas posparto de cierta gravedad son tratados inmediatamente después de dar a luz. Sin embargo, ocurre con frecuencia que la parturienta no es consciente de ningún tipo de patología y, pasados 5, 10 e incluso 15 años, empiezan los episodios de incontinencia, los prolapsos (descenso de uno o varios órganos por la cavidad vaginal) o problemas de disfunciones sexuales", advierte Romina Tornay, especialista del servicio de Rehabilitación y Fisioterapia del Hospital Quirónsalud Marbella, en Málaga. En el caso de las disfunciones sexuales, pueden ser desde dolor en las relaciones, hasta disminución de la sensibilidad y dificultades en la penetración y para experimentar placer.

Prepararse en la etapa prenatal

Tal como comenta la experta, es importante "abordar la salud del suelo pélvico de la mujer de manera preventiva, trabajando con la embarazada en la etapa prenatal". Cuando la gestante hace una buena reeducación obstétrica puede adoptar una postura adecuada y eso le servirá también de manera clara en el parto para evitar los factores de riesgo que afectan negativamente al suelo pélvico.

Es cierto que los músculos del suelo pélvico están diseñados para permitir que el bebé baje por el canal del parto, pero se trata de un esfuerzo muy intenso durante el expulsivo, mientras la madre está realizando los pujos. En este sentido, cuanto más preparado esté el cuerpo de la mujer, menos sufrirá esta zona. 

La preparación se lleva a cabo mediante una planificación individualizada, que debería incluir estiramientos específicios, ejercicios de movilidad articular y tonificación de la zona abdominal y pélvica.

Mujer con las manos delante de la zona pélvica© Adobe Stock

La recomendada valoración posparto

Una vez que la mujer haya dado a luz es aconsejable realizar una valoración posparto. Lo ideal es que sea entre la sexta y la octava semana, para determinar si hay daños músculo-esqueléticos y de qué tipo tras el embarazo y el parto. 

“Utilizamos técnicas como la ecografía, con la que podemos observar si la contracción es correcta en la zona del abdomen y en la zona del periné. Asimismo, la electroterapia y la electromiografía, que son técnicas no invasivas, nos van a aportar datos relevantes del estado de la musculatura”, detalla Romina Tornay. 

Dependiendo de si hay daños o no, hay que diseñar un tratamiento para cada mujer para incidir sobre la postura y las presiones dentro del abdomen. Cuando tras las pruebas se detecta que el tono del abdomen y/o del suelo pélvico no son adecuados, se puede recurrir a la electroterapia, que ayudará junto con la realización de ejercicios terapéuticos.

A veces también es necesario recuperar el tejido, debido a la cicatriz de la episiotomía o de la cesárea. Se hace mediante sesiones de diatermia, como la radiofrecuencia. Se trata de una técnica que, según la especialista de Quirónsalud, ofrece “excelentes resultados en el tejido lesionado debido a su influencia en la remodelación y regeneración del mismo, ya que propicia la regeneración del colágeno de manera natural”.

En todo caso, en el momento en que la mujer note problemas con el suelo pélvico, aunque haya pasado mucho tiempo desde que dio a luz, y especialmente si en ese momento no se hizo una revisión, es importante no dejarlo pasar. 

Como alertan los expertos, por ejemplo, la incontinencia de esfuerzo que se puede producir al toser, al estornudar, al reír o al hacer deporte no es normal, y la mujer no debe conformarse con ella. Es un síntoma de que su suelo pélvico no está bien, y de que necesita ayuda especializada para mejorar la situación.

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