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Ya sabemos la importancia de que los niños aprendan idiomas. Les abrirá puertas de todo tipo en el futuro y, además, les aporta beneficios cognitivos, pues los niños que aprenden otros idiomas a edades tempranas desarrollan mejores habilidades de resolución de problemas, mayor capacidad de concentración y una mayor creatividad. A esto hay que sumar que les facilita aprender más idiomas.
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“Otro aspecto importante es que estudiar idiomas en verano evita perder el ritmo y los conocimientos adquiridos durante el año escolar, ya que mantener una práctica regular ayuda a consolidar lo aprendido”, señala Roberta Madrazo, directora educativa de la plataforma de aprendizaje de idiomas Nominis. ¿Cómo no volcar todos los esfuerzos para que nuestros hijos comiencen pronto a hablar un segundo idioma?
El verano brinda oportunidades únicas para la inmersión lingüística y cultural
El verano puede ser una gran oportunidad para aprender un nuevo idioma o perfeccionar el que se está aprendiendo. Los motivos por los que las vacaciones estivales son el momento idóneo para ello son varios: “primero, la disponibilidad de tiempo es mayor, ya que los estudiantes tienen más horas libres debido a las vacaciones escolares. Este tiempo adicional les permite dedicar más horas al estudio y práctica del idioma, aprovechando un ambiente relajado y positivo que facilita la asimilación de conocimientos”.
Otro factor es la disminución del estrés y las obligaciones escolares durante las vacaciones, situación que contribuye a un aprendizaje más efectivo, según Madrazo. “Además, el verano brinda oportunidades únicas para la inmersión lingüística y cultural, especialmente si los estudiantes tienen la posibilidad de viajar al extranjero. Esta inmersión natural acelera el aprendizaje y permite una comprensión más profunda del idioma”. La clave está en hacer del aprendizaje del idioma algo divertido, pero ¿cómo?
¿Qué hacer para que niños y adolescentes aprendan otro idioma de forma divertida en verano?
Existen diversas estrategias para aprender un nuevo idioma de forma divertida y de hacerlo aprovechando la ventana de oportunidad que ofrece el verano. Roberta Madrazo comparte con nosotros las que ella considera más efectivas:
- Conoce a tus niños y adolescentes. “Lo más importante es entender a los niños y adolescentes para aprovechar sus intereses y contextos en el aprendizaje de un nuevo idioma durante el verano”. Para averiguarlo, la especialista recomienda observa qué es lo que les gusta y adaptar las actividades lingüísticas para que realmente les interesen. “Esto no solo los motivará, sino que también atenderá sus necesidades actuales sin generar estrés ni rechazo. Por ejemplo, si a un niño le apasiona el fútbol, puedes utilizar términos y frases relacionadas; si un adolescente ama la música, incorpora letras de canciones y actividades relacionadas”.
- Hazlo divertido. Introducir actividades que disfruten, como ver películas, escuchar música o cocinar recetas tradicionales en el idioma que están aprendiendo puede ser una fantástica opción. “Cuanto más disfruten del proceso, más motivados estarán para seguir aprendiendo”. Madrazo aconseja explorar el idioma de manera creativa y divertida y propone varios ejemplos, como escribir y grabar, hacer un programa de radio con un amigo, dibujando cómics o simplemente conversando con alguien en el idioma.
Cuanto más disfruten del proceso, más motivados estarán para seguir aprendiendo
- Tecnología y recursos digitales. Aprovechar la tecnología puede ser muy útil para enriquecer el aprendizaje, según la directora de Nominis. En concreto, recomienda utilizar aplicaciones interactivas, plataformas educativas destinadas a aprender otras lenguas y recursos en línea “que ofrecen metodologías innovadoras para convertir el aprendizaje de idiomas en algo interactivo, atractivo y cotidiano”.
- Técnicas de memorización. Aunque en un primer momento pueda sonar aburrido, sin embargo, “las técnicas de memorización pueden llegar a ser divertidas y muy efectivas”, según la experta, que argumenta que estas técnicas ayudan a crear asociaciones visuales y espaciales con las palabras. “Pon las nuevas palabras en contexto, escribiéndolas en frases divertidas en lugar de simples listas”. Si las haces más entretenidas, dice, tus hijos las recordarán mejor.
- Inmersión. “Crea un entorno de inmersión en tu hogar mediante música, películas, cambiando el idioma de sus dispositivos electrónicos y, en general, consumiendo contenido en el idioma que se está aprendiendo”. La clave es exponer al niño o al adolescente al idioma tanto como sea posible en la vida diaria. Lógicamente, la música que escuchen, las películas que vean (con subtítulos, a ser posible) y los libros que lean deberán ser elegidos por ellos, de manera que mantengan el interés y la atención y poder facilitar así el aprendizaje. En todo caso, “disfrutar del proceso es fundamental para ver un progreso efectivo”, concluye Madrazo.