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Alimentación

Los comedores escolares y el desajuste que su cierre en verano puede provocar en la dieta de los niños

La falta de tiempo para planificar las comidas de muchas familias afecta al tipo de alimentación que los niños llevan en verano


22 de julio de 2024 - 11:48 CEST

El comedor escolar es una pieza clave en no solo en la alimentación de los niños, sino también en la adquisición de hábitos alimenticios saludables. Su cierre, cada año, con motivo de las vacaciones escolares puede suponer un problema para muchas familias que, bien por motivos económicos o bien por falta de tiempo, no pueden proporcionar una dieta equilibrada a sus hijos. Hemos hablado sobre la importancia de los comedores escolares con la Dra. Ana Ortiz, gerente del área de Salud de Farmasierra, quien da una serie de recomendaciones para lograr establecer buenos hábitos en verano con los niños en lo que a alimentación respecta. 

¿Cómo ayuda el comedor escolar a las familias de cara a favorecer que los niños sigan una dieta equilibrada?

El comedor escolar desempeña un papel crucial en ayudar a las familias a asegurar que los niños sigan una dieta equilibrada. Para conseguir este equilibrio contribuye de varias maneras, por ejemplo, con el acceso a comidas nutritivas. Los comedores escolares están diseñados para proporcionar comidas que cumplen con los estándares nutricionales establecidos por organismos de salud. Esto garantiza que los niños reciban una porción adecuada de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos. En segundo lugar, les aporta educación nutricional, ya que a menudo los programas de comedores escolares incluyen educación sobre nutrición; los niños aprenden sobre la importancia de cómo elegir los elementos saludables y cómo preparar una dieta equilibrada, lo que puede influir en sus decisiones alimenticias fuera del colegio.

También garantiza regularidad en las comidas, algo esencial para algunas familias para las que proporcionar comidas regulares puede ser un desafío debido a limitaciones de tiempo o de recursos. El comedor escolar asegura que los niños reciban al menos una comida completa y equilibrada al día, lo cual es fundamental para su crecimiento y desarrollo. Además, los menús de los comedores escolares suelen ser variados, lo que expone a los niños a diferentes tipos de alimentos y fomenta el consumo de una dieta variada, incluyendo frutas, verduras, proteínas magras y cereales. Todo ello favorece la promoción de hábitos alimenticios saludables. Comer en el comedor escolar puede ayudar a establecer hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana, puesto que la exposición constante a comidas equilibradas y bien planificadas puede influir positivamente en las elecciones alimenticias de los niños a lo largo de sus vidas.

Por otro lado, puede suponer un alivio económico para las familias, ya que el coste de proporcionar comidas nutritivas diariamente puede ser alto en muchos hogares. Los comedores escolares, especialmente aquellos que ofrecen comidas gratuitas o a bajo costo, alivian esta carga financiera, asegurando que los niños no se vean privados de alimentos saludables por razones económicas. Hay que añadir que es también un apoyo a las familias trabajadoras; para las familias en las que ambos padres trabajan, el comedor escolar ofrece una solución práctica para garantizar que los niños reciban una comida adecuada durante el día sin que los padres tengan que preocuparse por preparar almuerzos diariamente.

En resumen, los comedores escolares no solo proporcionan comidas equilibradas, sino que también educan y apoyan a los niños y sus familias en la adopción de hábitos alimenticios saludables. Este enfoque integral contribuye significativamente al bienestar y desarrollo saludable de los niños.

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¿Qué implica el cierre de los mismos en lo que a alimentación saludable se refiere? ¿Cómo puede afectar a los niños?

El cierre de los comedores escolares puede tener diversas implicaciones negativas en lo que respecta a la alimentación saludable de los niños. Algunos efectos potenciales podrían ser: el acceso reducido a comidas nutritivas y el aumento de comidas poco saludables. Para muchos niños, la comida del comedor escolar puede ser la principal fuente de alimentos nutritivos; el cierre de estos comedores puede llevar a una mayor incidencia de desnutrición, especialmente en familias con ingresos más bajos. Además, los comedores escolares suelen incluir una variedad de frutas y verduras en sus menús, alimentos que los niños pueden no recibir en casa con la misma regularidad.

Esto suele derivar en un mayor consumo de alimentos procesados. Sin el apoyo de los comedores escolares, los niños pueden depender más de alimentos procesados y menos nutritivos que son más fáciles y rápidos de preparar en casa y a veces más económicos. Hay que tener en cuenta que las familias pueden tener dificultades para proporcionar comidas equilibradas debido a limitaciones de tiempo, recursos financieros o falta de conocimiento sobre nutrición.

