Skip to main contentSkip to footer
Bebé tomando un helado de chocolate

Alimentación infantil

¿A partir de qué edad puede tomar helados un bebé?

A partir de los seis meses se inicia la alimentación complementaria, pero esto no da vía libre a todos los alimentos. ¿Qué sucede con los helados, que están tan presentes en la época veraniega? ¿Qué aportan y qué cuidados hay que tener cuando los consumen los pequeños de la casa?


5 de agosto de 2024 - 7:30 CEST

Con el calor veraniego a todos nos apetece tomar alimentos fresquitos y el helado es uno de ellos. Pero ¿desde qué momento se le puede dar a un bebé? ¿Qué características ha de cumplir para que nutricionalmente sea aceptable?

Hemos recurrido a la Dra. Silvia Luque, pediatra especialista en Digestivo y Nutrición (@nutripediatra2.0, en Instagram), para que nos explique qué hay que tener en cuenta antes de ofrecerle un helado a un niño pequeño.

Helados comerciales, no antes de los dos años

La calidad nutricional del helado que se ofrezca al pequeño va a ser clave a la hora de que lo tome antes o después. "Si se trata de un helado comercial, que normalmente viene cargado de azúcar y grasas saturadas, sabemos que ninguna cantidad de azúcar es segura ni conveniente hasta los 2 años, así que hasta esta edad no deberíamos ofrecerlos", advierte la experta. 

A partir de los dos años, el máximo razonable está en una ración a la semana

Dra. Silvia Luque, pediatra

Hay que tener en cuenta que el máximo de azúcar recomendado a los dos años son 25 gramos al día, una cantidad que se suele sobrepasar ampliamente, incluso en invierno, pues muchos de los productos manufacturados contienen una gran cantidad de azúcares. Esto significa que, desde los dos años, se les puede ya ofrecer helados, pero con mucha moderación. "Así, a partir de los dos años, el máximo razonable está en 1 ración a la semana (máximo 2)", destaca. 

Otra circunstancia muy distinta es si el helado es totalmente casero. "Si hacemos los helados en casa, eligiendo opciones saludables, como la fruta o la leche materna o de fórmula, podríamos ofrecerlos desde el momento en que el bebé esté preparado para iniciar la alimentación complementaria, que normalmente es alrededor de los 6 meses. Si añadimos yogur o nata tendríamos que esperar un poco más (se pueden introducir pequeñas cantidades de lácteos a partir de los 9-10 meses)", comenta la Dra. Luque. 

Desde los dos años de edad, "si elegimos alternativas caseras y saludables podríamos ofrecer 2-3 raciones a la semana". Y es así porque debe imponerse la moderación: "No tiene ningún sentido hacer un esfuerzo en no ofrecer azúcar a nuestros hijos menores de 2 años y tomar una actitud de 'nada importa' una vez cumplen los 2 años", subraya la especialista.

¿Puede ser un helado una merienda a tener en cuenta?

En algunas situaciones, los padres optan por un helado como postre o merienda. ¿Es una elección adecuada para el niño desde el punto de vista nutricional? "Si estamos hablando de helados comerciales, definitivamente no porque, aunque lo hiciese, el precio a pagar en aporte de azúcares y grasas saturadas hace que la sustitución no merezca la pena", alerta la pediatra. 

Sin embargo, elegir un helado casero, a base de frutas, avena, leche o yogur (de origen animal o vegetal), crema de cacahuetes (o cualquier otro fruto seco) sí sería una adecuada sustitución puntual para una merienda

Dra. Silvia Luque, pediatra

Los helados elaborados en casa siempre deberían ser la primera opción a tener en cuenta, ya que permiten no añadir azúcar al aprovechar la fructosa procedente de la fruta que, aunque es mejor comerla a bocados, en este caso, comparando con un helado comercial, sale ganando claramente. Esa cantidad de fructosa se puede controlar de manera que "seamos capaces de convertir lo que no es saludable en algo decente o conveniente a nivel nutricional".

Pero ¿y si la opción es un helado comercial? ¿Cómo saber cuál elegir? Para la Dra. Luque, los más aconsejables son los de heladerías tradicionales "que siempre van a estar menos procesados". Además, apunta que "si, por el motivo que sea, quiero controlar el aporte calórico, entonces elegiremos los de hielo".

Niña pequeña feliz tomando un helado © Adobe Stock

Alergias y helados: una relación posible

Tanto adultos como niños pueden ser alérgicos a alguno de los componentes del helado. Estos son los alérgenos más frecuentes que puede haber en este producto, según detalla la especialista:

  • Proteína de leche de vaca (presente en forma de leche, yogur o nata): es el principal alérgeno del helado.
  • Huevo: es otro frecuente y fácil de encontrar (se usa para aportar cremosidad).
  • Frutos secos: también son fuente importante de alergias.
  • Algunas frutas: igualmente pueden ser causantes de síntomas en niños predispuestos (es menos frecuente).
  • Colorantes y aditivos: algunos pueden generar síntomas alérgicos.  

Además, hay que considerar la posibilidad de que se produzca una urticaria a frígore, "en la que van a aparecer síntomas cutáneos (ronchas, inflamación, picor) en áreas expuestas al frío", añade la Dra. Luque. 

Como en todos los alimentos que se introducen en la dieta del niño por primera vez, hay que estar atentos a las reacciones que pueda haber, tanto digestivas como cutáneas, y no darle varios alimentos nuevos a la vez, para poder detectar el causante de la alergia con más facilidad.