Mujer da el pecho a su bebé junto a la ventana© Getty Images

Lactancia

¿Son adecuadas las últimas indicaciones de la OMS sobre lactancia materna?

Especialistas en lactancia de la Asociación Española de Pediatría y otras 10 organizaciones pediátricas internacionales matizan algunas de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)


2 de agosto de 2024 - 13:59 CEST

Recientemente se ha publicado una actualización de la guía de la OMS (Organización Mundial de la Salud) sobre lactancia materna. Sin embargo, algunas de las directrices que incluye han suscitado ciertas dudas entre especialistas de todo el mundo y así, diez organizaciones pediátricas internacionales han manifestado que es necesario matizar determinadas indicaciones.

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A esas diez organizaciones internacionales pediátricas, se han sumado el Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNyLM) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP). "Es cuestionable la aplicación de algunos aspectos de las recomendaciones a nuestro entorno, como el uso de leches animales en lactantes menores de 12 meses, la continuación de la lactancia materna de forma generalizada en el segundo año de vida o la edad de introducción de la alimentación complementaria”, explica la doctora Rosaura Leis, catedrática de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela y Coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría.

Es cuestionable la aplicación de algunos aspectos de las recomendaciones a nuestro entorno

Rosaura Leis

¿Cuáles son las dudas que genera la guía de la OMS sobre lactancia materna?

Antes de responder a esta pregunta, la Dra. Leis hace hincapié en que la OMS lo que busca es promover una adecuada nutrición del lactante y del niño pequeño, objetivo que comparte con las sociedades científicas; de este modo, las organizaciones pediátricas, incluida la española, valoran de forma positiva la guía como tal, aunque consideran necesario modificar algunas de sus propuestas. “Sin esta modificación, las recomendaciones podrían causar confusión y posibles daños para la salud no deseados”, asegura el doctor Javier Martín de Carpi, presidente de la SEGHNP.

Madre da el pecho a su bebé© Getty Images

“La posible confusión que pueden generar las recomendaciones de la OMS es que están dirigidas a niños que viven en países de ingresos bajos, medios y altos y que lo que constituye una práctica óptima, viable o aceptable puede variar en función de factores tanto específicos del lactante como de su entorno”, indica la Dra. Leis. “Por tanto, aunque hay principios generales, estos deben adaptarse en función del contexto y es difícil proporcionar recomendaciones globales de salud pública”. Así, las propuestas que las organizaciones pediátricas solicitan modificar son las siguientes:

1. Lactancia materna más allá de los dos años

La OMS señala que la lactancia materna debe continuar hasta los dos años del bebé o más. La matización que hacen al respecto las organizaciones pediátricas señala que, “en ausencia de pruebas sólidas”, lo que la OMS sugiere es que la decisión de continuar la lactancia materna durante el segundo año de vida recaiga en la familia y, en concreto, en la madre y el lactante. Para estas entidades, continuar con la lactancia materna en el segundo de vida no debe entenderse como una premisa de obligado cumplimiento, puesto que más bien “podría ser un objetivo deseable para algunas familias y niños, dependiendo de factores individuales, la elección personal y el entorno”.

2. Alimentar con leche animal al bebé de 6 meses

En aquellos casos en los que la lactancia materna no sea posible, la guía de la OMS indica que los bebés pueden alimentarse, además de con leche de fórmula, con leche de procedencia animal. Sin embargo, “la leche de mamíferos no debe ser introducida antes de los 12 meses de edad”, recalca la Dra. Leis. El motivo es que “el uso de leche de mamífero supone un riesgo mayor de deficiencias nutricionales, ya que proporcionan un perfil nutricional menos adaptado a los lactantes humanos que la fórmula, así como un aumento del riesgo de desarrollo de sobrepeso y/u obesidad por el alto aporte de proteínas”.

“Si no se dispone de lactancia materna, en contextos como el nuestro en los que las fórmulas infantiles están disponibles, son asequibles y pueden prepararse de forma segura, deben utilizarse”.

3. Introducir la alimentación complementaria a los 6 meses

La OMS marca un momento muy concreto para la introducción de la alimentación complementaria: los seis meses de edad y, exactamente, a los 180 días de vida del bebé. La matización aquí lo que hace es flexibilizar el plazo: “la alimentación complementaria, por razones nutricionales y de desarrollo del niño, no se debe introducir antes de los 4 meses de vida (17 semanas) ni se debe retrasar más allá de los 6 meses”, tal y como figura en el comunicado conjunto de la SEGHNP y del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP.

La leche de mamíferos no debe ser introducida antes de los 12 meses de edad

Rosaura Leis

¿Cómo se llevan a cabo este tipo de recomendaciones por parte de la OMS?

“Las recomendaciones se basan en la evidencia científica publicada, pero insistimos en la dificultad de hacerlas de forma global”, subraya la coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP. “Así, aunque la directriz de la OMS tiene el objetivo declarado de incluir a lactantes y niños pequeños de países de renta alta, en realidad no se considera la posibilidad de una ingesta excesiva de determinados nutrientes, como las proteínas, que pueden contribuir a un patrón de crecimiento no saludable y al riesgo de sobrepeso y/u obesidad. Tampoco parece tenerse en consideración la diferente disponibilidad y acceso a determinados alimentos entre las poblaciones”.

Lo que la Dra. Leis y el resto de expertos que se han sumado a las enmiendas a la guía de la OMS echan en falta es un proceso de consulta abierta, con participación de distintos organismos y sociedades científicas implicadas, “ya que la mayoría de los organismos lo consideran una parte esencial de las buenas prácticas, y permitiría hacer aportaciones más completas”.

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