Otros de los posibles efectos, son problemas de salud a largo plazo, pues la falta de una dieta equilibrada durante la niñez puede llevar a problemas de salud a largo plazo, como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Habría que añadir que el cierre del comedor escolar puede suponer una carga adicional para las familias: pueden enfrentar un estrés económico adicional al tratar de proporcionar comidas nutritivas sin el apoyo de los comedores escolares, así como un aumento de la carga de trabajo. Preparar comidas equilibradas todos los días puede ser un desafío para las familias, especialmente para aquellas con horarios de trabajo intensos.

En definitiva, el cierre de los comedores escolares puede tener un impacto significativo y negativo en la alimentación y el bienestar general de los niños. Afecta no solo su acceso a comidas nutritivas, sino también su educación sobre nutrición, su rendimiento académico y su salud a largo plazo. Las familias y las comunidades pueden verse obligadas a buscar soluciones alternativas para mitigar estos efectos, como programas de alimentos comunitarios o iniciativas de apoyo gubernamental.

¿Qué deberían tener en cuenta, en lo que a hábitos se refiere, las familias para garantizar una dieta equilibrada a sus hijos en verano?

Para garantizar una dieta equilibrada a los hijos durante el verano, las familias deben tener en cuenta varios hábitos y estrategias. Implementar estos hábitos puede ayudar a las familias a mantener una dieta equilibrada para sus hijos durante el verano, promoviendo su salud y bienestar:

1. Planificar las comidas. Planificar los menús de la semana puede ayudar a asegurar que las comidas sean equilibradas y variadas. Para ello, debemos incluir una variedad de frutas, verduras, proteínas magras, granos enteros y lácteos y hacer una lista de compras basada en el menú semanal para evitar la compra impulsiva de alimentos poco saludables. Lo ideal es aprovechar las frutas y verduras de temporada -que suelen estar frescas y a mejor precio en verano y son un aporte excelente de hidratación y vitaminas- y contar con una variedad de colores en las comidas para asegurar una amplia gama de nutrientes; por ejemplo, zanahorias (naranja), espinacas (verde), tomates (rojo), etc.

2. Hidratación adecuada. Es fundamental asegurarse de que los niños beban suficiente agua, especialmente en climas calurosos, y evitar bebidas azucaradas, gaseosas y refrescos. Debemos incorporar frutas con alto contenido de agua, como sandía, melón y pepino, para ayudar a mantener la hidratación.

3. Snacks saludables. Para evitar el picoteo, el mejor truco es tener a mano snacks saludables como yogur, frutas frescas, frutos secos y palitos de verduras con hummus. Y, por supuesto, limitar el acceso a snacks poco saludables como papas fritas, dulces y galletas.

4. Desayuno nutritivo. Un desayuno equilibrado que incluya proteínas, carbohidratos complejos y frutas puede proporcionar energía sostenida para las actividades y juegos del día.

5. Cocinar en casa. Debemos utilizar métodos de cocción saludables, como asar, hornear, hervir o cocinar al vapor en lugar de freír, y tener un control sobre las poriciones (enseñar a los niños a servir porciones adecuadas y a escuchar su hambre y saciedad para evitar comer en exceso). Si, además, involucramos a los peques en la preparación de las comidas puede hacer que estén más interesados en probar alimentos nuevos y saludables.

6. Comer en familia. Comer en familia es siempre una de las recomendaciones más repetidas por los expertos, pues inculca a los niños importantes y saludables hábitos alimentarios. Si no lo hacéis ya, el verano puede ser un buen punto de partida para establecer esta rutina y ayudar a los más pequeños a disfrutar de la experiencia. Y es que comer en familia tiene grandes beneficios para los niños. Por un lado, comenzarán a mostrar interés por los alimentos que se comen en casa (por eso es tan importante decantarse por opciones saludables), algo que podemos aprovechar para introducirles en nuevos sabores y texturas. Por otro lado, los niños participarán activamente de un acto social en el que, además de comer, se comparten anécdotas y vivencias, pasando un rato divertido alrededor de la mesa.

7. Horarios regulares. Mantener horarios regulares de comida y comer juntos en familia siempre que sea posible. Esto puede ayudar a establecer rutinas y hacer de la hora de comer una experiencia social positiva.

8. Aprender y modelar observando. Los niños aprenden observando a sus padres. Mantener y modelar hábitos alimenticios saludables es crucial para que los niños los adopten.

9. Aprender juntos. Aprovechar el tiempo de verano para educar a los niños sobre la importancia de una alimentación equilibrada y cómo hacer elecciones saludables.

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¿Cómo debería ser la dieta de los niños y de los adolescentes en verano?

La alimentación de los niños en verano debe ser variada y equilibrada, para ello hay que dar ejemplo: durante el verano y las vacaciones se pasa más tiempo en familia y los adultos debemos ser el modelo a imitar. No podemos pedir que los niños coman sano y bien si ven que nosotros no lo estamos haciendo. Además, las vacaciones de verano pueden ser la oportunidad perfecta para que los niños diversifiquen su dieta y descubran nuevos sabores, así como preparaciones culinarias, participen en la elaboración de los platos sencillos, como las ensaladas, por ejemplo.En verano, se recomienda ofrecer a los niños alimentos frescos, ligeros y ricos en agua. He aquí una serie de consejos para que los niños mantengan buenos hábitos alimentarios también en verano.

