Las pruebas diagnósticas realizadas a los niños entrañan más dificultad, porque, dependiendo de la edad del pequeño, puede ser muy difícil que consiga estarse quieto un tiempo determinado o que no sienta miedo ante los aparatos en los que debe permanecer solo, por ejemplo, si hay que hacerle una resonancia magnética o una tomografía computarizada (TC).
Para evitar estos inconvenientes, se suele recurrir a la sedación o incluso a veces es necesario administrar anestesia general. Sin embargo, en los últimos años la realidad virtual se está empleando como ansiolítico, analgésico y sedante no farmacológico en las pruebas radiológicas a niños, tal como destaca la Dra. Elisa Aguirre Pascual, especialista pediátrica de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM).
Evitar al niño la ansiedad antes del procedimiento
Estar en un ambiente hospitalario, que suelen desconocer, rodeados de personas con bata blanca y sin sus padres o cuidadores hace que la ansiedad del niño se pueda disparar. Por eso es importante preparar de antemano al pequeño para que sepa a dónde va a acudir y qué va a suceder. En este sentido, hay dos tipos de estrategias, como indica la experta. Por un lado están las estrategias educativas y conductuales, que tratan de anticipar al niño lo que va a pasar para que esté más tranquilo. Y, por otra, están las que intentan distraerlo. "En muchos casos se apoyan en la tecnología, que implica el uso de elementos digitales tales como tablets o smartphones para realizar intervenciones diversas", señala. Así, se utilizan webs que ofrecen información, programas multimedia interactivos y aplicaciones más sofisticadas como los sistemas de realidad virtual.
"La preparación previa a la llegada al hospital es fundamental", subraya la Dra. Aguirre. Es así porque cuando el menor tiene la información sobre el procedimiento médico disminuye el estrés y la sensación de pérdida de control que puede experimentar. Eso sí, los datos que se le brinden deben ser precisos y apropiados para su edad. Estos métodos preparatorios familiarizan a los niños con el entorno hospitalario o radiológico desconocido mediante folletos (algunos con códigos QR), contenido interactivo en la página web del centro sanitario, películas instructivas, simuladores de tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM), "para que el niño conozca el tipo de prueba que se le va a hacer". Lo que se consigue a través del juego es que el niño conozca la prueba diagnóstica y esté entrenado para permanecer quieto durante el tiempo necesario.
Realidad virtual durante las pruebas diagnósticas en niños
Los expertos han buscado alternativas a la sedación farmacológica en niños, especialmente tras las advertencias de la FDA (agencia del medicamento en Estados Unidos), tras unos estudios en animales realizados en 2016 en los que se constató que la exposición a anestésicos generales y sedantes durante más de tres horas "podría ocasionar pérdida generalizada de neuronas durante el desarrollo cerebral", destaca la SERAM. Por este motivo, las nuevas alternativas, como la realidad virtual, cobran más peso, ya que lo que se busca es encontrar "nuevos enfoques en pediatría para garantizar que los estudios radiológicos de alta calidad sean eficientes, rentables, aceptables y de bajo riesgo", enumera la Dra. Aguirre.
Es esencial que durante la prueba el médico establezca una buena relación con el paciente infantil, ya que la confianza reduce el miedo. Y a ello ayudará el lenguaje corporal, la entonación y el contacto visual con el pequeño. Además, la especialista señala que "conviene reforzar la resiliencia del niño y las habilidades existentes para afrontar la situación (experiencias previas, corregir cualquier idea errónea sobre el procedimiento)".
Algunos niños prefieren participar activamente en la prueba porque son más curiosos, menos miedosos, más mayores, más intrépidos... Y otros eligen distraerse. Esa distracción puede ser activa, donde tienen que participar en algunas actividades, por ejemplo, a través de ejercicios de respiración o con imágenes guiadas por juegos terapéuticos.
En el caso de la distracción pasiva, el niño estará quieto. Esta última modalidad es la más utilizada en radiología pediátrica, ya que lo que se necesita es que el paciente no se mueva, para lo que se le facilitan recursos audiovisuales.
"De entre este tipo de tareas, destacan las gafas de realidad virtual, muy efectivas debida a su naturaleza inmersiva, particularmente útiles en niños, ya que son curiosos y creativos, con imaginación vívida donde las fronteras entre lo imaginario y real muchas veces se funden”, comenta la representante de la SERAM. Entre los niños entre 3 y 10 años, los simulacros de resonancia magnética y los dispositivos audiovisuales tienen el respaldo de estudios científicos. Así, la realidad virtual se está empleando en colonoscopias, venopunción, procedimientos dentales, endoscopias e inserciones de catéteres PICC, procedimientos dolorosos, limpieza de heridas por quemaduras y en niños con algún trastorno, por ejemplo, con TEA (trastorno del espectro del autismo).
Los beneficios de las alternativas a la sedación infantil
Dependiendo del estado emocional del pequeño, la dosis de sedantes necesaria para afrontar las pruebas puede ser más o menos elevada para alcanzar un nivel óptimo de sedación. "El valor añadido de las alternativas a la sedación beneficia no solo al niño y su familia sino también al centro hospitalario", comenta la radióloga. Y es así porque el tiempo del procedimiento se acorta y hay que cancelar o reprogramar menos citas si la sedación no ha tenido éxito.
Además de reducir las sedaciones innecesarias y las radiaciones al niño con pruebas que no sean realmente imprescindibles, hay que tener en cuenta que "si el radiólogo conoce y aplica las alternativas que pueden disminuir la tasa de anestesias, reduciendo la ansiedad y el miedo, se puede alcanzar una calidad de imagen similar a aquellas exploraciones con sedación", subraya la Dra. Elisa Aguirre.