  • Aumentar el consumo de frutas y verduras de temporada: dieta equilibrada con variedad de colores. Las frutas y verduras de temporada como los tomates, la sandía, el melón, nectarinas, fresas, cerezas, melocotones o ciruelas, son ideales para mantener una dieta sana, ya que son ricas en nutrientes y antioxidantes.Son opciones saludables y refrescantes que pueden reducir el impulso de beber un refresco o tomarse un helado, ofrecen una gran hidratación y aportan vitaminas y minerales. Las ensaladas son las grandes protagonistas del verano. Se puede tirar de imaginación y crear ensaladas diferentes para cada día. Preparar ensaladas coloridas, sándwiches con ingredientes saludables o brochetas de frutas, incorporando melón, sandía, melocotón o ciruelas, puede ser una excelente opción para los días calurosos.
  • Hidratación correcta. La hidratación es esencial para un buen estado de salud, para prevenir los temidos golpes de calor y sobre todo si nuestros hijos son especialmente activos, pues la actividad de los juegos y la práctica de ejercicio físico conlleva la pérdida de líquidos de una forma más rápida que podría desembocar en una deshidratación. El agua es imprescindible y hay que recordar que no hay que esperar a tener sed para beber, por lo que es importante ofrecer a los niños agua de manera frecuente. Debemos asegurarnos de que beben cada día todos el agua que necesitan, y no sustituir el agua por bebidas azucaradas, gaseosas o refrescos. Es interesante recurrir a la leche, los zumos caseros, o mejor todavía las aguas con sabores frutales preparadas por nosotros mismos. Solo tenemos que coger una botella, y echar tu fruta preferida: fresas, kiwi o incluso limón.En caso de que nuestro bebé se alimente de lactancia materna exclusiva, es más importante que nunca ofrecerle el pecho a demanda  y aumentar también nuestra hidratación.
  • Alimentos refrescantes y ligeros. En verano hay que ofrecer a los niños alimentos refrescantes, como el gazpacho, el salmorejo, las cremas de verduras frías y las sopas frías.
  • Alimentos a la plancha. Lo ideal es que los niños tomen alimentos cocinados a la plancha, guisados, al vapor o al horno y evitar los fritos y los precocinados. Las barbacoas pueden darnos la oportunidad de innovar: no todo tiene que ser chorizo y panceta. Unas verduras a la parrilla de la barbacoa, el pollo o el pescado están deliciosos cocinados de esta forma. 
  • Legumbres también en verano. En verano no hay que dejar de comer legumbres, pero, como es cierto que los guisos de cuchara apetecen menos cuando suben las temperaturas, hay que buscar otras formas de prepararlas, como, por ejemplo, en purés o en ensaladas, como una buena ensalada de garbanzos o de lentejas.
  • Ojo con el postre: los helados con moderación. Debemos prestar atención a los postres de los niños en verano. El postre o la merienda no deben ser siempre helado Los helados comerciales suelen ser altos en azúcares y grasas saturadas, por lo que se recomienda limitar su ingesta; los nutricionistas advierten de que los helados, debido a sus grandes cantidades de azúcar y grasas saturadas, no deberían consumirse de manera habitual, aunque no hay problema en ofrecer al niño un helado de manera ocasional, siempre que el resto de su dieta sea variada y equilibrada. Los helados no son alimentos que se deban consumir habitualmente ni que nuestro cuerpo necesite, por lo tanto, cuanto menos se consuman, mejor. Una alternativa más saludable es preparar helados caseros utilizando frutas frescas y yogurt natural, evitando así los aditivos artificiales y controlando la cantidad de azúcar añadida.La oferta de frutas de temporada en verano es tan extensa que hay margen suficiente para que el helado siga siendo un alimento reservado para momentos puntuales”.Recurrir a los helados de frutas caseros y los sorbetes preparados en casa puede ser una buena opción de ofrecerles un postre refrescante y saludable.

¿Qué productos alimentarios deberían evitar?

Mejor decir no a los alimentos ultra procesados. Es importante evitar los alimentos ultra procesados y ricos en grasas saturadas,azúcares y sal. Estos alimentos suelen ser tentadores para los más pequeños, peroes fundamental educarlos sobre los beneficios de una alimentación saludable y enseñarles a elegir opciones más nutritivas. Opta por snacks como frutos secos, yogurt natural o palomitas de maíz sin azúcar añadida puede ser una alternativa saludable y sabrosa.Es preferible optar por snacks como frutos secos, yogurt natural o palomitas demaíz sin azúcar añadida puede ser una alternativa saludable y sabrosa.

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